No estoy soltero.
Bueno, lo estoy en un sentido de la palabra. Soy soltera en el sentido de que no estoy saliendo con nadie ahora mismo, claro. Pero no soy lo que piensas cuando piensas en una chica soltera.
No estoy desesperado por amor, No estoy desesperado por que alguien me preste un poco de atención.... No voy a ir por eso.
No necesito que varios hombres pasen por mi vida mostrándome lo desagradables que pueden ser las relaciones y haciendo que me arrepienta de haber empezado una.
No estoy dispuesta a estar con cualquier chico que mis amigas me propongan. No me voy a creer las mentiras y promesas de un tío bueno ni me voy a mentir a mí misma pensando que son los adecuados para escapar de estar sola.
Estar soltero no implica hacer fiestas de compasión sobre lo difícil que es encontrar a la persona adecuada y, al mismo tiempo, permitir que imbéciles narcisistas me arrastren a sus redes tóxicas.
No, que yo esté soltera no significa que espere a que algún chico se fije en mí para empezar a crear una falsa historia en mi cabeza sobre lo perfectos que somos el uno para el otro.
Yo tampoco.
No estoy en una relación. No estoy atrapada en mi pasado, esperando a que un ex novio venga a disculparse con un gran gesto de amor.
No hay nadie en mi vida ahora mismo o de mi pasado con quien desee estar. Todavía no lo he conocido. He conocido a muchos chicos que me han gustado de una forma u otra.
Algunos de ellos estaban bien, pero no bien. La mayoría, sin embargo, eran gilipollas que no saben nada de amor.
No me interesan los hombres que no saben lo que quieren de su vida; esos que en vez de buscar un futuro feliz y armonioso intentan arruinar el mío con sus mentiras y secretos.
No tengo palabras que decirles. No hay resentimiento por mi parte. Sinceramente me dan pena porque por mucho daño que me hayan hecho, yo ya lo he superado. Ellos son los que están atrapados con ellos mismos para siempre.
No quiero estar con cualquiera. Soy perfectamente feliz estando sola el tiempo que necesite.
Soy más feliz de que no me lleven que de que se aprovechen de mí.
Le doy tiempo y espero a alguien digno de mí.
Necesito que sea perfecto. Pero no necesito que sea perfecto para todo el mundo. No necesito que llene las expectativas de nadie más que las mías.
Estoy dispuesta a darlo todo por alguien que sea digno de mí. Sé que está ahí fuera.
Estoy absolutamente segura de que hay un hombre que me amará perfectamente. Será honesto y amable y nunca tratará de mentir y engañarme.
Se aprecia a sí mismo y sabrá apreciarme a mí.
Tiene un carácter fuerte y sabrá lidiar con el mío.
Él nunca, ni en sus sueños más salvajes, jugaría juegos mentales horribles conmigo para manipular la relación para ir a su manera.
Los hombres de verdad no hacen eso y el hombre por el que estoy a la espera es un hombre de verdad, seguro.
Me conocerá y me aceptará tal y como soy y yo haré lo mismo porque su enfoque honesto me arrasará, lo sé.
No tendrá miedo de comprometerse conmigo ni de mostrarme sus emociones porque será una persona madura, un hombre adulto y no un niño que no sabe vivir ni amar.
Apreciará y protegerá mi vulnerabilidad emocional y se asegurará de que nunca me haga daño.
Me guiará cuando quiera que me guíe y me seguirá cuando sepa adónde voy.
Sé que ese tipo de hombre es raro, pero lo esperaré porque, ya sabes, yo también soy rara. Iré al infierno y volveré por aquel que sea digno de mí.
Por ese tipo de hombre, lo daré todo.
Y para ese tipo de hombre, verás, mi todo será más que suficiente.