Aún recuerdo el día en que te conocí, parecías el hombre que había estado esperando toda mi vida. Eras generoso, amable y tenías la sonrisa más bonita de todas.
Lástima que de tu dulce boca salieran tantas mentiras que no podía imaginar que alguien pudiera decir.
Sabes, realmente no te vi venir. Simplemente apareciste delante de mí y pensé que Dios mismo te enviaba para salvarme de mí mismo.
Pero, como siempre, estaba muy equivocada. Llegaste a mi vida como si pudieras sentir mis heridas que aún sangraban. Eras como un animal salvaje que se alimentaba de la carne de alguien.
Y eso fue lo que me hiciste. Viniste y conociste toda mi historia.
Sabías que yo había pasado por un infierno y que lo último que necesitaba entonces era alguien que me aprovecharse de mí.
Aún recuerdo el día en que te hablé del hombre que me arruinó por completo y se marchó sin más. Me dijiste que no me lo merecía y que era un estúpido por dejarme marchar.
Dijiste que yo era demasiado perfecta para alguien como él y que, si quería, intentaría curar todas esas grietas y cicatrices de mi corazón.
Y en mi cabeza había tantos sentimientos encontrados, pero sobre todo quería que me quisieran. Y te di una oportunidad porque necesitaba a alguien que me hiciera sentir mejor.
Pensé que eras un hombre de verdad por eso, pero me equivoqué..
No puedo culparme porque eras tan buen actor. Encontraste la manera de engañar a una chica que te amaba.
Dijiste que nunca me harías daño. ¡Dijiste que no lo harías y lo hiciste, joder!
Me golpeaste hasta la muerte emocional haciéndome todas esas cosas malas. Para ti yo era la víctima perfecta porque alguien ya me había hecho daño.
Sólo viniste y terminaste el trabajo. Era una forma de sentirte superior. Bueno, déjame decirte algo. En el amor, no hay nadie que sea superior.
En el amor, ambas personas son iguales en todo lo que hacen. En el amor, no hay nadie por encima ni por debajo de ti, sino que están a tu lado, donde está tu corazón.
Oh espera, eso es algo que obviamente no tienes. Porque si tuvieras corazón, no me habrías hecho tanto daño.
No entiendo por qué me hiciste todo eso. ¿Por qué todo ese engaño, insultos, abuso emocional y físico y gaslighting?
¿Qué querías conseguir? ¿Alguien que te escuchara ciegamente? ¿No sabes que ya lo hice porque te quería?
No tenías que hacerme todas esas cosas desagradables. Sólo quería que me quisieras, pero ni siquiera eso pudiste hacer. Porque a tu manera también estabas rota.
Pero como cualquier hombre, eras demasiado orgulloso para admitirlo. Y la verdad es que no puedes amar a otra persona si no te amas a ti mismo. Y ese fue un error que ambos cometimos.
Ambos queríamos recibir amor de otra persona, pero en realidad sólo teníamos que amarnos a nosotros mismos para sanar.
Reconozco mi error y sé que no volveré a repetirlo. En todo este lío llamado vida, he aprendido tantas cosas, aunque todas las aprendí de una manera dura.
Aprendí que no debería tener que creer en todas tus mentiras que me decías sólo para meterte en mi cama. Aprendí que primero debo respetarme a mí misma para que los demás también puedan hacerlo.
Aprendí que no puedo forzar la llegada del amor a mi vida, sino que tengo que esperarlo. Porque si fuerzo algo, puede que no sea lo correcto.
Lo sé por mi experiencia contigo. Deseaba tanto que alguien estuviera conmigo, pero resultó que no elegí tan bien como pensaba.
Fuiste un cobarde al romper a una mujer ya rota. Y lo peor fue que no sentiste ningún remordimiento por hacerlo.
Usted pensó que nuestro relación tóxica duraría siglos y que siempre me controlarías.
Pero no sabías que soy un guerrero nato y que tarde o temprano me levantaría y lucharía por mí mismo.
Una vez que te das cuenta de que sólo tienes una vida por vivir y que alguien la está destruyendo, te vuelves loco.
Y eso fue lo que hice. Perdí completamente la cabeza y te eché de mi casa y de mi corazón.
Aunque te quería y aunque me dolía dejarte marchar, sabía que era más doloroso mantenerte cerca. Ahora, por fin tengo el cierre que tanto ansiaba.
Ahora soy una mujer que sabe lo que quiere y no me conformo con menos de lo que merezco.
¿Y sabes qué? Realmente no necesito un hombre que me arregle. Sólo necesito un hombre que me ame mientras me arreglo. ¡Y ese hombre nunca serás TÚ!