"La vida se vuelve muy tranquila antes de que se abran todas las puertas". - J. Lynn
Todos luchamos en la vida.
Todos tenemos noches en las que pensamos que no saldremos adelante. A veces estamos entumecidos, a veces demasiado emocionados.
El dolor es diferente para cada persona y, a veces, resulta desgarrador.
¿Pero sabes qué? La lucha es esencial. No podemos saltarnos niveles en la vida.
Hasta hace poco, vivía mi vida en un lucha constante. Sigo haciéndolo, pero la diferencia es que ahora también veo la otra cara de la moneda.
Tuve luchas que me hicieron sentir inútil porque me sentía débil e inadaptada a este mundo.
Me culpaba por no ser suficiente y me abstenía de decir mi verdad hasta que me di cuenta de que es la única manera de ganarte el respeto y ver tu autoestima.
Esa es la polaridad de esta vida. Nos enseña a seguir encontrando cosas buenas incluso en los momentos más oscuros y siempre acaba siendo así.
Cada decepción nos ha enseñado algo. Cada fracaso ha transformado nuestra vida.
Hay cosas hermosas escondidas en los momentos más oscuros. Las conversaciones siempre son más profundas y es más fácil captar esa parte esquiva de nuestra alma de la que tan a menudo nos olvidamos.
Aprendí a amar el dolor porque me dice que estoy vivo. Me dice que tengo algo por lo que vivir. Me dice que soy lo bastante fuerte.
Te dan el dolor que puedes soportar; por eso nunca debes pensar en rendirte.
A veces el dolor está en dejarse llevar y a veces es quedarte donde estás y mejorarlo. Lo mismo ocurre con el amor.
El amor es otro gran maestro que trabaja estrechamente con el dolor. Hay una razón para ello; ambos nos empujan a sumergirnos en lo más profundo de nosotros mismos y a mostrar nuestro espíritu.
No te rindas. Tienes un propósito en esta vida y el mundo necesita verlo.
No te prives de la oportunidad de hacer que tu vida sea lo mejor posible. Con o sin lucha, vale la pena vivir y lo dice alguien que pensó lo contrario durante demasiado tiempo.
La vida se vuelve muy tranquila antes de que se abran todas las puertas.
Se hace el silencio porque por fin aprendemos a aceptar las cosas como son. Nos vaciamos de expectativas y de todo lo que nubla nuestra visión.
Es entonces cuando empieza a surgir la magia.
Las puertas se abren cuando estás preparado, no cuando crees que debes ir. Por eso no debemos despreciar la lucha y el dolor, sino darles la bienvenida.
Nos prepara para lo bueno. Nos muestra lo fuertes que somos realmente. Basta con tener un poco de fe. Llega muy lejos.
Cuando te sientas deprimido, piensa en el hecho de que has sobrevivido a todo lo que has pasado.
Piensa en todas las cosas que nunca has vivido y en todos los buenos momentos que te depara la vida.
Hay tantos lugares que no has visitado, cosas que nunca has hecho y personas que nunca has conocido.
La vida se compone de pequeños momentos y esos pequeños momentos pueden suponer grandes cambios. Nunca subestimes lo pequeño.
Siempre nos hablan sólo de las grandes cosas, cuando en realidad son las pequeñas las que cambian el curso de todo.
Haz esa cosa extra en la vida, comparte eso que no crees que merezca la pena compartir, sal de ti mismo y observa cómo tu vida cambia para siempre.
Te prometo que las cosas cambiarán, se abrirán puertas.
Sigue adelante aunque te sientas estancado, aunque te sientas desesperanzado; sigue avanzando.
No confundas la lucha o el dolor con el fracaso; es sólo tu alma recomponiéndose y formando una estructura más fuerte.
Te mereces el bien que te está llegando, no lo dejes esperar.