Las relaciones llegan a su fin. La gente se aleja. Se desenamoran o se cansan de la otra persona. Todo eso forma parte de la vida.
Y ella lo entiende. Ella entiende que en un momento dado, dejaste de amarla. O tal vez nunca la amé lo suficiente ¿pero tardaste años en darte cuenta?
Entiende que obviamente no veías futuro con ella y que no querías seguir a su lado. Entonces, ella no te culpa por dejarla.
Pero ella te culpa por la forma en que lo hiciste. Te culpa por todas las cosas que le hiciste antes de que te fueras de su vida para siempre. Te culpa por todo el dolor que le causaste, aunque podría haberse evitado.
Ella sí te culpa por haberle roto el corazón y por haberla hecho pedazos. Porque sabes muy bien que era lo último que se merecía.
No se merecía que la trataras como lo hiciste. No se merecía que no fueras lo suficientemente hombre y que no asumieras la responsabilidad de tus actos. Ella no se merecía las peleas, el abuso emocional y el hecho de que trataras de hacerla sentir culpable por todo lo que salió mal entre ustedes dos.
Ella no se merecía que la dieras por sentada o que la trataras como tu plan de reserva, ni que contaras con que siempre sería alguien a quien podrías volver, cuando todos los demás te dejaran o si todo lo demás fallaba.
Esta chica no se merecía que la abandonaras cuando más te necesitaba. No se merecía que perdieras años contigo cuando tú sabías desde el principio que nunca podrías ser el hombre que ella merecía tener a su lado.
No se merecía que la engañaras o le mintieras. Y desde luego no se merecía que la dejaras marcada emocionalmente de por vida.
Ella no te merecía convenciéndola de que no estaba hecha para ser amada y perdiendo toda la fe y la confianza en todos los que la rodean. No se merecía que la mataras espiritualmente o la hicieras dudar de sí misma y de su valía.
Sabes muy bien que esta chica te dio todo lo que tenía, sin pedir nada a cambio. Sabes que llevaba el corazón en la manga y que te quería como nadie más en tu vida lo hará jamás.
Sabes que ella estaba dispuesta a mover montañas por ti, mientras que tú nunca moviste un dedo por ella. Que fue ella la que puso todo el empeño y la que hizo todos los sacrificios. La única que luchó por esta relación, mientras que tú estabas dispuesto a renunciar a ella tan fácilmente.
¿Y así fue como le pagaste? Por alejándose sin decir una palabra? ¿No dándole un cierre?
¿Así fue como le agradeciste todas las cosas buenas que hizo por ti? ¿Dejándola preguntándose qué salió mal y qué podría haber hecho para evitar que te marcharas?
¿Así fue como le mostraste tu gratitud por todo lo que te dio? ¿Haciéndola pasar por toda esta miseria? ¿Manteniéndola despierta por la noche, pensando en todo el daño que le causaste?
¿No podías haber sido mejor persona y mostrarle más respeto? ¿No podías al menos haber actuado como si apreciaras todo su amor aunque dejaras de sentirlo? ¿No podrías haber elegido ser un hombre maduro en lugar de ser un gilipollas egoísta?
¿Pero adivina qué? Ella se levantará de este dolor. Y cuando eso suceda y cuando por fin te vea como realmente eres, no habrá vuelta atrás.
Recogerá los pedazos de su corazón destrozado y todo lo que hiciste sólo la hará más fuerte. Todo el dolor que le hiciste pasar le dará fuerzas para convertirse en la mejor versión posible de sí misma. Y entonces se dará cuenta de que romperle el corazón ha sido lo mejor que le podía haber pasado.
Así que aparentemente, aunque tú eres el que se fue, ella es la que ganó. ¿Y sabes por qué? Porque ella volverá a ser feliz y tú seguirás siendo para siempre el mismo pedazo de mierda que siempre has sido.