"Llega un momento en que tienes que dejar de cruzar océanos por gente que ni siquiera saltaría charcos por ti".
Muchos le preguntaron cómo pudo dejarlo ir tan fácilmente. Muchos le preguntaron por qué no luchó más, por qué se rindió cuando estaban destinados a estar juntos.
Poco sabían que ella no se rendía pero él ya ni lo intentaba.
Actuaron como si todo fuera culpa de ella, como si fuera su trabajo retenerlo o hacer que se quedara. Como si no supieran que no se puede retener a alguien que no quiere quedarse.
Puso distancia entre los dos. Tal vez no lo hizo voluntariamente, tal vez algo le robó la atención, pero tal vez ya no le importaba realmente.
Quizá se hartó. Tal vez la dio por sentada. De cualquier manera, dejó de hacer de ella una prioridad.
Se centró en su vida. Se centró en ocuparse de todo el mundo menos de ella. Se ocupó tanto de su vida que se olvidó de la vida que tenía con ella.
Él se olvidó de sus necesidades y ella se convirtió en una de esas mujeres desatendidas emocionalmente.
Ella ya no era una prioridad para él. No se molestaba en llamar para oír su voz. Siempre estaba ocupado. Nunca tenía tiempo para citas o para pasar un buen rato con ella.
Incluso pasaba más tiempo con sus amigos que con ella. Empezó a dejarla sola demasiado tiempo y dejaba pasar días sin saber el uno del otro.
Intentó hablar con él. Intentó decirle que las cosas habían empezado a ir cuesta abajo y que ya no era la misma persona de antes. Intentó abrirle los ojos.
Al final del día, fue su alma gemela, su compañero de vidacon el que veía su futuro.
A pesar de lo que pensaban los demás, ella no se dio por vencida. Lo intentó de verdad, pero él no veía las mismas cosas que ella.
Para él, todo estaba bien. No había necesidad de trabajar en nada. Dijo que eran bien y que sólo estaba siendo paranoica.
Y luego se fue y no contestó a sus mensajes durante horas y, cuando por fin lo hizo, fue sólo un mensaje de una palabra. Algo estaba mal, pero no le importaba arreglarlo.
Tal vez pensó que seguiría teniéndola, incluso cuando dejara de esforzarse en su relación. Pero estaba equivocado.
Durante mucho tiempo, trató de hacerse un hueco en su agenda. Durante tanto tiempo inclinarse hacia atrás para que él se fijara en ella. Parecía que se moría sólo por tener un poco de su tiempo.
Slo intentó de verdad. Pero no lo consiguió.
Al final, cuando vio que él había dejado de hacer de ella su prioridad, renunció a intentar serlo. Renunció a llamarle, renunció a enviarle mensajes de texto constantemente primero, renunció a intentar que se fijara en ella.
Renunció a hacer planes porque sabía que, de todos modos, él los cancelaría en el último minuto.
Ahora es el momento de que la gente entienda que objetivos de la relación son algo más que poner un hashtag debajo de una foto bonita en Instagram.
Es sacar tiempo para la persona que te quiere incluso cuando tu agenda es una locura.
Es responder en cuanto ves un mensaje porque no es como si esos treinta segundos fueran a perjudicar tu trabajo. Es intentar constantemente mantener encendido el amor y no limitarse a esperar que las cosas funcionen aunque no lo intentes.
Se dio cuenta de que tenía que dejar de esforzarse tanto por alguien que se rindió hace mucho tiempo.
Se dio cuenta de que debía dejar de derribar su autoestima por un hombre que ya ni siquiera se fijaba en ella.
Se dio cuenta de que ella también debía dejar de intentarlo. Así, en caso de que ella significara algo para él, se daría cuenta de que se alejaba y volvería a acercarse a ella.
Y si la dejaba ir fácilmente, significaba que estaba de acuerdo con perderla.
Si él no le tendía la mano, si no escuchaba la llamada de atención, significaba que ella había hecho bien cuando decidió dejar de intentarlo.
Porque por mucho que duela, siempre es mejor romperte una vez dejándolo que permitir que te rompan todos los días dejando que te dé por perdida.
Cuando tienes que luchar para ser la prioridad de alguien, es señal de que ha llegado el momento de invertir tus esfuerzos en una relación con alguien a quien no tengas que rogarle que te dedique tiempo, sino con alguien que te lo va a dedicar de buen grado y por sí mismo.
A veces, cuando los demás no están dispuestos a convertirte en su prioridad, es tarea tuya convertirte en prioridad y cuidar de ti mismo.
Olvídate de lo que digan los demás o de lo que crean que debes hacer. Cuida siempre primero de ti mismo.