Todos anhelamos el día en que podamos mirarnos al espejo y nos guste lo que vemos. Y no me refiero al tipo de amor en el que tenemos que convencernos a nosotros mismos de que está ahí y de que lo estamos haciendo bien.
Me refiero a sentirnos realmente felices y contentos cuando nos miramos al espejo.
La mayoría de nosotros estamos tan acostumbrados a ser duros con nosotros mismos que sentirnos bien en nuestra propia piel parece un sueño lejano. Pero todo lo que necesitas para sentirte feliz es algo que ya tienes.
No necesitas cosas materiales, riqueza u otras personas. Tienes que ser feliz contigo mismo para poder ser feliz con otra persona.
Cuando te des cuenta de lo que vales, dejarás de preocuparte por estas cosas:
Ser perfecto
Suena a tópico, pero todos somos perfectos y únicos a nuestra manera. Las personas que saben lo que valen no se preocupan por ser siempre perfectas.
Saben que es importante tener metas y sueños en la vida y trabajar siempre para alcanzarlos, porque eso es precisamente lo que da sentido y plenitud a nuestra vida. Es lo que hace que cada día cuente.
Saben ver las cosas desde una perspectiva más positiva y diferente y no les molesta que cada pequeña cosa sea impecable. Son las pequeñas cosas y los momentos los que hacen que merezca la pena vivir.
Consigue siempre lo que quieres
Si quieres ser feliz, primero tienes que estar agradecido por lo que tienes. Hay muchas cosas en la vida que creemos que nos harán felices y las deseamos desesperadamente, pero cuando por fin las tenemos, ¡seguimos sin ser felices!
¿De qué se trata? Es el hecho de que la felicidad no está en otras cosas o personas, está dentro de nosotros. Y la gente que es consciente de ello lleva una vida más feliz y está más relajada y despreocupada en general.
Estas personas son conscientes de que no siempre podemos conseguir lo que queremos, pero no importa, porque la mayoría de las veces nos daremos cuenta de que no es la clave de la felicidad.
Tenemos que estar agradecidos por cada día y cada momento que tenemos, porque nunca sabemos cuándo va a ser el último. Quienes aprecian las pequeñas cosas de la vida serán más felices y no necesitarán a otras personas para sentirse dignos.
Compararse con los demás
La hierba siempre es más verde al otro lado. ¿O no es así? Por muy perfecta que pueda parecer la vida de alguien por fuera, nunca se puede saber cómo se siente alguien en su propia piel.
Y los que están en paz consigo mismos y conocen su valía saben que no deben compararse con nadie. Cada uno tiene su propio camino en la vida y es el único que sabe cómo son realmente las cosas para él.
Por eso es importante que nos preocupemos de nosotros mismos y dejemos ser a los demás. Cuanto antes te des cuenta de esto, mejor será tu vida.
Necesitas a alguien que te haga feliz
Es increíble tener a alguien a tu lado y, cuando es real, el amor es algo realmente hermoso. No obstante, si aún no has encontrado a tu alma gemela, ¿quién te dice que no puedes ser feliz y estar contento contigo mismo?
No pienses que necesitas a un hombre para sentirte realizada y satisfecha contigo misma. Si no puedes quererte a ti misma, no podrás querer a otra persona.
Sólo quien conoce su valía se aprecia lo suficiente como para no conformarse con cualquiera y esperar a que llegue la persona adecuada.
Lo que los demás piensan de usted
Es totalmente normal que quieras sentirte guapa y atractiva. Pero también es importante saber que esas no son las cosas que nos hacen ser quienes somos.
El aspecto físico no te define como persona y quienes lo saben son mucho más felices consigo mismos.
Si hay alguien en tu vida que no puede ver más allá de tu apariencia, ese es su problema, y no algo que deba preocuparte, nunca.
Mientras te cuides y hagas el bien a los demás, no tienes de qué preocuparte. La gente siempre hablará.
Eso dice más de ellos que de ti. Así que mantén la cabeza alta y haz lo que quieras.