"Porque yo sé los planes que tengo para vosotros -declara el Señor-, planes de prosperaros y no de dañaros, planes de daros esperanza y un futuro...".." - Jeremías 29:11
Solía pensar que podía manejar lo que se me pusiera por delante. Ahora sé que puedo, pero no sola. Necesito a Dios en mi vida para mantenerme en el buen camino.
Mi alma está tan cansada de intentar lidiar con todo.
Siento que me quitan muchas cosas y me devuelven muy pocas.
No hay nadie que llene mi corazón vacío, pero sé que Dios puede hacerlo.
¿Me preocupo demasiado por las cosas? ¿Necesito aprender cuándo debo dejarlo ir, cuándo he llegado al punto en que ya es suficiente de intentar luchar por las cosas?
¿Es una debilidad que me aleje de la gente, de las cosas, de los retos? ¿O es una fuerza gloriosa que aún estoy por descubrir?
¿Por qué necesito tenerlo todo bajo control? ¿No se supone que la vida con Dios está fuera de nuestro control?
Todavía voy a hacer lo que sé que es bueno y correcto, pero estoy dejando que Dios me guíe por el camino que Él ve correcto para mí.
Estoy tan cansada de esforzarme para que todo funcione en mi vida.
Estoy tan cansada de dar lo mejor de mí a las personas equivocadas que drenan mi energía, dejándome desesperada.
Doy tanto y me quedo con tan poco, mi fe débil y mi mente preocupada.
No soporto pasar cada noche solitaria pensando en todo lo que pude haber hecho mal.
Ya no puedo imaginarme cómo habría sido mi vida si hubiera elegido otro camino.
Se acabó el reevaluar cada una de las decisiones que he tomado sólo para quedarme aún más inseguro sobre cómo debería ser mi vida.
Sí, sé que necesito trabajar en mí misma y seguiré haciéndolo, pero necesito que Dios me guíe hacia lo que es mejor para mí.
Dependo de Él porque ya me cansé de depender de las personas equivocadas que sólo me defraudan.
Estoy harto de intentar que mi vida funcione sin Dios en ella.
Sé que Él puede cuidar de mí. Sé que lo necesito en mi vida.
Sé que Dios es el único que puede decidir qué tipo de futuro es el adecuado para mí, porque yo seguro que no puedo.
Tengo tanto miedo del mañana y de todo lo que puede traer.
Cada pequeño pensamiento sobre lo que me depara el futuro me está volviendo loca, haciendo que mi ansiedad se dispare.
Sé que no necesito vivir con tanta ansiedad. Sé que la paz es algo que sólo puedo alcanzar si le entrego todos mis problemas a Él.
Me quito todas las cargas de encima y se las entrego a Dios, confiando en que Él sabrá qué hacer con ellas. Tengo fe en que todo saldrá bien.
Voy a dejar de desear constantemente algo más. Voy a dejar de buscar algo más.
Voy a dejar que Su voluntad sea y decidiré dejar que Él labre mi camino.
Mi fuerza vendrá de elegir permitir que el destino que Dios ha decidido para mí se haga realidad.
Creeré en ello y lo esperaré sin forzarme a más dificultades.
Mi poder vendrá de aceptar mis debilidades y darme cuenta de que sólo Dios puede convertir mis partes blandas en rocas que me hagan más firme.
Confiaré en Dios para que me fortalezca. Confiaré en Dios para que me sostenga. Confiaré en que Dios hará de mí todo lo que necesito ser.
Todo lo que no entienda, todo lo que no pueda manejar y todo lo que simplemente sea demasiado para mí, se lo daré a Dios.
Sé que aún habrá muchos problemas en mi vida.
Sé que siempre habrá nuevas luchas que superar, pero dejar mi vida en manos de Dios me deja segura y a salvo.
Se acabó agonizar por cada pequeño detalle que va mal en mi vida.
Entrego mis problemas a Dios porque Él me ama y cuidará de mí.