La han herido demasiadas veces. La han roto, manipulado y magullado. Construyó muros tan altos que ni siquiera el sol podía atravesarlos.
Pero de alguna manera, lo hiciste. Atravesaste esos muros como si nunca hubieran estado allí. Pusiste una sonrisa en su cara como si nunca hubiera habido lágrimas en ella. Le mostraste que hay esperanza y la asustaste muchísimo.
Pero aún así confió en ti. Ella te eligió; eligió luchar por ti. Y tú la decepcionaste.
Sabías que se sentía poco querida. Y tú le demostraste que no lo es. Le demostraste que sigue siendo increíble, que aún hay fuego en sus ojos y que quieres jugar con él.
Le demostraste que ella valía la pena y justo cuando tenía ganas de confiar en ti, te fuiste. Le diste muchas esperanzas para luego dejar que se derrumbaran, rompiendo el silencio de su corazón vacío cuando te fuiste.
Sabías por lo que había pasado y decidiste dejar que volviera a hacerlo.
Sabías lo asustada que estaba. Cómo temblaba la primera vez que tuvisteis una cita. Cómo saltaba por el apartamento, cómo bailaba alrededor del teléfono cuando admitió por primera vez sus sentimientos hacia ti.
Sabías que tenía miedo de mirar el teléfono como si fuera una bomba detonada a punto de estallar y matarla. Y así fue. La quisiste sólo mientras te convenía, y cuando ya no, te alejaste como si salieras de un programa de televisión.
Algo que te ocupó durante un tiempo, pero que ahora te aburre. Sabías lo asustada que estaba y todo lo que hiciste fue profundizar ese miedo.
Sabías cuánto dudaba de sí misma. Cuánto dudaba de tu amor. Ella creía que nadie puede amarla. Ella creía que está demasiado rota, demasiado magullada, que es demasiado.
Y cuando te encontró es justo cuando se dio cuenta de que eras la pieza que le faltaba. Que tal vez ella no es demasiado, otros eran demasiado poco, te fuiste.
La rompiste una vez más, sin darle una explicación. Sin darle la oportunidad de hacer nada para salvar su tierno corazón. Lo sabías, pero no te importaba.
Conocías su pasado. Sabías que ella quiere que seas su futuro. Y ni siquiera eso te bastó para detenerlo a tiempo, antes de que se enamorara de ti, antes de que se enfrentara a sus miedos para dejarte entrar.
Querías divertirte; querías tener a alguien y querías que ese alguien fuera ella. Ella era sólo un juego para ti, mientras que tú eras mucho más para ella.
Déjala mirar la pantalla vacía. La dejas enamorarse profunda y perdidamente...sólo para ahogarla en ese amor. Le hiciste creer que tú también la amabas, pero nunca lo hiciste.
Y ahora esperas que ella esté ahí cuando te des cuenta de lo que has perdido. Esperas que te espere hasta que te hayas hartado de la vida de soltero. Esperas que te perdone después de disculparte.
Pero, cariño, ninguna disculpa puede reparar un corazón roto. Ningún "lo siento" es más fuerte que "te dejo". Ninguna canción de amor es más fuerte que el silencio en el que la dejaste.
Así que no actúes todos sorprendidos cuando ya no te necesitale enseñaste a estar sola. No te sorprendas cuando se enfríe contigo; la congelaste hace mucho tiempo.
Tú fuiste la lección que nunca olvidará. Le enseñaste a construir muros más altos que nunca. Le enseñaste a amarse a sí misma de la forma que tú nunca supiste. Le enseñaste a ser fuerte porque ya no llora por ti.
Ya no tiene miedo al amor, lo ha conquistado. Ya no está rota, se ha construido a sí misma.
Así que no te atrevas a actuar sorprendido una vez que ella te corta para siempre. Tú le enseñaste cómo hacerlo.