Cuando criado por una madre soltera, nunca sentirás falta de amor.
Ella compensará el amor que tu padre no te dio para que no estés triste.
No quiere que pienses que no vales y que tu padre no te quiere por eso.
Quiere lo mejor para ti. Por eso ha llevado esa pesada carga a la espalda durante tanto tiempo.
Fue madre y padre a la vez para ti, sin pensar lo duro que fue para ella.
Siempre fuiste la niña de sus ojos y no soportaba ver una lágrima en los tuyos. Eso es lo mucho que te quiere.
Cuando te cría una madre soltera, aprendes desde pequeño que debes trabajar duro para conseguir todo lo que quieres.
Es alguien que trabajaba en dos empleos distintos para poder proporcionarte todo lo que necesitabas.
Nunca quiso engañar a la gente y ganar dinero por las buenas.
En lugar de eso, aprendió, se formó y finalmente triunfó.
Hubo tantas veces en las que estaba cansada de todo, en las que sólo quería dejarlo, pero entonces veía tus ojos mirándola y admirándola.
De repente, sintió un enorme impulso de luchar y no rendirse nunca. Lo hizo todo gracias a ti.
Cuando te cría una madre soltera, aprendes que la vida es más bella con un solo progenitor que te quiere de verdad.
Aprendes que no puedes hacer que alguien te quiera y que nunca tendrás una vida ideal con tu padre.
Por eso, es mejor que se aleje y te deje vivir con normalidad que escuchar cómo él y tu madre se pelean todo el tiempo.
Cuando te cría una madre soltera, aprendes que el amor no es tan fácil como te dijeron.
Lo viste entre y sabes que ambos miembros de la pareja tienen que esforzarse si quieren que funcione.Aprendes que una sola persona no puede tenerlo todo bajo control y que el amor no es nada sin respeto y afecto.
Cuando te cría una madre soltera, aprendes que es tu mejor amiga, tu llamada nocturna y tu ángel de la guarda.
Te das cuenta de que siempre puedes contar con ella y de que nunca te juzgará por nada.
En cambio, siempre estará de tu lado, cubriéndote las espaldas y protegiéndote de todas las malas lenguas.
Es la única persona a la que puedes contarle todos tus secretos, sabiendo que no se los revelará a nadie.
Es la única amiga sin intereses que te querrá y te aceptará tal y como eres.
Cuando te cría una madre soltera, aprendes desde pequeño que la vida no es justa y que la gente buena no siempre consigue las mejores cosas.
En cambio, lo único que consiguen es sufrimiento y lágrimas y nunca encuentran la suerte que merecen.
Lo sabes porque tu madre es la prueba viviente de ello.
Estuviste viéndola toda tu vida luchando con problemas y nunca pudo conseguir todas esas cosas buenas que se merecía.
Pero nunca estuvo triste por ello, porque consiguió lo único que necesitaba: ¡a ti!
Cuando te cría una madre soltera, aprendes ser empático.
Nunca das por sentada a la gente y sientes simpatía por quienes no tuvieron tanta suerte en la vida.
Siempre sientes algo por las almas tristes y crees que puedes ayudarlas al menos con sólo hablar con ellas.
Te conviertes en una persona que vive para ayudar a los demás y hacer que se sientan mejor porque sabes que una vez fuiste alguien que necesitaba ayuda.
Te conviertes en una persona que no cierra los ojos ante los problemas, sino que los resuelve.
Te conviertes en una persona con un alma hermosa de la que tu madre está muy orgullosa.
Cuando te cría una madre soltera, aprendes a valorar todas las cosas buenas que te pasan.
Sabes que las cosas buenas son muy raras y que debes disfrutarlas mientras duren.
Lo más importante es que siempre compartas tu felicidad con los demás y que nunca te guardes las cosas buenas sólo para ti.
No eres una persona egoísta, sino una persona que da todo lo que tiene a los demás porque te hace feliz.
Vives para hacer felices a los demás y disfrutas con ello.
Cuando te cría una madre soltera, te das cuenta de la fuerza que puede tener una mujer por el bien de su hijo.
Esto es algo que sólo puedes sentir una vez que tú misma te conviertes en madre.
Sólo entonces te darás cuenta de lo mucho que tu madre se sacrificó por ti y de que su amor no puede compararse con nada en este mundo.