Desde que tienes memoria, has estado atrapado en los mismos patrones tóxicos de relación.
Ni siquiera sabes por qué, pero de alguna manera siempre ha acabado igual con todos los hombres con los que has salido.
Conoces a un chico y, al principio, todo parece ir genial.
Sin embargo, pronto te das cuenta de que, por alguna razón, no está emocionalmente disponible.
Ves que su corazón está herido, que está rotoy que necesita curación.
Quizá haya vivido una experiencia dolorosa en sus últimas relaciones, quizá haya tenido una infancia traumática.
O quizá sólo le gusta fingir ser ese tipo duro que se niega a abrirse y mostrar emociones.
Tal vez se enfrenta a una adicción. Tal vez se encuentre en una mala racha y no consiga sacar su vida de un punto muerto.
De cualquier manera, siempre quedas atrapada con hombres que necesitan tu ayuda con algo.
Por supuesto, la mayoría de las chicas correrían por sus vidas en el momento en que se dan cuenta de esto.
O darían a estos hombres algo de tiempo para recomponerse, pero se mantendrían al margen de su proceso de curación.
Pero tú no. No dejarías a un hombre en problemas, ¿verdad?
Así que, en lugar de perder el interés, te enamoras aún más de este tipo.
Lo ves como tu gran proyecto y decides poner todas tus fuerzas en ayudarle a ser mejor.
Al mismo tiempo, te ves como una especie de supermujer.
Te convences de que eres el único que tiene lo necesario para salvarlo.
Después de todo, no puedes dejar a este tipo colgado, ¿verdad? Es un alma perdida y no tiene a nadie que le eche una mano salvo a ti.
Así que te encargas de sacarle de sus tinieblas. Tu misión es llevarle a la luz y poner su vida en orden.
Desde que tienes memoria, ha sido así.
Es como si fueras un imán para hombres rotos que necesitan reparación.
Sin embargo, ¿qué ganas tú con ello? Das y das constantemente sin recibir nada a cambio.
Por supuesto, todo esto te agota. Afecta a tu salud mental y te deja cansado y agotado.
Además, no hay posibilidad de tener una relación sana en este tipo de condiciones.
No puedes centrarte en construir un romance ya que estás demasiado ocupado intentando curar a tu pareja.
En lugar de ser la novia de este tipo, te conviertes en todo lo demás: su consejera, guía, madre, asesora, terapeuta...
Bueno, déjame decirte una cosa: no es tu trabajo reparar hombres rotos.
No es tu trabajo criarlos, curar sus traumas o convertirlos en mejores personas.
No es tu deber cargar sobre tus hombros el peso de su carga emocional.
No es tu misión salvarlos o guiarles por la vida.
No eres el responsable de sus problemas, así que tampoco deberías ser el que los solucione.
Además, no podrías hacerlo aunque quisieras. Acuérdate: No puedes salvar a un hombre que no quiere ser salvado.
No puedes mostrarle el camino si él no quiere verlo. No puedes abrir su corazón al amor si es él quien ha decidido apagarlo.
No puedes pegar sus pedazos rotos ni cambiar su esencia.
Y lo que es más importante, no puedes hacer feliz a nadie si no se siente así contigo o sin ti.
Después de todo, la mayoría de estos chicos ni siquiera están emocionalmente dañados - son sólo gilipollas que se aprovechan de tu corazón bondadoso.
Así que, por favor, deja de hacer todo esto. Date cuenta de que sólo te estás haciendo daño a ti mismo mientras que en realidad no les estás ayudando en nada.
Recuerda: no es egoísta ponerte a ti primero. No es egoísta alejarse de los que no pueden darte lo que necesitas y mereces.
En lugar de perder todo tu tiempo en criar a chicos inmaduros que no tienen ni idea de lo que quieren de la vida, céntrate en hacerte sentir mejor a ti misma.
En lugar de poner toda tu energía en curarlas, céntrate en encontrar un hombre de verdad que pueda ir contigo hombro con hombro por la vida.
Espera a un hombre que no resolverá mágicamente tus problemas pero que tampoco esperará que arregles el suyo.
Un hombre que corresponda al esfuerzo que le dedicas y que no se limite a utilizarte hasta que ya no te necesite.