Es duro, lo entiendo. Dejar ir a alguien que amas, dejar ir a alguien con quien quieres pasar tu vida. Pero tenías que hacerlo. Para salvarte, para salvar tu cordura y tu corazón, tenías que hacerlo. Porque su amor era tóxicos.
Su amor era veneno que te mataba lentamente desde dentro. Su amor era ácido que derretía las paredes de tu alma, hasta que te perdías por completo. Para amarte a ti misma, tenías que dejarle marchar.
Su amor te costó tu valor. Sus palabras, su comportamiento tóxico te quitaron la sonrisa de la cara. Su oscuridad te quitó la chispa de los ojos, esa hermosa chispa que tenías.
La vida en ti, la pasión de tu alma. Su comportamiento infiel te costó el sueño. Empezaste a dudar de ti misma, a pensar que no eres suficiente.
No eres lo suficientemente bueno, lo suficientemente digno. Pero lo eres, cariño. Eres más que suficiente y eso es lo que lo asustó. No es digno de ti, así que te destruyó.
No estaba preparado para afrontar el amor, así que lo volvió contra ti. Usó tu amor para quebrarte, pero ya no. Esta vez, te vas a dar tu amor a ti mismo. Esta vez tu amor va a curarte.
Su amor te costó tu confianza. Sus palabras todavía escuecen. Todavía arden bajo tu piel. Sus palabras sobre cómo no eres lo suficientemente bonita, cómo esa mujer de allí está buena, cómo esta mujer de aquí es perfecta.
Pero no eras tú. Nunca fuiste tú. Nunca fuiste la perfecta, nunca fuiste la guapa. Era tan inseguro que te manipuló para que pensaras que era un regalo del cielo.
Que tienes la bendición de tenerlo. Pero, cariño, es al revés. Debería estar agradeciendo al cielo y a todos los dioses que hayas llegado a su vida.
No eres tú quien no es lo suficientemente buena, es él quien está demasiado ciego para ver más allá de sus inseguridades y miedos. No eres tú quien no es digna de amor, es él quien es incapaz de amar.
Su amor te costó tus sueños. Aún puedes oír su risa, su voz diciéndote que no eres lo bastante capaz de hacer realidad tus sueños.
Su voz exigiéndote que renuncies a ellos, para que le acompañes mientras él hace realidad los suyos. Su voz haciéndote dudar de tus capacidades, haciéndote pensar que nunca lo conseguirás. Pero, ¿quién dice que no lo harás?
¿Quién decide que no eres lo suficientemente bueno? ¿Quién decide que no eres lo bastante fuerte? Eres tú, y sólo tú.
Su amor te costó la cordura. Sus manipulaciones, su sentimiento de culpa y su veneno envuelto en dulces palabras te hacían pensar que todo estaba en tu cabeza.
Que te quiere de verdad, que la culpa es tuya. Que él es el Elegidoy que deberías esforzarte más. Que es fiel y deberías esforzarte más para ganarte su confianza.
Amor, no importa cuánto lo intentes, no importa cuánto lo ames, nunca será suficiente. Pero ahora lo ves. Por eso estás aquí.
Ves que nunca fuiste tú. Ves que fue su pasado el que le definió y no hay razón para que te defina a ti también.
Ves que el amor no es así, aunque él se haya esforzado mucho por hacértelo creer. Por fin ves lo que vales, después de que él se esforzara tanto por quitártelo.
Y tú finalmente se dio cuenta de que amar a ti mismo significaba dejarlo ir.