Lo entiendo. A veces... tu soledad saca lo mejor de ti y simplemente cedes.
Haces lo único que te prometiste que nunca harías. Le dejas volver a entrar.
Te sientes débil, solo y desdichado. Necesitas que esta sensación de pavor desaparezca y lo necesitas ya.
No te mereces estar solo más. No te mereces sentirte la única persona del planeta que no consigue hacerlo bien.
Quieres tu final feliz. Sabes muy bien que te lo mereces.
Y después de tantas noches desesperadas y solitarias de llorar hasta quedarte dormida y ahogar tus penas en vino y chupitos, coges el teléfono y le llamas.
Sabes que es un error. Sabes que es malo. Sin embargo... dices, "¡A la mierda!'' y marca ese número que tristemente aún te sabes de memoria.
Te odias por ello, pero el daño ya está hecho.
Responde al primer timbrazo, como si de algún modo hubiera previsto que llamarías... y ya está de camino.
Empiezas a entrar en pánico.
¿Qué coño acabas de hacer? ¿Cómo es que traerlo de vuelta a tu vida va a ayudarte de alguna manera?
Tardé meses en reunir fuerzas para salir de esa relación.
Fueron necesarias muchas conversaciones difíciles con tu mejores amigos para finalmente ayudarte a verlo como el imbécil tóxico que es.
Y ahora mismo... lo estás tirando todo por la borda por una inconsolable y débil noche.
¿Merece la pena? ¿O has tocado fondo?
Ambos sabemos cómo te sentiste la mañana siguiente.
Sentiste que te traicionaste a ti misma por una noche de sexo (probablemente) increíble con un ex que es todo tipo de cosas malas para ti.
Es como si todo el esfuerzo que pusiste en encontrarte a ti misma después de dejar su lamentable culo se hubiera ido al garete.
Y ahora tienes que hacerlo todo de nuevo.
Este escenario me resulta muy familiar. Ya lo he vivido.
Conozco el dolor. Entiendo la agonía de dejar que el imbécil de tu ex vuelva a tu vida después de haber tardado tanto en curarte tras haberlo dejado.
Y sé de buena tinta que no merece la pena.
Pasar por una ruptura ya es bastante desagradable.
No puedes obligarte deja de quererlo sólo porque de repente ves que es un desperdicio tóxico de aliento.
Claro, sabes que no es bueno, pero maldita sea... ¡todavía amas a ese imbécil!
Te odias por admitirlo pero es así. Y realmente no sabes cómo hacer que ese amor se detenga y superarlo así como así.
Eso no pasa. Tal vez en las películas... pero la vida real es una hija de puta.
Estoy aquí para decirte que realmente simpatizo contigo. Es un asco dejar que tu lado débil saque lo mejor de ti y dejar que el error de tu vida vuelva a tus brazos.
Sí, se siente bien por esa única noche. Es tan reconfortante sentirlo cerca y recordar por qué lo dejaste pasar tanto tiempo.
Sabe cómo hacerte sentir tan bien. Sabe lo que no te gusta. Sabe cómo hacerte sonreír cuando lo único que quieres es odiarle.
Pero en esos momentos, cuando quieras marcar su número y rendirte, recuérdate exactamente quién es.
Es la persona que te causó mucho dolor. Dio por sentado tu amor e hizo lo que le dio la gana, sin importarle cómo te hacía sentir.
Te hizo sentir como una mierda cuando diste a conocer tus sentimientos.
Te hizo parecer una reina del drama por querer que él reconociera tus sentimientos de una vez.
Lloraste tantas lágrimas por su comportamiento de mierda. Pasaste incontables noches llorando sin hacer ruido para que no te oyera.
Claro, era simpático cuando quería, pero eso era muy raro.
Sólo le ocurría cuando tenía un buen día y no podía evitar tratarte bien debido a su buen humor.
Pero en cuanto las cosas se torcían, se convertía en una persona tóxica a la que ya no reconocías.
Le querías pero ni siquiera entendías por qué.
Y eso es lo que debes recordarte la próxima vez que desees devolverle la llave de tu corazón.
Te tomó tanto tiempo sacarlo de tu vida y de tu cabeza. ¿Por qué ibas a pasar por encima de eso?
Respétate lo suficiente como para saber te mereces algo mejor!
No permitas que una noche solitaria dicte el rumbo de tu vida.
Por la mañana, estarás lleno de remordimientos y te odiarás por lo que hiciste.
Así que no lo hagas. Llama a otra persona y desahógate. Pero no llames a ese número, por mucho que lo desees.
Disminuirá todos los esfuerzos que hiciste y todo el trabajo duro que pusiste en encarrilar tu vida.
Te sentirás bien durante una noche, pero después apestarás durante muchos meses.
No vale la pena. ÉL no vale la pena.
Mejorarás, pero sólo si te mantienes fuerte y borras ese número de una vez por todas.
Tu soledad desaparecerá... ¡pero él nunca dejará de ser una pérdida tóxica de tu tiempo!