En primer lugar, hay que dejarlo claro: todas las parejas se pelean. En segundo lugar, discutir no siempre es necesariamente malo; a veces es solo una forma de fortalecer la relación.
Y en tercer lugar, lo superarás incluso cuando parezca el fin del mundo. No lo es.
Cuando estamos enfadados, es difícil controlar lo que sale de nuestra boca, pero es posible enseñarnos a nosotros mismos algunas formas eficaces de mantener las cosas bajo control.
Sin embargo, cuando el daño ya está hecho, no podemos hacer mucho. Aquí tienes algunos consejos para aliviar la situación.
1. No le des el tratamiento del silencio
Una de las peores cosas que puedes hacer es insistir en el silencio y evitar la comunicación. Ambos debéis daros espacio para reflexionar, tranquilizaros y pensar en todo lo que se ha dicho y hecho.
Sin embargo, eso no significa que no debáis hablar durante mucho tiempo, ya que eso podría acarrear complicaciones y distanciamiento. Ninguno de los dos debe dejar que su el orgullo se interpone.
2. Expresa cómo te sientes
Incluso en el fragor de una discusión, no ocultes a tu pareja tus verdaderas emociones. Si sabes que te sientes celoso, traicionado o tal vez abandonado, dilo.
No importa si no tiene sentido o parece una tontería cuando se pone en el contexto de lo que inició la pelea.
Es difícil que otra persona sepa exactamente lo que sientes.
Puede que lo perciban de forma completamente distinta y, al fin y al cabo, quizá si supieran cómo te hacen sentir ciertas cosas, nunca lo habrían hecho.
No escondas tus emociones y, sobre todo, no las ocultes bajo un enfado sin sentido o palabras groseras e hirientes.
3. Cálmate y no seas testarudo
Después de una pelea, debes hacer todo lo posible por mantener la calma y no dejar que los sentimientos negativos te abrumen.
Cuando te sientas triste o enfadado, intenta recurrir a tu intelecto y racionalizar la importancia del asunto; comprende que las cosas sin importancia se van a olvidar y que tu amor por tu pareja seguirá siendo siempre el mismo.
No te aferres a tu orgullo ni justifiques el comportamiento de tu pareja si está siendo testaruda.
4. Dar y aceptar una disculpa
Esto es muy importante. Pide y acepta disculpas cuando te hayas calmado, pero no lo hagas si no eres sincero. No escondas las cosas debajo de la alfombra, porque eso no lleva a ninguna parte.
En lugar de eso, intenta un enfoque diferente y sé sincero sobre tu estado emocional y mental actual, aunque eso signifique no pedir perdón o no aceptar una disculpa.
5. Encontrar y abordar el problema de raíz y los factores desencadenantes
En lugar de abordar lo que se dijo en un momento de gran enfado, intenta ver a través de esas palabras.
Si tuviste una pelea llena de emociones intensas, intenta detectar esas emociones y su causa.
A veces nuestro subconsciente actúa y ni siquiera nos damos cuenta.
Puede que cosas sencillas de las que nuestra pareja ni siquiera se da cuenta representen un gran desencadenante para nosotros debido a que nuestro subconsciente nos recuerda heridas pasadas que sucedieron en relaciones anteriores o incluso en la infancia.
Cuando abordamos la causa de fondo, la verdadera razón por la que nos enfadamos tanto por algo, ese es el momento en que podemos seguir adelante.
La comunicación es importante, pero lo más importante es la comprensión.
6. Perdónate a ti mismo
Siempre que somos groseros con nuestro ser querido, nos sentimos culpables después. Es un sentimiento que nos destroza el alma.
Sin embargo, debemos recordar que todo tiene solución con el suficiente esfuerzo. Nadie es perfecto, ni nosotros ni nuestra pareja.
Lo importante es mostrar interés y voluntad de cambiar las cosas y a nosotros mismos para mejor.
7. Trabajar para mejorar la relación
Tras la reconciliación, no te olvides del problema. Acepta lo ocurrido y háblalo todo, aunque dure unos días.
No es raro que después de pelearse, una pareja se vuelva aún más unida y eso se debe a que aprenden sobre los desencadenantes del otro.
Al fin y al cabo, las discusiones significan que la otra persona te importa, que te comunicas de verdad, que tu relación está viva.
No tengas miedo de discutir mientras sigáis aprendiendo unos de otros.
