Sé que crees que eres lo suficientemente fuerte como para arreglarlo. Sé que crees que tienes suficiente energía para luchar.
Sé que crees que tienes suficiente amor para los dos. Pero tus fuerzas flaquearán, tu energía se agotará y tu amor se agotará porque no puede sobrevivir sin reciprocidad.
Te estás aferrando a algo que tenías y que ya no existe. Te estás aferrando a la imagen del hombre que solía ser.
Esperas poder volver a ser como antes, que él vuelva a ser el mismo hombre amable y cariñoso que era. Pero ese hombre ya no está ahí. Ahora estás con alguien a quien ya no reconoces.
Se volvió distante. Desinteresado. Casi nunca tiene tiempo para ti e incluso cuando lo tiene, es sólo una sombra del hombre que una vez conociste.
Cuando hablas con él, sigue haciendo promesas que nunca cumple. Necesita tiempo para enderezar su vida.
Ahora mismo está pasando por una mala racha y por eso te trata mal. Será el hombre que te mereces si le das un poco de tiempo.
Pero si lo miras bien, llevas una eternidad esperando y nada ha cambiado. No deberías ser tú quien pague el alto precio de sus problemas.
No deberías sufrir porque él sea desgraciado. Haces lo imposible por complacerle, pero nunca es suficiente.
Está tan acostumbrado a su papel de víctima que a estas alturas de vuestra relación siempre se le malinterpreta y siempre eres tú la culpable.
Pero sigues aguantando. Sigues dándole trozos de ti para que se sienta mejor.
Estás anteponiendo su felicidad a la tuya. Lo que no te das cuenta es que no puedes arreglar a alguien que no quiere ser salvado.
Y si te quedas y tratas de arreglarlo, nada te cortará tan profundo como esos pedazos suyos destrozados. Nada te hará más daño.
Su quebranto y su insatisfacción con su vida no tienen nada que ver contigo, aunque a veces te haga sentir así. Tienes la sensación de que es tu responsabilidad ayudarle, pero no puedes ayudar a un caso perdido.
No puedes hacer su trabajo por él. El cambio sólo llega a aquellos que lo aceptan en sus vidas. Y él está claramente acostumbrado a que las cosas sean como son.
Lo único que deberías hacer es quererle hasta que se arregle. Eso es lo que hace la gente en relaciones normales y sanas.
Se apoyan mutuamente y permanecen en las buenas y en las malas. Por eso no debes mirar sus problemas como si fueran tuyos.
No deberías luchar batallas que no son tuyas. No deberías dejar que te utilice de esa manera.
¿No te das cuenta de que alguien en su lugar daría gracias a Dios por tenerte? Tener a alguien que se preocupa tanto.
Alguien que me apoye. Alguien que se quede pase lo que pase. Pero él no es ese alguien. Da por sentados tus esfuerzos y no te aprecia tanto como debería.
Que intentes arreglarle a él, que intentes arreglaros a los dos, probablemente esté empeorando las cosas. Sólo te estás moviendo en círculos de algo insano, de algo unilateral y totalmente codependiente.
Te descuidaste. Antepusiste sus necesidades a las tuyas y olvidaste que mereces que te quieran con la misma intensidad.
Te mereces a alguien que te apoye tanto como tú a él. Alguien que esté a tu lado cuando lo estés pasando mal.
Alguien con quien compartir tus risas y tus victorias. Alguien que te deje entrar por completo.
Alguien que sepa dar tanto como recibe. Ahora no tienes eso.
Si te quedas y luchas un poco más, sólo te destruirá emocionalmente. Te quitará tanto que no tendrás nada que darte a ti misma.
Probablemente ya estés al límite. Su estado de ánimo no le da derecho a tratarte mal.
No deberías soportarlo todo sólo porque amas profundamente.
El amor no debe consistir sólo en sacrificio. El amor debe ser algo en lo que ambos estéis implicados, algo mutuo.
Deberías ser capaz de ver sus esfuerzos, su inversión, su determinación por mejorar las cosas para ambos. Si eres el único que lo intenta, el único que arregla las cosas, no es amor, es tortura.
No te quedes en un sitio donde no te aprecien. No temas pasar página en un libro completamente nuevo.
Mereces ser el todo de alguien. Mereces que te vean, te escuchen y te cuiden. Mereces que te traten con respeto.
Te mereces el calor que aporta una relación satisfactoria. Mereces que te quieran.
No malgastes tus días intentando arreglar a alguien o algo que está roto sin remedio. Sólo conseguirás hacerte daño a ti mismo.