Estar casada ha traído nuevas experiencias a mi vida que he intentado sortear. Luego llegaron también los niños y mi mundo se puso patas arriba.
Fue difícil aprender a equilibrar el cuidado de mis seres queridos y no olvidarme de mí misma. Toda mi vida giraba en torno a mi familia y nunca vi nada malo en ello. Hasta que un día me di cuenta de que mis únicas identidades eran ser esposa y madre.
Me sentía vacía, agotada y necesitaba desesperadamente dedicarme algo de tiempo a mí misma. y las cosas que me hacían una persona única antes del matrimonio. Mi terapeuta me recomendó tomar algunas clases de amor propio y, sinceramente, pensé que era una pérdida de tiempo.
Después de pensarlo un poco, me di cuenta de que no tenía nada que perder y decidí hacer algo exclusivamente para mí después de muchos años, así que seguí el consejo de mi terapeuta.
El cambio no se produjo de la noche a la mañana, pero poco a poco transformó mi vida y mi matrimonio. Ahora pienso toda mujer casada debería tomar clases de amor propio al menos una vez en la vida. Los beneficios son muchos y estos son solo algunos de ellos.
1. Redescubres quién eres
Hace unos años, ya ni siquiera recordaba quién era. Era como si hubiera perdido por completo algunas partes de mí.
Seamos realistas. Con todas las tareas de la lista, el trabajo, los niños y el hogar, ¿quién tiene tiempo para sí mismo? Las clases de amor propio me recordaron quién soy cuando no soy madre y esposaquién era antes de esta vida familiar.
Redescubrí mis antiguas aficiones e incluso escogí algunas nuevas que siempre había querido. Esto me ayudó muchísimo. Pude volver a conectar conmigo misma y darme cuenta de la importancia de hacer cosas que me gustan.
2. Aprendes a priorizarte
Una vez que me convertí en esposa y madre, me olvidé de mis necesidades y creí mi vida consistía en poner a los demás antes que a mí mismo.
Estaba muy equivocada y no fue fácil reconducirme para vivir y pensar de otra manera. Creo que esto está arraigado en todas las mujeres y por eso tenemos que aprender a darnos prioridad a nosotras mismas pase lo que pase.
Eso es exactamente lo que aprendí en mi viaje: cómo pequeñas cosas como dar un paseo, un día de spa o incluso algo como tomarme un café sola pueden marcar una gran diferencia.
Ahora sé que está bien decirle a mi pareja que necesito algo de "tiempo a solas" para recargarme. Al fin y al cabo, primero tenemos que cuidar de nosotros mismos para poder cuidar de los demás. Recuérdalo.
3. Sus habilidades de comunicación mejoran
Estaba atrapada en el bucle sin fin de una conversación con mi marido preguntándome, "¿Qué pasa?" y yo respondiendo, "¡Nada!" cuando sabía muy bien que pasaba algo.
Nunca quise ser una carga y molestar a los demás con mis problemas, y estoy segura de que te sientes identificada. Ahora sé comunicarme mejor y expresar mis necesidades o pedir ayuda cuando la necesito.
Ya no temo ser una carga porque sé que nunca seré eso para mi pareja. Está ahí para mí del mismo modo que yo estoy ahí para él. Cuando aprendí a comunicarme eficazmente, también aprendí a recordar mis límites a los demás.
4. Reúne fuerzas para establecer límites
Establecer límites sanos era algo que siempre me había costado mucho, incluso antes de casarme. Sin embargo, estas clases cambiaron toda mi perspectiva y Me di cuenta de que los límites son importantes en todos los aspectos de mi vida.
Yo era alguien que nunca decía que no, ni a mis hijos, ni a mi marido, ni a mi jefe. Ahora he aprendido a rechazar algo educadamente sin sentirme la peor persona del planeta.
Resulta que tener límites me hace la vida mucho más agradable y fácil, ¡y me he dado cuenta de que ahora la gente me respeta aún más!
5. Aumentas tu confianza
Cada pequeño cambio que hacía aumentaba poco a poco mi confianza y mi autoestima. Todos sabemos que cada año trae consigo nuevos retos e inseguridades.
Las clases de amor propio me dieron una inyección de confianza muy necesaria a través de los numerosos ejercicios que hice. Sigo haciéndolos cuando no me siento bien y necesito que me recuerden quién soy.
Esto me ayudó a centrarme en mis puntos fuertes y a mejorar los débiles, ¡y ahora me siento mejor que a los veinte años! Sentirme mejor en mi piel también afectó a la intimidad con mi marido de la mejor manera posible.
6. Enriqueces tu vida amorosa
Cuando por fin me sentí segura de mí misma, guapa y digna, enseguida conecté mejor con mi pareja. Al darme amor a mí misma, pude amarle aún más.
Me dijo que después de estas clases me había convertido en la mujer de la que una vez se enamoró. Ahora entiendo la importancia de pasar más tiempo con él y de salir por la noche y sinceramente, nuestra vida amorosa nunca ha sido mejor.
Es como si hubiéramos reavivado nuestro antiguo amor de instituto. Todo es más apasionado y saltan chispas por todas partes.
7. Dominas el manejo del estrés
Cuando supe cuidarme mejor, hablar de mis problemas y pedir ayuda, me resultó mucho más fácil afrontar el estrés.
El estrés es completamente normal y, ya se sabe, no se acaba el mundo por un pequeño inconveniente. Estas clases me proporcionaron las herramientas necesarias y las técnicas que puedo utilizar para gestionar mejor el estrés.
Ya no siento que llevo el peso del mundo entero sobre mis hombros. En lugar de eso, me siento Me desenvuelvo mucho mejor en situaciones de estrés y estoy más tranquilo en general.
Si alguna de mis experiencias te ha resonado, si tú también te sientes agotado y perdido en la vida cotidiana, que sepas que no tiene por qué ser así.
Considere la posibilidad de tomar clases de amor propio y cambiar tu vida a mejor. Invierte en ti para que puedas llevar una vida más feliz y plena.