Te has estado preguntando por qué demonios los hombres se quedan en relaciones que son más miseria que alegría. Todos hemos pasado por eso, sintiéndonos atrapados, cabreados, preguntándonos ¿por qué no hacemos las maletas y nos vamos?
Esto es lo que pasa De pequeños nos decían que fuéramos fuertes pasara lo que pasara, que aguantáramos, que arregláramos las cosas... Así que cuando nos sentimos desgraciados en una relación pensamos: mantente fuerte, aguanta el dolor, ¡puedes lograrlo! Lo llevamos dentro.
Una vez pasé seis años en una relación infeliz. Era realmente deprimente y me chupaba la vida. Todo el mundo notaba cómo me cambiaba la cara cada vez que ella estaba cerca. La sonrisa se transformaba de repente en inquietud y malestar.
Siempre estaba criticándome y quejándose de todo. Nunca estaba satisfecha. Pero para sorpresa de todos, no podía dejarla. No era tan sencillo.
Hay un montón de razones por las que los hombres se quedan cuando no son felices. Vamos a desglosarlo:
1. Tenía miedo de estar solo
En primer lugar, hay un gran miedo a estar solo. Sí, lo he dicho. Puede que no hablemos de ello, pero la idea de volver a estar soltero, sobre todo después de mucho tiempo, puede asustar bastante.
Otra vez en solitario no, gracias. Esta relación tampoco es perfecta ni divertida, pero es MÍA. Conocida. Familiar. Cómoda.
2. El cambio me daba mucho miedo
Odio el cambio. Lo nuevo y lo desconocido me asustan. Soy de los que prefieren una camiseta vieja y gastada a una nueva. Se siente bien y seguro.
El cambio me asusta. Por eso me mantuvieron en las vías durante tanto tiempo.
3. Empezar de nuevo me pareció horrible
Cuando llevas años con tu pareja, incluso pensar en empezar de nuevo da miedo. ¿Empacar las cosas y buscar un nuevo lugar? Es como estar al borde del abismo y mirar hacia abajo. Horripilante, ¿verdad?
Así que prefiero quedarme en un viejo lugar conocido que empezar un nuevo capítulo en mi vida. Todo seguro aquí, ¿me entiendes?
4. Estaba atrapado en un bucle de familiaridad
La rutina y la familiaridad pueden atraparte. Es todo tan predecible y fácil.
Es como ver una película aburrida porque te da pereza levantarte de tu cómodo asiento para alcanzar el mando a distancia. Dudé en probar algo nuevo.
5. ¿Qué dirá la gente si la dejo?
Existe una fuerte presión social y un estigma asociado al divorcio y las rupturas. Los hombres de verdad no se rinden...y ese tipo de conversaciones con las que nos han alimentado desde que éramos pequeños. Soportar la miseria se considera noble.
¿Dejarla? Imagina lo que la familia, los amigos y todos los demás dirían. El miedo a ser juzgado si la dejo es paralizante, te lo digo.
6. Esperaba que cambiara
Oh, la esperanza. ¡Qué cosa tan poderosa!
Esperaba que cambiara. Esperaba que todo mejoraraLos problemas se resolverían solos. Esperaba que saliera el sol en un día nublado. Por supuesto, nunca llegaba.
7. Permanecer en una zona de confort era más fácil
No subestimemos el poder de la costumbre. Después de años juntos incluso una relación infeliz se vuelve cómoda a su manera. Sabes qué esperar, tienes tus rutinas y la familiaridad te da calidez.
La idea de sacudir todo eso parece aterradora.
8. Invertí mucho en la relación
Era como un proyecto a largo plazo. Invertí mucho tiempo y emociones en esa relación. No podía dejarlo todo atrás.
Tal vez una relación no era perfecta pero no podía simplemente alejarme de allí.
9. Esperaba un milagro
Resulta incómodo admitirlo, pero yo era infantil y creía de verdad en algo como un remedio mágico. Mágicamente las cosas se arreglarían. Sólo tenía que esperar. Incluso cuando no había ningún signo de mejora creía que era sólo un capítulo infeliz.
10. Me perdí en la relación
Tras seis años en una relación infeliz, empecé a perder partes de mí misma. Perdí un poco mi identidad y olvidé quién solía ser. Mi autoestima estaba por los suelos. No recordaba si alguna vez fui capaz de tomar decisiones sin ella.
Sé que las mujeres tenéis los mismos problemas. Tenéis miedo de salir de la zona de confort, de renunciar a las relaciones duraderas y no estáis preparadas para afrontar la incertidumbre. Por eso TÚ TAMBIÉN tiendes a quedarte en malas relaciones.
Hay una gran diferencia entre afrontar retos en una relación y descuidarse a uno mismo. Hay que encontrar la fuerza para reconocer cuándo algo no tiene arreglo y tener las agallas para seguir adelante.
Dejar una relación infeliz es una decisión difícil, lo sé. Da miedo, es difícil y significa enfrentarse a la incertidumbre. Lo que quiero decirte es esto: tu felicidad, tu sentido del valor y tu tranquilidad son lo más importante. ¡Deja de torturarte! ¡Libérate!
Se trata de recuperar tu vida y avanzar hacia un futuro más feliz y brillante. ¡Te mereces ser feliz!