Dicen que cuando amas a alguien incondicionalmente y con todo tu corazón, quieres que sea feliz, aunque esa felicidad no te incluya a ti.
Quieres que tengan todo lo mejor en la vida, pase lo que pase.
No sé si nunca te quise lo suficiente o si soy demasiado egoísta, o tal vez me hiciste demasiado daño.
Pero adivina qué: no quiero que tu vida esté en perfecto orden.
Tal vez soy una mala persona porque no puedo encontrar la fuerza en mí para perdonarte y olvidar todo lo que me hiciste.
No obstante, al menos soy sincero.
Al menos no pretendo ser esa alma misericordiosa que devuelve las flores a quienes le tiran piedras.
No estoy fingiendo. No estoy actuando que puedo ser el hombre más grande y darle todas mis bendiciones cuando en realidad, estoy maldiciendo el día en que naciste.
No, no te odio. Al menos, ya no.
Ha pasado demasiado tiempo desde que me rompió el corazón y destruyó todo mi ser para que aún me consuma el resentimiento.
Soy perfectamente consciente de que no te mereces nada bueno.
No, no me vengaré de ti porque no quiero darte ni una migaja más de mi atención.
Sin embargo, esperaré que el karma se salga con la suya y que la vida le castigue por todas sus fechorías.
No quiero que sigas viviendo a pesar de matarme espiritualmente.
No quiero que estés en paz a pesar de que yo no esté a gusto, y no quiero que sonrías mientras las lágrimas no me dejan dormir por la noche.
No quiero que encuentres tu felices para siempre, mientras me dejas para siempre traumatizada y convencida de que no estoy hecha para ser amada.
No quiero que envejezcas despertándote junto al amor de tu vida, mientras mis pesadillas me persiguen.
En cambio, quiero que te arrepientas. No quiero que te arrepientas de todo lo que me hiciste porque espero que me quieras de vuelta.
Sólo quiero que sientas cada gramo de dolor que yo sentí. Llorar cada lágrima que lloré y ser dañado por cada trauma que me causaste.
Llámame inmaduro, malvado y vengativo, pero la verdad es que quiero que me veas en mi mejor momento, mientras tú estás en tu peor momento.
Quiero que me mires desde abajo, mientras yo me elevo a lo más alto.
Sé que eres un patético hombrecillo cuyo ego no soportaría el hecho de que no consiguieras destruirme.
En chico inseguro que moriría en cuanto viera que he triunfado sin ti.
Y te prometo que eso es exactamente lo que ocurrirá: Yo prosperaré y tú pasarás por un infierno.
Te comerá vivo cada vez que veas que lo he conseguido sin ti, cada vez que me veas sonreír a pesar de la vida y cada vez que oigas hablar de mi felicidad.
Te consumirá la ira cuando te des cuenta de que fracasaste al romperme y de que logré recomponer los pedazos aplastados de mí misma.
Una vez que veas que finalmente me convertí en la mujer que siempre soñé ser.
Que logré encontrar la luz en la oscuridad que dejaste y que superé los traumas que causaste.
Te morirás de envidia cada vez que cojas el móvil y veas que no hay ninguna llamada perdida mía.
Cada año, el reloj marca la medianoche de tu cumpleaños sin que yo esté allí para sorprenderte.
Te consumirá el arrepentimiento cada vez que intentes llamarme, sólo para ver que ya no estoy disponible.
Cada vez te das cuenta de que no estoy allí, esperando pacientemente a que vuelvas.
Espero que pases por un infierno cuando llegues a la devastadora conclusión de que en realidad nunca te necesité, eras tú quien me necesitaba a mí todo el tiempo.
Y ahora, me has perdido para siempre.
Te prometo que te arrepentirás cuando te des cuenta de que me elegí a mí mismo antes que a ti.
Te prometo que aprenderás a apreciar mi presencia cuando sientas mi ausencia.