A veces, vamos a estar enfadados. La vida no siempre sale como la planeamos, y hay momentos en los que podemos sentirnos fuera de control, como si todo nuestro mundo se derrumbara a nuestro alrededor y no pudiéramos hacer nada al respecto. Esto puede dejarnos en un estado de frustración en el que sentimos que no hay respuestas claras. Cuando nos sentimos frustrados porque una situación está fuera de nuestro control, esto puede desembocar en una ira irresoluble.
Es importante alejarse de ciertas situaciones, circunstancias y relaciones que son simplemente tóxicas. A veces, por mucho que lo intentemos, simplemente no somos compatibles con el entorno que nos rodea o con las personas que hemos permitido que entren en él. Lo mejor que podemos hacer cuando empezamos a sentir que una persona, un lugar o una cosa nos absorbe la energía es alejarnos por completo del problema. Si hemos actuado con la diligencia debida, dando todos los pasos posibles para encontrar una solución, y no hay ningún método capaz de llenar el vacío, entonces tenemos que alejarnos.
La regla general debería ser que cualquier circunstancia en la que sintamos que estamos dando demasiado de nosotros mismos y de nuestros recursos con poco a cambio debería ser eliminada por completo de nuestra vida. No podemos aferrarnos a la toxicidad. Nos consume por completo.
Mientras tanto, hay cosas que podemos hacer para intentar resolver los problemas de forma productiva, en lugar de vivir en una especie de limbo enfadado. La clave es la comunicación abierta. Pero el mero hecho de poder comunicarse abiertamente con otra parte no garantiza que haya suficiente capacidad para ponerse de acuerdo o, al menos, llegar a un término medio. También hay una clara diferencia entre lo que se considera una comunicación relacional "normal" y el comportamiento sociópata.
Las personas sin trastornos de conducta subyacentes tienen la capacidad de ser empáticas. También tienen la capacidad de mirarse a sí mismos detenidamente en lugar de echar siempre la culpa a los demás, aunque les duela hacerlo. Algunos tienen el valor de expresarlo en voz alta, mientras que otros se autocritican en silencio, pero se autocritican de todos modos, y esto es visible en sus comportamientos y gestos.
¿Qué significa esto?
Esto significa que si tienes una discusión acalorada con alguien que te importa mucho, que realmente te quiere lo mismo que tú, puede que ambos os enfadéis y os sintáis heridos, pero aun así os alejaréis y lo analizaréis internamente, averiguando qué fue mal. Si tienes esa misma discusión acalorada con alguien que es sociópata, no sólo ansiará el subidón de adrenalina que provoca, sino que carecerá de la capacidad de mirar en su interior y comprender que es una calle de doble sentido. Se encogerán de hombros ante tales situaciones como si no fueran gran cosa y seguirán con su día. Estos individuos también pueden pasar de una ira espantosa a una sensatez total en un momento, como si nunca hubiera pasado nada importante.
¡Cuidado con el individuo que hace esto! No es un comportamiento normal. No deberías quedarte al aire, sintiéndote completamente agotado y descontento por una confrontación mientras tu pareja actúa como si no pasó nada. Esto es una enorme bandera roja y un claro indicio de alguien mentalmente enfermo.
Pero en la mayoría de las circunstancias, la resolución eficaz de conflictos implica la capacidad de comunicarse abiertamente, exponiendo tu versión de los hechos y escuchando activamente la suya, para luego decidir qué hacer al respecto para seguir adelante. Los gritos pueden ser el preludio. Sin embargo, con el tiempo, ambos deberían ser capaces de calmarse lo suficiente como para mantener una conversación madura si, en el fondo, se preocupan por los sentimientos del otro.
A veces, tenemos que utilizar recursos que probablemente nos enseñaron en la infancia hasta bien entrada la edad adulta, como tomar un tiempo de espera y pasar de "actuar primero, pensar después" a lo contrario. Si estamos muy enfadados y no nos atrevemos a resolver la situación con alguien a quien queremos porque no estamos de acuerdo con su versión de una discusión, porque creemos que no podemos expresar adecuadamente nuestra opinión o porque pensamos que nos van a cortar antes de que tengamos la oportunidad de hacerlo, siempre podemos escribir también nuestros sentimientos. No debería ser la primera opción si podemos evitarlo, pero escribir nuestras emociones y transmitírselas a la persona a la que van dirigidas puede inducir a la curación.
Escribir también nos ayuda a ordenar nuestras ideas y a comprender dónde nos hemos pasado de la raya, a la vez que eliminamos puntos legítimos. Podemos escribir algo, tacharlo o borrarlo, y volver a redactarlo si es necesario. Esto es mucho más difícil de hacer verbalmente. Y ayuda a la persona que nos ha herido a darse cuenta de que nos importa y de que queremos expresarlo, aunque no podamos hacerlo cara a cara.
Sea cual sea tu método para solucionar las cosas, recuerda que intentarlo es saludable y fomenta la importancia de la interacción positiva. Es un paso en la buena dirección. Pero hay que saber cuándo es suficiente y hay que alejarse. Es hermoso amar plenamente a los demás, pero tenemos que acordarnos también de amarnos a nosotros mismos.