Recuerdo cuando entró en mi vida, el momento en que todo cambió.
Si supiera entonces lo que sé ahora.
Nunca habría dicho que sí. Nunca habría dejado que me consumiera como lo hizo.
Pensé que el cambio era para bien, o al menos eso me convenció de pensar.
No hace falta decir que no era sólo no es bueno - fue una pesadilla. Algo de lo que no te recuperas fácilmente.
No me gusta convertir a la gente en villanos, pero algunos no te dejan otra opción. En mi vida, él es el villano.
No quiero odiarle, aunque me haya hecho la vida imposible cuando no me lo merecía.
Nadie se merece algo así. Nadie merece ser traicionado, manipulado y mentido.
¿Por qué es tan difícil ser una persona decente? Casi parece que hoy en día sea un requisito especial.
Y lo que es peor, es casi imposible reconocer a una persona auténtica porque el nivel de manipulación y toxicidad cotidianas está por las nubes en casi todas partes.
Me lo creí y ahora lo sé. Me estresé mucho, no fui yo misma durante meses. Me perdí a pesar de que nunca hice nada malo.
¿Cómo puede alguien decidir a propósito arruinar la vida de una persona a la que ha amado? Nunca lo entenderé.
El dolor de saber que hizo lo que hizo sólo para hacerme daño me destrozó.
Al cabo de un tiempo, empecé a verlo claro.
Empecé a ver a través de sus mentiras y a liberarme por fin de su red de ilusiones: las cosas falsas que me hacía creer sobre mí misma, las cosas falsas que seguía creyendo sobre él.
No era culpa mía amar, pero era mi responsabilidad decidir no ser una víctima.
Quería aprender de mi experiencia y no dejar que una sola persona midiera mi valía.
Un día decidí que ya era suficiente. Decidí por fin empezar a respetarme a mí misma.
Si él iba a ser un villano, yo también podría ser un superhéroe.
Me destrozó la vida pero no pudo romperme a mí.
Por eso estoy aquí, ahora, escribiendo estas palabras: sabiendo que superé mis miedos.
Ahora sé que soy una mujer digna de amor y felicidad, no llevo culpa ni tristeza en el corazón.
Ahora conozco mi propia fuerza. Quienquiera que fuera esa niña asustada, ya no está aquí.
No dejaré que nadie dicte mi vida y lo que debo hacer con ella, especialmente no un hombre abusivo.
Por fin tomo las riendas de mi vida, y pase lo que pase estaré contenta porque todo ha sido decisión mía.
Por suerte, se me da bien tomar decisiones por mí misma, y la primera es echarle de mi vida.
Fue entonces cuando las cosas empezaron a mejorar.
Ya no me estreso por cosas insignificantes; no me importa lo que los demás digan de mi vida.
Lo único que me importa es mi bienestar y la felicidad de las personas que me quieren de verdad.
No hay otra forma de hacer las paces con tu pasado y contigo mismo que empezar a quererte radicalmente, perdonarte y animarte.
No aceptes el amor de los demás cuando no te lo das a ti mismo.
Quiérete, pero quiérete de verdad. No sólo cuando estés bien, sino también cuando te sientas mal.
Piensa en ti mismo como si fueras tu amigo. Criticarías o consolarías a tus amigos cuando no se sienten en su mejor momento?
No dejes que las experiencias te destrocen, aprende de ellas y vuelve más fuerte.
No eres algo que se pueda sustituir fácilmente, eres una mujer única con unas capacidades excepcionales. Respétate a ti misma.
Te mereces lo mejor. ¿Por qué no ibas a merecerlo? No te conformes y nunca dejes que nadie se conforme contigo.
Te mereces un hombre que te haga sentir bien, que sea lo suficientemente maduro para ver lo que es realmente importante.
Un hombre que vislumbrará tu alma a través de tus ojos la primera vez que te vea.
Sigue creyendo en el amor como seguiste creyendo en ti misma, y demuestra una vez más al mundo que nada en este mundo puede doblegar a una mujer que sabe lo que vale.