Cuando llegaste a mi vida por primera vez, estaba seguro de que fuiste mi bendición. Eras todo por lo que siempre había rezado.
Eras inteligente, interesante, guapo y maduro. Pensé que por fin había encontrado a mi otra mitad, mi alma gemela. Por primera vez, mi vida tenía sentido contigo en ella.
Tú me completaste-eras la pieza que faltaba en el puzzle. Había encontrado a alguien que me comprendía, que me cuidaba y que siempre estaba a mi lado, pasara lo que pasara.
Pero sobre todo, tenía a alguien que me quería incondicionalmente. Al menos eso creía yo. Consideraba que su amor por mí era de otro mundo.
Los dos éramos una pareja hecha en el cielo.-El destino debió enviarte a mí, no había otra explicación.
Y entonces todo cambió de la noche a la mañana. En realidad, tú cambiaste y probablemente no fue de la noche a la mañana, ¿o tal vez mostraste tu verdadero rostro?
En cualquier caso, me desperté una mañana y supe que nuestra relación estaba condenada. Pero seguí luchando para mantenerla viva. Seguí luchando contra ti. Pero nada ayudó.
Te volviste distante y emocionalmente abusivo. Dejaste de demostrarme lo mucho que te importaba-probablemente porque dejó de importarte.
Me di cuenta de que al principio habías sido demasiado bueno para ser verdad y que por fin había visto tu verdadera cara. Te habías vuelto egoísta y controlador y entonces empezaron todas las aventuras.
Pero ni siquiera entonces te dejé. Perdí toda la confianza que tenía y esperé a que volvieras a las andadas. No fui estúpida.-Sabía que me engañabas, pero me negaba a aceptar la verdad.
Estaba dispuesta a quedarme a tu lado, aunque me mataba saber que no era la única para ti. Me aseguraba a mí misma que sólo me querías a mí y que ninguna de esas chicas era importante para ti. Hasta que un día, me dejaste por una de ellas.
Y rompiste todo mi mundo al hacerlo.
Cuando me dejaste, Pensé que era una maldición. Pensé que era lo peor que me podía pasar. ¿Qué había hecho para merecer algo así?
¿Por qué no pudiste quererme? Lo hice todo bien, pero ni siquiera eso fue suficiente. El destino te había dado a mí sólo para mostrarme lo que era el amor. Y tener que vivir sin ti era mi maldición.
Para mí, mi vida había llegado a su fin-ya no tenía propósito ni sentido.
Cuando te fuiste, no sólo te alejaste de mí...-te llevaste mi corazón contigo y no tenía esperanzas de un mañana mejor.
Estaba destrozada, rota en pedazos y nunca imaginé que podría recuperarme. Me pasaba los días esperando a que volvieras, a pesar de cómo me tratabas y a pesar de cómo me dejaste.
Es un periodo de mi vida que no recuerdo con agrado. Sólo sé que no vi la luz al final del túnel hasta que una mañana, tú no fuiste lo primero que se me pasó por la cabeza.
Y cuando me di cuenta durante el día, me quedé extasiado. No sabía cómo ni por qué había sucedido, pero tenía la esperanza de que estaba a punto de iniciar mi camino hacia la recuperación.
Y tenía razón. No fue fácil ni rápido, pero sucedió. Te superé y seguí adelante.
Y ahora me doy cuenta de que no eras ni una bendición ni una maldición. Fuiste una lección Tuve que aprender.
Sigo creyendo que todo sucede por una razón. Y a ti te enviaron a mi vida por una razón. Aunque ya no creo que mi vida carezca de sentido sin ti, estoy segura de que tu existencia en ella tenía un propósito mayor.
Si no fuera por ti, nunca habría aprendido lo fuerte que soy en realidad. Que me dejaras me ha hecho mucho más dura y valiente. Ahora sé que si puedo superarte, también puedo soportar lo que me depare la vida.
Si no fuera por ti, nunca habría aprendido que no debo creer a todo el mundo desde el principio.
Antes de conocerte, daba por sentado que todos los que me rodeaban eran honestos y no tenían malas intenciones.
Pero después de ti, me di cuenta de que existen personas malas a las que les gusta fingir que son algo que no son. Hay gente que disfruta jugando con los demás y que disfruta haciendo desgraciados a los demás. Tú eres una de esas personas.
Si no fuera por ti, nunca habría aprendido que no debo poner tanto amor, esfuerzo y paciencia en alguien que no hace lo mismo por mí.
Si no fuera por ti, nunca habría sabido qué es lo que no quiero de la vida.
Si no fuera por ti, habría pasado el resto de mi vida sin saber lo que es el verdadero amor.
Si no fuera por ti, nunca hubiera he aprendido a quererme. Cuando te fuiste, tenía una enorme cantidad de amor con la que no sabía qué hacer.
Seguí buscando a alguien a quien dar mi amor, hasta que me di cuenta de que primero tenía que dármelo a mí misma, antes de amar a nadie más.
Así que, gracias por entrar en mi vida. Pero aún más, gracias por dejarla. Y gracias por enseñarme una lección que nunca habría aprendido de otro modo.