Un monógamo en serie es alguien que salta de una relación inmediatamente a otra.
No soportan estar solos y, sin embargo, tienen un problema con el compromiso que no están dispuestos a admitir.
Es diferente de ser promiscuo porque no cambian de pareja sin pensar sólo por el sexo.
Prefieren estar en una relación de tipo tradicional, pero desgraciadamente no se toman tiempo para reflexionar sobre sus relaciones anteriores, por lo que siguen cometiendo los mismos errores una y otra vez.
No intentan trabajar sus inseguridades y problemas, sino que creen que entablar una relación con una nueva persona resolverá sus problemas.
¿Te suena familiar? ¿Te has sorprendido alguna vez haciendo lo mismo, saltando de una relación a otra sólo para descubrir que la siguiente persona era un rebote?
Aquí tienes 7 señales de que podrías ser un monógamo en serie:
1. Inicia relaciones de forma rápida y sencilla
Parece que las cosas de las relaciones te vienen fácilmente. No tienes problemas para encontrar una persona con la que salir y sueles comprometerte demasiado pronto.
No te lo piensas dos veces a la hora de llamarles novio o novia.
Una vez que estás con ellos, quieres saberlo todo. Se convierten en el centro de tu universo. Disfrutas conociéndolos y a ellos tampoco parece importarles.
2. No recuerdas la última vez que estuviste soltero más de unos meses
Cada vez que tu relación termina, no te das tiempo para llorar y reflexionar sobre las cosas que llevaron a la ruptura.
En lugar de eso, te encuentras buscando a alguien nuevo que te distraiga de tu relación anterior. Aunque no reconozcas ese patrón de inmediato, si echas la vista atrás podrás verlo con claridad.
¿Cuál ha sido el periodo más largo que has estado soltero? Piensa en ello.
3. No te gusta la idea de salir con alguien
No te gusta el concepto de salir con alguien. Quieres ser exclusivo con una persona y no te gusta la idea de tener citas con más de una persona.
Estar comprometido y cerca de una persona es lo único que te interesa. El problema es que no dura.
4. Poco después de cada ruptura, siempre encuentras a alguien que te gusta y terminas en una relación
A las personas que están acostumbradas a estar en pareja y les encanta comprometer su vida con otra persona les cuesta mucho estar solteras.
Acabas de encontrar a otra persona estupenda que te gusta y has decidido darle una oportunidad. ¿Y por qué no?
5. Eres romántico e idealista
El problema es que realmente crees que las cosas serán diferentes con personas diferentes. Muchas personas adorables, románticas y muy idealistas tienen el mismo problema.
Están obsesionados con el amor, pero no reconocen los problemas prácticos de una relación o se decepcionan con facilidad.
No es que estar con personas diferentes no vaya a ser diferente y mejor, es que para que la relación funcione primero tienes que trabajar en ti mismo.
En otras palabras, tienes que reflexionar sobre todo lo que no estuvo bien en tu relación anterior y aprender de ello antes de entrar en otra. Tienes que ser responsable y autocrítico.
6. Te encanta estar en una relación, pero siempre tienes miedo de dar el siguiente gran paso
Ya hemos mencionado el hecho de que te gusta tener pareja, pero hay algo que no te gusta de las cosas muy serias (por ejemplo, casarse).
Te pones nervioso y empiezas a cuestionar tu relación, y esto suele deberse a que das todos los pasos demasiado rápido, sin darte tiempo para pensar y, posiblemente, curarte.
7. A veces, cuando miras atrás y ves a tus ex, no entiendes por qué te gustaban.
Cuando echas la vista atrás a tu historial de ex, a veces te preguntas qué demonios viste en esos chicos. Son todos tan diferentes y mirándolos desde tu perspectiva actual no recuerdas por qué te gustaban.
Casi parece que nunca estuviste enamorado de ellos. ¿Podría ser cierto?
No tengas miedo a la soltería
Si te reconoces en alguno de estos signos, no te decepciones. No es algo que no puedas controlar.
Lo que tienes que hacer es admitir tus errores e intentar ser más consciente. Antes de iniciar una nueva relación, pregúntate si estás preparado.
La madurez viene de la autorreflexión, y de la madurez viene el amor real y duradero.