Tenía tantas ganas de que funcionáramos. Quería que fueras mi feliz para siempremi mejor amigo, y el hombre en quien puedo confiar. Quería que me miraras como si fuera lo más preciado que tienes en la vida.
Quería que te volvieras loco por mí, que me necesitaras como se necesita el aire en los pulmones. Necesitaba que me pusieras en primer lugar, que me pidieras opinión y que me recordaras lo buena que soy de vez en cuando.
Pero nada de eso ocurrió. Te lo di todo y no me correspondiste. Ni siquiera lo intentaste; yo era quien nos mantenía con vida.
Probablemente pensaste: "¿Para qué molestarse por alguien que ya es mío?". ¿Verdad?
No sé si alguna vez me quisiste o sólo fingías para conseguir las cosas que querías de mí. Si fingías, debo decir que lo hacías perfectamente bien. Nunca dudé de nada de lo que me dijiste o hiciste por mí.
Conocías la manera perfecta de engañarme y obtener de mí todo lo que querías, mientras yo estaba siempre a tu disposición intentando satisfacerte. No pude reconocer que sólo te aprovechabas de mí. Creía todo lo que me decías; creía que me querías y que no podías vivir sin mí.
Pero de hecho, era lo contrario. Podías vivir sin mí porque nunca signifiqué tanto para ti. Yo era bueno sólo porque te conocía muy bien. Era buena porque sabía qué tipo de café te gusta, qué desayunas y cómo te gusta que esté organizada la ropa en tu armario para encontrar fácilmente lo que necesitas.
No necesitabas un amante. Necesitabas un ama de llaves. Alguien que limpiara, planchara y cocinara. Alguien a quien pudieras llevarte a la cama de vez en cuando, cuando quisieras.
Alguien que te mirara y admirara todos tus éxitos empresariales. Necesitabas a alguien que obedeciera todo lo que dices y respeta tu opinión más de lo que ellos respetan a los suyos.
Necesitabas una víctima que fuera todo lo que siempre quisiste, alguien que sacrificara su vida y su tiempo para hacerte sentir bien. Y querías que todo eso ocurriera en nombre del amor.
¿Y sabes qué fue lo peor?
Acepté ser esa mujer. Acepté ponerme en segundo lugar, obedecer todas tus reglas y ser la mujer que te gustaría. Cambié tanto sólo para gustarte más. Aún no sé por qué lo hice, pero por fin sé que no valías la pena. De hecho, ningún hombre lo vale.
Y quien lo es nunca te hará pasar por algo así. Tratando de impresionarte, me perdí por completo. Todos mis días estaban centrados en ti y en lo que tú querías. Ni siquiera me preocupaba por mí porque tú eras el más importante.
Me entregué a un hombre al que no podía importarle menos que yo. Pensé que había encontrado el amor de verdad, pero al final era todo menos amor. Fue un periodo de mi vida que me costó los nervios, el bienestar y la paz.
Nunca pensé que una mujer fuerte e independiente como yo se enamoraría de alguien como tú. Nunca pensé que un hombre sería capaz de engañarme y obligarme a hacer lo que él quisiera. Nunca pensé que alguna vez pondría a otra persona en primer lugar. Pero todas esas cosas sucedieron. Y fueron peores de lo que jamás hubiera imaginado. Te quise como una loca y al final, acabé siendo llamada loca por ti.
Quería tanto mi paz, pero tú no la querías, diciéndome que era rara por querer estar siempre sola. Y la verdad es que no quería estar sola, sólo quería salvarme de ti.
Cuando me dijiste que no te gustaba que pasara tiempo con mis amigos, al principio pensé que era porque me querías mucho y que eras un poco dulce por no querer compartirme con otras personas.
Pero cuando se transformó en control obsesivo y gaslightingSabía que debía hacer algo al respecto. No podía perder mi identidad tan fácilmente. Eso nunca debería ocurrir. No podía dejar que tomaras mi vida en tus manos. Y aunque te di muchas oportunidades para cambiar, eso nunca sucedió. Y nunca sucederá.
Por eso esta vez, renuncio a todo. Estoy renunciando a tu falso amor, a tus palabras vacías y a tus acciones que nunca hiciste para demostrarme tu amor. Tu pseudo-amor me está matando y es hora de salvarme de una vez.
Quedarme contigo sólo me hará más daño y ya estoy destruida por todas tus mentiras y engaños. Me voy porque nunca fuiste, no eres y nunca serás el hombre digno de mí.
Sólo espero que todos estos años que pasaste conmigo hayan servido para algo y que hayas aprendido cómo no se debe tratar a una mujer. También espero que te arrepientas de todo lo que me hiciste.
Y lo que es más importante, espero que algún día te perdones por toda la tortura que me hiciste pasar. Porque la verdad es que no tengo intención de hacerlo.