Me hiciste daño. Me hiciste daño hasta el punto de que no soy capaz de verme como me veía antes de que entraras en mi vida. Me convertiste en la persona que soy hoy y no soy alguien de quien me sienta orgullosa. Llegaste a mi vida como un huracán, rompiéndolo todo a tu paso y las secuelas que dejaste no parecen bonitas.
Todo está oscuro y será difícil volver a convertir los pedazos destrozados en una imagen completa.
Me hiciste cuestionar el amor. Cada vez que conozco a un hombre nuevo, pienso en ti y... Lo comparo contigo. Cuestiono su comportamiento y aunque me diga que me quiere, nunca más lo creeré. O al menos me llevará mucho tiempo ver el amor desde una perspectiva totalmente nueva. Porque cuando afirmó que me amaba, pensé que el amor debía ser así, que tenía que doler.
Me hiciste creer que esforzarse podía ayudar a que todo fuera mejor. Aunque me doliera tanto, pensé que si me esforzaba lo suficiente y si trabajaba en nuestra relación lo suficiente como para que pudiera sobrevivir, que podríamos hacer que funcionara.
Pensaba que si te quería lo suficiente podrías superar lo que fuera que tenías entre manos. Pero no podía estar bien cuando la única persona que se esforzaba en la relación era yo. No te lo pensaste dos veces a la hora de dejarme hacer todo el trabajo sucio.
Te perdoné todo. Todas las veces que llegabas a casa oliendo a otra mujer y todas las veces que me decías que era una carga para ti, te lo perdonaba todo, pensando que probablemente era culpa mía de todos modos.
Incluso cuando me insultabas y me agarrabas el brazo hasta llenarlo de moratones, te perdonaba. Porque pensaba que me lo merecía, que el problema era yo.
No era lo suficientemente bueno para ninguno de los dos. Me dijiste que yo era normal, que el mundo sería igual sin mí y que nadie me echaría de menos (porque seguro que tú no lo harías). Tú misma me lo hiciste creer. Cada pequeña palabra que me decías me hacía creer que no era lo bastante buena y que nunca lo sería. No sólo para ti, sino para el mundo.
Lo dejé todo. Renuncié a todo lo que amaba y me apasionaba, porque me decías que no tenía sentido. Cuando te enfadabas, escondía todas mis cosas preciosas, porque antes, cuando te enfadabas, quemabas todos los regalos que recibía de mi familia.
Me hiciste renunciar a la idea de que volvería a tener algo que me recordara a mi abuelo o algo a lo que pudiera aferrarme en el futuro. YMe dejaste vacía. Sin nada. Sin mí misma.
¡¿CÓMO PUEDES DORMIR SABIENDO TODO ESTO?!
Por la noche, antes de dormirte, ¿te acuerdas de mí? ¿Te acuerdas de algo? ¿Te duele? ¿Te ha dolido alguna vez? Siempre fuiste tan frío cuando te rogaba que me hablaras, cuando intentaba que dejaras de hacer todo eso. No tuve oportunidad. No tenía ninguna oportunidad cuando trataba con alguien tan difícil como tú.
La gente literalmente me apartó de ti cuando vieron que había perdido tanto peso, a punto de desmayarme por no comer. Era piel y huesos.
Todavía me estoy recuperando. ¿Puede alguien realmente recuperarse de ti? ¿De la forma en que me trató? ¿Puedo recuperarme del hombre que creía digno de mis esfuerzos? ¿El mismo hombre que me gritaba hasta que nuestros vecinos llamaban a la policía?
No hay nada que puedas hacer para mejorar esto. Ahora sólo puedo ayudarme a mí mismo. Llevará tiempo, mucho tiempo. Pero aunque se necesiten años para que me sienta mejor, al final sabré que me he hecho más fuerte y que puedo conquistar lo que la vida me depare. Hasta entonces, no quiero saber qué estás haciendo, no necesito saber si estás bien. Porque a ti tampoco te importa cómo me va.