Sé que ahora no me crees.
Sé que el dolor que sientes dentro de tu pecho es casi insoportable. Sé que piensas que esto nunca pasará.
Pero lo que no sabes es que los días malos no duran para siempre.
Están ahí sólo para recordarnos lo pequeños que somos en realidad.
Están ahí para hacernos saber que podemos perder todo lo que tenemos en un minuto.
Nos recuerdan que todo puede cambiar rápidamente y que no podemos influir en ello.
Pero, por otro lado, esos días malos no estarán ahí todo el tiempo.
Días malos pueden ir y venir igual que los buenos.
Pero, ¿sabe lo que es importante?
Es importante cómo te comportas en esos días malos.
Si sientes que tienes un mal día, acéptalo. Si quieres llorar, llora.
Si quieres hablar con tu amigo, hazlo.
Si quieres gritar, grita. Pero no te guardes el dolor dentro.
No lo hagas porque una vez que explote, te arruinará por completo.
Se te permite luchar contra tu dolor de formas que sólo tú conoces.
No pasa nada si quieres estar solo o rodearte de gente.
No pasa nada si sientes que tu mundo se desmorona.
No pasa nada si piensas que las cosas nunca volverán a ser como antes. No pasa nada por ser un desastre.
Que sepas que las cosas así nunca duran mucho.
Duran lo justo para recordarnos que, por muy buena que sea la vida, todo puede cambiar en un segundo.
Nos enseñan a ser humildes. Nos enseñan a respetar la vida.
Nos hacen pasar un infierno para ser felices. Nos enseñan a crecer. Pero nunca nos arruinan.
Así que, por favor, ten en cuenta que por muy desorientado y mal que te sientas ahora mismo, no durará para siempre.
Recuerda que siempre hay sol después de la lluvia.
Entonces, ¿por qué te preocupas en primer lugar?
No es la primera vez que la vida juega así contigo.
Ya has pasado por estos momentos y, en la mayoría de los casos, has madurado como persona.
Aunque hayas tenido un mal día, algo positivo ha ocurrido dentro de ti.
Eso es lo que hay que buscar en cada mal día.
Busca esa cosa positiva que puede marcar la diferencia.
Estas cosas no tienen por qué ser complicadas.
Pueden ser simples como...
Sólo una sonrisa de un desconocido en el autobús.
Un "cuídate" que tu mejor amiga escribe en un mensaje.
Un "gracias" que te dice una anciana cuando la ayudas a cruzar la calle.
Si no ves las cosas positivas en las negativas, es como si cerraras las puertas a las bendiciones.
Porque primero tienes que aprender las cosas con dureza, y luego serás feliz.
En primer lugar, necesita que se rompa y triste para que apreciaras los momentos en los que te sientes feliz y realizado.
De lo contrario, no reconocerás las verdaderas bendiciones cuando te sucedan.
Espero que ahora, tengas una perspectiva totalmente diferente de todos los días malos que están a punto de pasarte.
Espero que seas consciente de que están ahí para darte una lección.
Están ahí para demostrarte que, por mucho dinero o poder que tengas, eres tan pequeño como cualquier otro ser humano.
Y te darás cuenta de que la vida gira en torno a las pequeñas cosas.
Puede que el dinero te haga feliz, pero no más que la sonrisa de tu hijo cuando te ve después de tu jornada laboral.
Esas manos alrededor de tu cuello son la joya más cara y significativa que jamás tendrás.
Así que, aprecia a la gente. Perdónales. Dales segundas oportunidades.
Pero no dejes que te tomen el pelo.
Vive al máximo y prueba cosas para no arrepentirte de nada.
Y una cosa más: mantén esa sonrisa encantadora tanto en tus días buenos como en los malos.
Porque, ¿por qué no?