La verdad es que debería haberlo sabido. Debería haber escuchado a mi lado lógico. Debería haber escrito todos los pros y los contras en un papel para ver qué era lo mejor para mí.
Una pista: no fuiste tú. Nunca debí ser tan impulsiva como para tomar decisiones estando completamente enamorada de ti.
Pero, ¿qué puedes hacer cuando tu corazón ya elige por ti? ¿Quién soy yo para luchar contra mi propio corazón? Desde el principio, sabes que esa es la batalla que perderás.
Realmente pensé que eras con la que pasaría el resto de mi vida. El único defecto era que tenías otros planes.
Estaba indefenso.
Me tomaste por tonto. Me arrastraste contigo, aunque sabías que nunca estaríamos juntos.
Traicionaste mi confianza aunque sabías que tardé mucho en dártela.
Sabías por lo que había pasado y en vez de dejarme ir, me lastimarme aún más.
Me engañaste.
No tenías que tocar o besar a otra mujer. Engañaste a mi corazón porque me mentiste.
Fingiste ser algo que no eras, pero no pudiste mentir tanto tiempo. Te hartaste de mentir y tu máscara perfecta cayó para que yo pudiera ver tu verdadero rostro.
Por fin pude ver el verdadero monstruo que eras.
Intento constantemente hacerme algunas preguntas. ¿Por qué estabas conmigo en primer lugar? ¿Era una especie de premio que tenías que tener? ¿Por qué te esforzaste tanto en seducirme?
Supongo que en algún momento te gusté de verdad, pero no entiendo por qué me mentiste. Podrías haberme hecho un favor y dejarme marchar antes de que fuera demasiado tarde y mi corazón se rompiera en miles de pedazos.
No te gustaba la persona que era. Ya no soy esa persona, la he perdido y tengo que volver a encontrarla porque era la mejor versión de mí misma que jamás podría ser. No estabas contento con quien era y pensaste que podías cambiarme.
Pensaste que podías vaciarlo todo de mí y llenarlo sólo con tu sabor.
En algún momento, creo que lo lograste. Pero, hoy doy gracias a Dios de que lo hicieras porque si no lo hubieras hecho, yo seguiría atrapada en una relación en ninguna parte, en la zona gris, sin ser consciente de lo que me estaba pasando.
Prefiero estar rota y sola que completamente olvidada en tu presencia.
Y elegí eso. Elegí dejarte. Elegí hacer daño para olvidarte.
Vi que me has cambiado y lo odié. Me odiaba por la persona en la que me había convertido. Me miraba al espejo y ya no me reconocía.
Vi mis ojos, me eran familiares, y eran del mismo color. Vi mi boca, tenían la forma correcta, pero no era yo.
Nada de eso era yo. Era una mujer que simplemente se parecía a mí y la odiaba desde el fondo de mi corazón.
Merezco mucho más que tú.
Merezco ser la mujer que una vez fui.
Merezco devolverte la belleza que me arrebataste.
Merezco volver a sonreír.
Me di cuenta de lo que me había pasado demasiado tarde. Pero no me arrepiento de nada.
Supongo que lo que realmente intento decir es gracias por todo.
Fuiste una lección más en mi vida.
Nada más.