Una cosa que siempre me ha hecho sentir orgullosa de mí misma es que soy una mujer a vida o muerte. Cuando amo, amo hasta los huesos.
Estoy a tu lado en los buenos y en los malos momentos.
No cuento los errores y siempre encuentro la manera de mejorar las cosas. Mi mente está abierta y mi corazón es grande.
Sé perdonar y sé ver a través de tu dolor. Soy una mujer única y todo eso no bastó para que te dieras cuenta de que deberías haberme tratado mejor de lo que lo hiciste.
Te vi en tu peor momento. Te vi cuando estabas en lo más bajo, actuando como todo lo que temías.
Te vi cuando actuabas exactamente como dijiste que nunca actuarías. Tal vez eso es lo que no podías soportar.
Quizá te avergonzabas de ti mismo y te desquitabas conmigo.
Bueno, lo más triste es que tus problemas no son míos, pero te habría ayudado encantado con ellos si no lo hubieras estropeado todo.
Empezaste a actuar de forma insegura. No podía hacer nada sin ti. Empezaste a actuar egoístamente.
Todo lo que decías se convertía en una táctica de manipulación y no me dejabas respirar.
Además de todo eso, ni siquiera te preocupabas por hacerme sentir amada o cuidada. Eras posesivo y a la vez frío.
Me cansé de dar lo mejor de mí a una persona que no me merecía. Supe que la vida no consistía en satisfacer constantemente las necesidades de los demás, sino en la comprensión mutua.
Sabía que había algo más en la vida que verte cometer el mismo error una y otra vez sin cambiar nunca y sin darte cuenta de lo que yo hacía por ti.
Siempre tuve problemas para dejar a la gente y esto fue lo más difícil que tuve que hacer, pero lo hice.
No rompiste mi espíritu, así que aún sabía lo que valía. Sabía que si no te dejaba, acabaría rota y perdida. Y yo no soy esa clase de mujer.
No soy alguien a quien puedas controlar, alguien a quien puedas usar como saco de boxeo emocional.
Soy muy consciente de mí misma y de las cosas que puedo hacer y dar. Soy consciente de que soy rara. Por eso sé que lamentarás perderme cuando te des cuenta de que me he ido para siempre.
Me lleva mucho tiempo dejar a alguien, pero una vez que me voy, me voy para siempre. Me has perdido.
Mi corazón está roto pero mi espíritu está entero. Voy a encontrar una manera de reparar mi corazón, pero nunca encontrará una manera de volver a mí.
Nunca debiste pensar que tu debilidad estaba en tu dolor, sino en la forma en que dejaste que te controlara. Dejaste que tu miedo se convirtiera en tu inseguridad y luego dejaste que tu inseguridad matara nuestro amor.
El amor no es miedo, ni control, ni andar con pies de plomo para evitar provocar a alguien.
El amor tiene que ver con la honestidad, con la profundidad de los sentimientos y con ser vulnerable ante la persona amada.
La vulnerabilidad requiere valor y tú no lo tenías. Dejaste que tu lado malo te consumiera y sacrificaste nuestro amor.
Te conozco lo suficiente como para saber que no cambiarás, así que necesitaba dejarte. Un día pensarás en nosotros y te preguntarás cómo no supiste reconocer el verdadero amor que te estaba dando.
Podríamos haber sanado juntos, pero elegiste el dolor. No lo hice. Por eso estoy aquí, escribiendo esto mientras contemplo lo que una vez fue nuestro amor.
Espero que no le estés haciendo lo mismo a otra persona. Espero que mi amor te haya enseñado a enfrentarte a tus demonios, en lugar de culpar a los demás.
Mientras tanto, reconozco la fuerza de mi alma. He aprendido a tener límites. Por fin comprendo que no todo el mundo merece mi tiempo ni mi amor.
Aprendí que para que el amor tenga sentido, dos personas tienen que trabajar juntas e intercambiar energía.
En el amor hacen falta dos y se trata de reciprocidad. Una vez que fui consciente de ello, mi corazón empezó a sanar lentamente.
Hoy puedo decir con orgullo que sigo adelante porque ahora sé que no te perdí a ti, sino que tú me perdiste a mí.