¿Necesita una mujer a un hombre para ser feliz? En absoluto.
Las mujeres fuertes no necesitan que nadie las valide, nadie que demuestre su valía.
Una mujer fuerte sabe que si alguna vez se encuentra en la historia equivocada, debe marcharse.
Las madres solteras son una de esas mujeres. Ser criada por una me hizo ser consciente de mí misma, de mi fuerza y de mi potencial.
Me hizo valorar mi independencia y darme cuenta de que sólo merece la pena luchar por las relaciones sanas.
Hubo muchas noches en las que me cuidó con la cabeza caída sobre el pecho porque estaba condenadamente cansada.
A cada una de esas noches le seguía una mañana en la que tenía que recomponerse e ir a trabajar para ganar dinero para criarme.
Seguro que el dinero no es lo más importante del mundo, pero se convierte en una gran preocupación cuando eres el único que cuida de tu familia.
Me enseñó a valorar cada céntimo y a ser un ser humano modesto.
Como hijo de padres divorciados, todo el mundo parecía suponer que yo estaría roto de alguna manera.
Esto nunca fue cierto para mí y siempre me pregunté por qué veía lástima en los ojos de la gente cuando se enteraban de que mi padre no estaba.
Me ha enseñado que, independientemente de las cartas que te repartan al principio del juego, depende de ti cómo las juegues.
Una cosa que te ocurrió no define quién eres. Depende de ti decidir lo que vales y crear una vida en la que seas feliz.
Me enseñó que una mujer poderosa no se forma actitudes superficiales, sino que invierte en formar sus propias normas y límites.
Me enseñó a respetarme a mí misma, a saber lo que valgo y a esperar que los demás me traten con amabilidad.
Una niña pequeña suele imaginarse a su yo del futuro teniendo a su lado a un hombre maravilloso, el amor de su vida, un alma gemela.
Yo también soñaba con encontrar uno, pero nunca en mi vida he sentido que no pudiera ser yo misma sin él.
Estoy agradecida a mi increíble marido, que cuida de mí y de nuestros bebés de todas las formas posibles, pero también sé que debo apreciarlo y no darlo por sentado.
Me completa, pero no es una parte vital de mi existencia.
Saber que hay hombres ahí fuera tan débiles como para abandonar a sus familias me hace ver y reconocer todo lo que mi querido hombre, mi alma gemela, hace por nosotros.
Una mujer nunca debe tener miedo de estar sola y ser fuerte.
Una madre que cría sola a sus hijos, luchando con la economía, la falta de tiempo y tantos otros problemas es el mejor ejemplo de fortaleza y compromiso.
Los niños a veces te ponen al límite de tu ingenio. No puedo imaginar lo que fue para mi madre pasar por eso sola, pero me hace estar segura de que los dos podemos hacerlo juntos.
Estoy agradecida por él, por nuestra confianza y nuestro amor.
Me reconforta saber que todo lo que ahora creo que es imposible de superar como familia, lo superó ella sola.
Me enseñó que el hecho de que creas que necesitas a un hombre no es cierto. Puedes ser más fuerte, más sana y mejor sin él.
Si te comprometiste a permanecer a su lado, perdonándole cosas que no debían perdonarse, pregúntate quién fue el que rompió ese compromiso.
Tener hijos con alguien no te convierte en esclava de esa relación. Puedes seguir adelante, y tus hijos también lo harán si les das la oportunidad.
Nunca habló mal de mi padre, y ahora me doy cuenta de que hacía falta ser una mujer valiente, fuerte y feroz para hacerlo.
Las veces que no aparecía para verme, ella le ponía excusas, sin querer que yo albergara malos sentimientos.
Te darás cuenta de que los que no aprecian tus esfuerzos no son los que hay que tener cerca.
Conocerla, ser criada por ella, me hizo darme cuenta de que tengo que vivir la vida de la que voy a estar orgullosa.
Y sí, estoy orgulloso de mí mismo, porque he tenido que pasar por el infierno y volver para estar donde estoy ahora.
Puedes ser suficiente. Tú eres suficiente. Lo eres todo, incluso cuando te tratan como si no fueras nada.