Cuando rompes con alguien, cuando pierdes el trabajo o cuando pasas por diferentes dificultades, lo único que piensas es: "¿Por qué yo?".
Cuando nos ocurre algo malo, es difícil pensar en otra cosa que no sea la razón por la que nos ha ocurrido y lo que hemos hecho mal para merecerlo.
Mientras estás sentado solo en un rincón de tu habitación pensando que Dios te ha abandonado y que nada volverá a ser lo mismo, debes saber que Dios nunca quita algo de tu vida sin sustituirlo por algo mejor.
Dios nunca envía el dolor para destruirte, sino para hacerte más fuerte.
Si no nos desmoronáramos, nunca podríamos reconstruirnos de nuevo.
Nunca seríamos capaces de empezar una vida nueva y mejor que Dios ha planeado para nosotros.
Siempre que te sientas triste y abandonado por todos, debes saber que tus lágrimas son un regalo de Dios y una promesa de que serás más fuerte que nunca una vez que pases por la fase de curación.
Recuerda que Dios nunca te quitaría algo de tu vida ni te separaría sin motivo.
Cada vez que ocurre algo malo, no ocurre porque te lo merezcas, sino porque Dios tiene un plan mejor para nosotros y quiere acabar o evitar nuestros sufrimientos.
Cada vez que estés convencido de que tu vida era perfecta y ahora todo se destruye por un acontecimiento doloroso, debes saber que Dios piensa en todo.
Tus lágrimas, tu angustia y tu dolor están destinados a hacerte más fuerte y a convertirte en la mujer o el hombre que quieres llegar a ser.
Todos estos son pasos necesarios que te ayudan a transformarte, a aprender una valiosa lección y a prevenir dolores más graves.
Recuerda que no hay relaciones perfectas ni vidas perfectas, y por muy convencido que estés de que lo que tienes ahora o lo que tuviste era lo mejor, Dios ve mejor que nosotros.
Los ojos de Dios están en todas partes y Él se da cuenta de esas pequeñas cosas que nosotros no somos capaces de ver. ¡Dios ve cuando tu alma está sufriendo y hace que las cosas sucedan para ti!
Incluso cuando no puedes verlo ni sentirlo, Dios está trabajando en sus oraciones...esperanzas y sueños, ¡y Él quiere lo mejor para ti!
Por eso, cuando estás convencido de que Dios te ha abandonado y te ha dejado en tu miseria, Él sigue ahí.
Él te observa y se sienta a tu lado, incluso cuando no puedes verle ni sentirle. Te coge de la mano y te dice que eres fuerteque todo pasará.
Te anima a que lo llores todo, te promete que estará ahí cuando estés preparada y te explicará que te quitó algo por tu bien, no para castigarte.
Dios tiene un plan perfecto para ti. Estás donde Dios quiere que estés en este preciso momento y cada dificultad, cada lágrima, cada sonrisa, cada experiencia es parte de su plan divino para ti.
Así que, mientras estás leyendo esto, sentado solo en tu habitación o haciendo otra cosa, lo estás haciendo porque es parte de su plan divino para ti.
Cada palabra que lees, cada cosa que ves y cada experiencia que vives te está convirtiendo en el hombre o la mujer que estás destinado a ser.
Todo lo bueno y lo malo que te sucede, sucede por una razón. Para aprender a apreciar los grandes días, debemos tener días difíciles.
Para aprender a apreciar la felicidad, debemos afrontar las dificultades.
"¡Para ver el arco iris, primero hay que soportar la tormenta!".
Para hacerte más fuerte, primero debes desmoronarte. Para recibir algo mejor, primero hay que deshacerse de lo malo.
Todo está conectado y perfectamente vinculado con el plan divino de Dios para ti.
Así que, siempre que pienses que Dios te ha abandonado, que te ha dejado solo, recuerda que está a tu lado, cogiéndote de la mano y animándote a luchar un poco más hasta que aparezca el arco iris.
Véase también: Dios no te mostrará a tu persona hasta que sepa que estás preparado para conocerle