No lo verá de inmediato. No hablará de ello ni mencionará su estado sólo porque quiera hablar de algo.
Piensa demasiado. Sufrirá en silencio, luchando con millones de preguntas y escenarios en su cabeza, pero desde fuera, parecerá que está perfectamente bien.
Su superficie es fresca y relajada. Cuenta chistes y también se ríe de los tuyos. Pero su mente va a toda marcha por debajo de todo eso. Y no te darás cuenta nunca, a menos que te fijes bien.
Cuando quieras besarla, no le temblará la boca ni le temblarán las manos.
Cuando la llames sólo porque la echas de menos, su voz no coincidirá con su interior. No parecerá asustada y confusa.
Pero eso no significa que sus inseguridades y sus pensamientos exagerados no estén presentes. Lo están, todo el tiempo en tu relación, pero ella lo esconde muy bien. Aunque hay momentos en los que pierde el control.
Hay veces en que ocurre algo y su ansiedad saca lo mejor de ella. Si no prestas atención, no lo verás porque para ti es muy pequeño e insignificante.
Pero si echas la vista atrás y recuerdas todas las veces que parecía un poco distraída y si sabes lo que le preocupa, entonces todo estará claro.
Verás todas las cosas "pequeñas" que suceden, pequeñas sólo desde tu perspectiva ahora, y tendrán un significado totalmente diferente. Ya no serán tan pequeñas. Serán enormes.
Te hará millones de preguntas. Buscará aprobación y seguridad.
Se preocupará por lo que tú llames irrelevante, pero para ella lo es todo. Tú no miras el mundo con los mismos ojos que ella.
No duerme porque su conciencia no se lo permite.
Porque tiene algún asunto pendiente, algo a lo que no obtuvo respuesta, algo que aún no ha resuelto. Se la comerá viva, y tú estarás profundamente dormido a su lado sin preocuparte de nada.
No tendrás esos problemas. No eres de pensar demasiado. Duermes bien.
Empezará a cambiar. Perderá a la persona que es porque su ansiedad irrumpirá como un huésped no invitado, alguien que no le gusta a nadie, pero que no puedes hacer que desaparezca.
Vive con ansiedad y no puede hacer que desaparezca. La tiene y tiene que luchar contra ella. A veces, ni siquiera sabe que está ahí.
A veces está tranquila, pero otras es la ansiedad la que la define. Toma el control de su vida y de cada una de sus decisiones.
Lo ve, pero no puede evitarlo. Sabe que está arruinando su felicidad y su vida, pero no puede ahuyentarlo.
Así que si quieres salir con ella, tienes que saber que no va a ser fácil. Si no estás preparado para ella, ni te molestes en hacerle perder el tiempo.
No es como salir con todas esas mujeres con las que has salido en el pasado. Nada será fácil ni sencillo.
Tu comportamiento habitual no servirá. Si te preocupas por ella, tendrás que intentar comprenderla y calmarla cuando la ansiedad se apodere de ella.
Pero, ella te lo pagará. Te amará como ninguna otra chica lo ha hecho.
Te devolverá todo lo que hagas por ella. Te dará aún más. Te protegerá y te mantendrá a salvo, y su amor por ti nunca morirá.
Hay muchas cosas que tendrás que cambiar cuando salgas con una chica que se lo piensa todo demasiado.
Necesitas saber que hay más en ella que su ansiedad
Ella no es sus síntomas. Su enfermedad no la define. Tienes que actuar con normalidad a su alrededor, pero mostrar un poco más de simpatía.
Intenta comprenderla y sé sensible.
La cosa más pequeña puede despistarla, algo que no representa nada para ti, pero que significa mucho para ella.
Ten corazón y acércate a ella con delicadeza en esas situaciones.
Tienes que ser paciente con ella
La ansiedad llega sin avisar. No puedes anticiparla y no puedes estar preparado para ella.
En un momento puede estar feliz y riendo, pero al siguiente, está deprimida. No está loca ni malcriada.
Ella no es como un niño cuando le quitas su piruleta. Ella no puede elegir cómo sentirse.
Cuando le asalta la ansiedad, se siente como en un profundo océano azul sin tierra a su alrededor. Por mucho que nade y por mucho que quiera llegar a la orilla, no puede.
Puede nadar durante horas, pero está en medio del océano sin tierra a la vista.
Cuando la veas así, dale un poco de espacio. No la molestes con preguntas porque necesita ordenar su mente.
Necesita archivar todos sus pensamientos en el lugar correcto, y entonces decidirá qué hacer a continuación.
No puedes esperar que lo supere.
No puedes esperar que se calme sólo porque tú lo digas. Ponerte de mal humor en estas situaciones es lo peor que puedes hacer porque le provocarás aún más ansiedad.
Ella ve que no puedes soportarlo, que te molesta, y que la retroalimentación que recibe de ti la hace sentir aún peor. La hace pensar demasiado por qué actúas así.
En cada movimiento que hagas mal ella creará cientos de preguntas que la molestarán. No podrá dormir ni comer. La consumirá.
Si pudiera controlar sus ataques de ansiedad, lo haría. Sabes que tiene días buenos, ¿por qué no controlaría los malos si pudiera?
No es que disfrute asustada y dándole vueltas a todo. No es que disfrute arruinando la vida de ambos.
Nunca le digas "supéralo". Nunca.
Dile que vas a estar ahí para ella.
En la ansiedad la hace prisionera en su propia mentepierde el control. Así que no te enfades si te hace una pregunta tras otra.
Tiene la sensación de que te está perdiendo. Su ansiedad es la principal culpable de ello.
Le perturba la mente. Le hace sentirse indeseada y fea. Le hace sentirse menos digna.
Al responder a sus preguntas y satisfacer su curiosidad, le das la seguridad de que no piensas irte a ninguna parte. Que estás en esto para siempre.
Tienes que escucharla
Tienes que estar a su lado cada vez que te necesite. Tienes que dejarla hablar porque en los momentos en que piensa demasiado, tiene que hablar.
Tiene que sacárselo de encima.
No finjas que la escuchas, escúchala de verdad. Tal vez te diga algo realmente importante.
Tal vez, sin saberlo, te dé una pista sobre cómo tratarla, sobre cómo ayudarla.
No dejes pasar esa oportunidad.
No la asfixies
Nunca la presiones para que haga algo para lo que no está preparada. Si ves que está intentando enfrentarse a sus demonios, déjala en paz.
Dale espacio. No la intimides para que te deje entrar.
Ella hablará cuando esté preparada. Si insistes en hablar enseguida sólo por curiosidad, sólo conseguirás que se lo piense más.
Sólo conseguirás que se sienta peor.
Tienes que estar ahí para ella, pero no la presiones para que abra su corazón si no está preparada. Sólo conseguirás ahuyentarla.