Todos somos difíciles de querer a veces. Todos tenemos días buenos y malos y eso está bien. Lo que no está bien es que la hagas sentir que no la quieres.
No estaba bien hacerla caminar por la vida pensando que no merece amor por ser quien es.
No sabías cómo amarla, así que le echaste la culpa a ella. No podías seguirle el ritmo, así que tenías que hacerte la víctima, y ella tenía que ser la perjudicada.
El secreto es que ella es más que adorable, simplemente no eras la indicada.
Dices que tenía una actitud. No la tenía. Simplemente no quería dejar que atenuaras su voz.
No se callaba sólo porque tú necesitabas que se callara. Si te equivocaste, deberías saber que te equivocaste.
Dices que creó problemas de la nada. No lo hizo. Ella causaba problemas cuando tú te comportabas como un imbécil.
No toleró tus juegos ni permitió que la tomaras el pelo. Está bien que salgas con tus amigos, pero no está bien que no le devuelvas las llamadas o ignores sus mensajes durante horas.
Dices que siempre estaba ocupada. No lo estaba. Sólo perseguía sus sueños. Siempre tenía tiempo para ti.
Respondía a tus llamadas, te contestaba cada vez que eras el primero en mandarle un mensaje y tenía tiempo para escuchar tu drama. Pero dedicaba mucho tiempo a su carrera y eso te molestaba.
Querías que dependiera de ti para poder dirigir su vida. Por eso tenías la necesidad de hacerla sentir culpable por ser tan buena en lo que hacía.
Dices que no te prestó suficiente atención. Lo hizo. Ella era la que organizaba tus cenas.
Ella era la que elegía qué película debías ver y la que siempre te sacaba de casa. Sabía lo que te gustaba y lo que no.
Congeniaba con tus amigos y tenía una solución para cada uno de tus problemas. En caso de que no la tuviera, estaba ahí para escucharte y cuidarte.
Dices que era imposible amarla. Tal vez para ti.
Porque no pusiste suficiente esfuerzo en tu relación. Ella no era adorable porque no podías manejarla.
Pero no era antipática. Era la persona más fácil de querer. Quería tu atención y tu comprensión.
Quería que te esforzaras más y que la aceptaras tal como era. No necesitabas cambiarla. Estaba bien como estaba.
Querías adaptarla a tu propio esquema. Pero sería una pena.
Porque será amada por alguien que sabe cómo amarla. Por el camino, conocerá a alguien que no pensará que el mundo gira a su alrededor.
Encontrará a alguien que la haga sentir que ella es todo el mundo para él. Afortunadamente para ella, tú no eres ese tipo.
Porque, entre los dos, usted ...era la antipática.