Siempre fuiste mi prioridad, pero esta vez me elegí a mí misma.
Te lo he dado todo.
Eras el centro de mi mundo. Te di todo lo que pude y mucho más.
Te di segundas oportunidades, creí en tus mentiras. Quería que duráramos, así que confié en ti, aunque sabía que no debía.
Permanecí a tu lado incluso cuando las cosas no podían ir peor. Cuando cualquier persona en su sano juicio gritaría de horror y dolor y rogaría marcharse, yo me quedé.
Quería estar ahí para ti. Quería facilitarte las cosas. Pero nunca fui consciente de que me estaba destruyendo.
No podía dejarte ir. Había tanto amor y tiempo dedicado a estar contigo y no podía tirar todo eso por la borda. Realmente quería luchar para hacer algo de nosotros.
Decidí soportar el dolor todo el tiempo que pude porque secretamente esperaba que cambiaras.
Esperaba que vieras lo que hacía y lo mucho que me sacrificaba por estar contigo.
Sabía que en el fondo eras un buen tipo. Pero esa amabilidad tuya estaba tan profundamente enterrada que ya no la veía.
Quizá habías elegido cambiar. Quizá lo hiciste a propósito. Tal vez era más fácil para ti de esa manera.
Ese día, tristemente me di cuenta de que nunca ibas a recuperar tu antiguo yo. Ese día me di cuenta de que estaba luchando por nada.
Sabía que si te dejaba ir y me alejaba, sería yo la que se quedaría con el corazón roto.
Por eso lo intenté tanto, porque a pesar de que te quería, tenía mucho miedo de que me hicieran daño otra vez.
En el fondo, sabía lo que hacía por ti. Sabía que no debía hacer ninguna de esas cosas, pero seguí intentando arreglar lo que estaba roto sin remedio.
Vi cómo te comportabas y lo que hacías y lo justifiqué.
La gente se me acercaba para preguntarme qué te pasaba y por qué te comportabas como un imbécil y yo me inventaba excusas, aunque sabía que tenían razón. Estabas siendo un idiota.
Sabía que habías cambiado por completo y que no tratabas a nadie con ningún respeto, incluida yo, y me quedé a pesar de todo.
Tenía tanta comprensión y nadie podía entender por qué. Mis amigos trataron de convencerme de que te dejara, me preguntaban por qué aguantaba todo eso y todo lo que tenía que decir cada vez era: "Le quiero".
Ignoré todo lo que me rodeaba. Ignoré todas las advertencias porque no quería creerlo. No quería creer que esto me estaba pasando a mí.
Y cada vez que tuve que elegir, elegí amarte a ti antes que a mí mismo.
Al elegirte, me perdí a mí misma. Cambié por ti, actué como tú querías que lo hiciera porque lo único que quería era tu aprobación. Todo lo que quería era que fueras feliz conmigo y a mi alrededor.
Pero hiciera lo que hiciera nunca era suficiente. Siempre querías que diera un paso más.
Te elegí a ti antes que a mis amigos, te elegí a ti antes que a mi carrera, cada vez, te elegí a ti.
Después de algún tiempo, eras lo único que me quedaba. Por eso, ahora que lo pienso, me quedé a tu lado porque también tenía miedo de perderte.
Perdí todo lo demás. Tú eras el único lugar seguro que conocía. Infeliz, pero seguro.
Me quedé contigo en ese capullo seguro que creé y tú sabías que me sentía así, así que te aprovechaste de ello. Me usaste de la forma más degradante, manipulaste mi mente.
Pudiste manipularme porque me asusté y me perdí, así que, naturalmente, hice caso a lo único que me quedaba en la vida: tú.
Ese día me enamoré de mí misma.
Me había rendido. Había dejado y borrado todo recuerdo tuyo en mi vida y fue lo más difícil que tuve que hacer. No te he superado y Dios sabe cuándo lo haré.
Pero hay tantos recuerdos mezclados en mi mente ahora mismo. No sé si amarte u odiarte.
Me deprimo y me siento sola y pienso en nosotros. Pienso en todos los bellos momentos que pasamos juntos.
Pienso en nuestros viajes al río, en nosotros corriendo bajo la lluvia. Pienso en la vez que me empujaste a la hierba empapada mientras llovía a cántaros.
Los dos estábamos empapados. Los dos reíamos. Los dos estábamos contentos.
Es entonces cuando me derrumbo, cuando pienso en las cosas buenas. Pero, luego viene el horror. Entonces mi mente me lleva a un viaje infernal a través de mis recuerdos.
Luego pienso en la vez que me arrastraste al suelo porque nos estábamos peleando. Pienso en la vez que me pusiste las dos manos alrededor del cuello, con una mirada salvaje y loca en los ojos.
Entonces recuerdo todas las cosas horribles que hiciste y dijiste. Entonces me enfado.
Sé que es estúpido, pero incluso ahora que me he ido, todavía espero que estemos juntos.
Aún espero que riamos y seamos felices. Espero que vuelvas a ser el hombre que eras.
No sé cuánto va a durar esto. Todo lo que sé es que tiene que parar.
Es lo mejor, lo entiendo. Elegí mi destino el día que te dejé. Elegí amarme a mí misma en vez de a ti.
Sólo necesito encontrar esa razón para volver a quererme.
Necesito aprender a vivir por mi cuenta y escribir y cantar y pintar y hacer todas las cosas que me gustan. Necesito encarrilar mi vida. Tengo que hacerlo poco a poco.
Me amaré más cada día que no esté cerca de ti. Sólo tengo que ser lo suficientemente fuerte para no volver a eso de lo que huí.
Un día sólo serás un recuerdo, pero ahora, que yo me vaya sigue siendo el día que desearía que nunca hubiera ocurrido.