Ahora que miro atrás en mi vida, todo tiene más sentido. Todas las personas que entraron en mi vida tenían un propósito. Por desgracia, algunas de ellas no estaban destinadas a quedarse.
No puedo decir que siempre estuviera demasiado ansioso por comprender las razones por las que Dios nos acerca tanto a algunas personas y las deja desaparecer de nuestra vida.
No tenía ningún sentido para mí.
¿Cómo puede la misma persona traerte tanta alegría y tanta tristeza? ¿Cómo puede alguien desechar tu amor como si nada? ¿Por qué a veces la vida es tan cruel?
Tantas preguntas y una sola respuesta: Dios siempre tiene un plan y una razón para hacer las cosas; sólo que no siempre podemos entenderlo.
Pero algún día lo entenderemos. Tal vez no estemos preparados en este momento. Todo empezará a tener sentido para nosotros cuando empecemos a tener un poco más de fe, cuando seamos capaces de ver que los planes de Dios son siempre mayores que nuestros deseos.
Verás, algunas personas son sólo un capítulo de tu vida y no llegan a ver cómo acaba tu historia.
Su papel en tu historia era limitado y tenía que terminar. Desempeñaron bien su papel, fueron tu cinturón de seguridad que hizo más fácil algún periodo de tu vida. Fueron el arco iris después de la tormenta.
Algunas personas fueron tu felicidad temporal, nunca estuvieron destinadas a quedarse. Nunca estuvieron destinados a ser 'tu para siempre'.
"Tu para siempre será mucho más y todo el amor y las emociones se magnificarán tanto que al final te darás cuenta de que todo lo que sentías antes ni siquiera se acerca a lo que sientes ahora por esta persona.
Algunas personas están ahí para enseñarnos lo que el amor no es y nunca debería ser.
No todas las lecciones son suaves. Algunas incluso pueden parecer casi crueles, pero eran inevitables. No podíamos escapar de las malas rachas ni de las pobres excusas de seres humanos que entraban y salían de nuestra vida porque, de lo contrario, no conoceríamos el verdadero valor de los buenos.
Podemos decir o creer que valoraríamos la bondad si fuera lo único que conociéramos, pero la verdad es que la daríamos por sentada.
Verás, la cosa con lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto, luz y oscuridad...es que no se puede conocer verdaderamente una sin la otra.
Son los días oscuros los que te forman. Son tus lágrimas las que te hacen más fuerte. Es tu fe la que te hace seguir adelante cuando crees que no hay ningún sitio adonde ir.
Te levanta y te recuerda que siempre eres más fuerte de lo que crees. Te recuerda que tú también eres importante y que todo el amor que has estado dando a los demás también te lo debes a ti mismo.
Creces y aprendes de los días malos para poder disfrutar del sol y la felicidad de los buenos.
Y no, puede que la vida no siempre sea justa, pero siempre merece la pena. Siempre te depara sorpresas increíbles, que ni siquiera habrías imaginado, a la vuelta de la esquina.
Tal vez un corazón está destinado a romperse para que las piezas puedan ensamblarse de otra manera. Para que el amor, el verdadero amor, pueda encontrar un corazón más fuerte y amante de sí mismo que anhela.
Tal vez todo tenía que pasar de esta manera para que pudieras aprender lecciones que no podrían ser enseñadas de ninguna otra manera. Y aunque sea duro y doloroso, acabarás dando gracias a Dios por las malas rachas y las personas equivocadas porque te han hecho TÚ.
Te enviaron a tu el viaje del alma y te puso en el camino correcto para encontrar a esa persona que fue hecha sólo para ti.
Tal vez todo lo que necesitas hacer es confiar en que Dios siempre tiene algo mejor reservado para ti de lo que podrías desear para ti mismo.
