Ya no se encariña porque aprendió la lección de su vida sobre personas que la abandonarán por mucho que las quiera.
Sabe que el amor no basta para vivir una vida feliz y que hay que dar un paso más para sentirse bien en la propia piel.
Ya no se encariña por todos sus ex que dijeron que la amarían hasta el día de su muerte pero la apuñalaron por la espalda en cuanto se dio la vuelta.
Se dio cuenta de que no puede confiar en la gente tan fácilmente y que si quieren su confianza tienen que ganársela.
Ya no se encariña por culpa de todas sus amigas del pasado que eran demasiado cobardes para decir que estaban celosas de ella, así que jugaban a un juego furtivo en el que ella era la única perdedora.
Ya no se encariña porque aprendió a quererse a sí misma.
Aprendió que ella debe ser la máxima prioridad para sí misma y que si los demás quieren estar al mismo nivel que ella, tendrán que trabajar duro para conseguirlo.
Finalmente se dio cuenta de que no todas las personas son buenas y honestas como ella, y que algunas de ellas en realidad quieren verla hundirse en lugar de tenderle una mano de salvación.
Ya no se encariña porque no quiere ser el único que se preocupa en una relación.
Aprendió que algunas personas están en su vida sólo para darle una lección y que debe dejarlas marchar si no hacen ningún esfuerzo para que las cosas funcionen.
Ya no se encariña porque aprendió que nunca será verdaderamente feliz si hace eso.
Volverá a cometer el mismo error dejando entrar a gente en su vida, donde en un abrir y cerrar de ojos le harán daño como antes.
Ya no se encariña porque no quiere acabar llorando.
No quiere ser la única que se preocupa por la gente. También quiere que la cuiden.
Quiere que alguien la trate como ella trata a los demás: con mucho amor y respeto.
Ya no se encariña porque sabe lo que vale.
No quiere conformarse con menos de lo que merece, así que no deja que nadie entre en su vida. Ese fue un error que cometió una sola vez. Y no es tan tonta como para cometer el mismo error dos veces.
Se dio cuenta de que algunas personas simplemente no merecen formar parte de su vida, así que las dejó marchar. Y eso fue lo mejor que ha hecho por su felicidad.
Ya no se encariña porque todavía está rota.
Y la gente rota no confía tanto en los demás. Sólo necesita tiempo para sanar su corazón de una mala experiencia amorosa.
Necesita volver a sentir que es digna. Necesita sentirse la antigua ella, la que es más que suficiente.
Ya no se encariña porque finalmente se dio cuenta de que el mayor acto de amor es dejar ir a la persona amada.
Porque él nunca sería verdaderamente feliz con ella. Ella sabe muy bien que el amor no puede arreglar las cosas, sólo puede hacerlas más bonitas.
Por eso, a partir de ahora, su misión en la vida es salvarse y volver a ser la de antes.
