"Querido tú",
Soy yo contando la misma historia una y otra vez. Es que no sé qué mala suerte tengo con los tíos, ya que siempre me topo con alguien que no es digno.
Y tú eras sólo uno de ellos. Eras sólo un número. Un chico más que no me trataba como una prioridad. Todos eran más importantes que yo.
El puto gato del vecino era más importante que yo. Y yo siempre fui la segunda opción. A la que acudías cuando no tenías a nadie que te consolara.
A la que acudías cuando querías sexo. La que siempre estaba ahí y en la que siempre podías confiar.
Viste cuánto te amaba y me diste por sentado.
Nunca apreciaste mi amor y yo te amé como nunca antes lo había hecho: con toda mi alma y mi corazón.
Estaba perdidamente enamorada de ti y tú no eras más que un hombre que quería conseguir lo que quería y desvanecerse.
No querías comprometerte. No querías que nuestro amor durara. Nunca le pusiste una etiqueta a nuestra relación. Y no sabes cuánto me dolió eso.
Me dolió como le dolería a cualquier otra mujer. E incluso cuando te lo conté, dijiste que lo que teníamos era mágico y que no querías ponerle una etiqueta. Y me creí toda tu mierda.
Habías encontrado una forma malvada de engañar a una chica que te amaba. Fuiste capaz de encontrar un camino hacia mi corazón y lo rompiste en pedazos.
Ni siquiera me preguntaste cómo me sentía. Nunca me preguntaste cuáles eran mis aspiraciones. Sólo pensabas en tus necesidades.
Fuiste mi torturador durante tantos años pero fui incapaz de dejarte marchar.
Pensé que mi amor te haría diferente. Pensé que cambiarías. Ahora veo lo tonta que fui.
Fui una tonta porque estaba ciegamente enamorada de ti. Y lo que sentías por mí era indiferencia.
Ni siquiera sabías lo que querías en la vida. Si me lo hubieras dicho, te habría escuchado.
Si hubieras querido dejarme, te habría dejado marchar. Pero no, era más conveniente quedarte cerca y aprovecharte de mí.
Lo hiciste porque sabías que podías. Y yo acepté ciegamente todas tus sugerencias.
Pasé muchas noches preguntándome qué había hecho mal. Pensaba que yo era la razón de que nuestra relación no tuviera éxito. Pensaba que tenía que cambiar.
Pero la cruda verdad era que no tenía que cambiar porque era la mejor novia que jamás tendrás.
Eras tú quien tenía que decidir lo que querías de tu vida, sin decirme tu decisión.
Pero fuiste un cobarde al hacer eso. Te dejaste llevar porque era lo más fácil. Y yo quería luchar por ti.
Pero luchar por alguien que no quería que lucharan por él es imposible.
Desgraciadamente, Lo aprendí de una manera dura.
Ahora que sólo eres un pasado doloroso para mí, he aprendido algunas lecciones importantes. He aprendido que nunca debo conformarme con menos de lo que merezco.
Aprendí a amarme a mí misma en primer lugar. Y nunca dejaré que un hombre juegue con mis emociones como tú hiciste. Sucedió una sola vez y no volverá a suceder.
Me di cuenta de que soy digna y necesito un hombre que sea igual que yo.
Merezco a alguien que me trate como a la niña de sus ojos. Merezco un hombre que encuentre mi felicidad más importante que la suya propia.
Merezco un hombre cuyo amor se sienta como en casa. Merezco un hombre que haga realidad todos mis sueños.
Lástima, ¡ese hombre no serás TÚ!