Por fin estoy listo para conocerte. Por fin resolví todo lo que tenía pendiente. Miré fijamente a los ojos de mi soledad y me enfrenté a ella. Luché. Sangré y sobreviví.
Él era el responsable de mi dolor. Era un dos caras narcisista disfrazado que me engañó y me dejó en ridículo. Él fue la razón por la que perdí la fe en la gente, en los hombres.
Mi corazón estaba herido y mi alma lastimada. No tenía ninguna razón para vivir; no quería vivir.
Mis muros se convirtieron en mi santuario. Pensé que mientras me quedara allí, nadie podría hacerme daño. Estoy a salvo.
Mi vida transcurría en soledad, en desesperación, sólo porque él decidió jugar a un juego conmigo. Se aburría y yo era un buen entretenimiento hasta que volvía a aburrirse.
Luego me tiró como si fuera un par de zapatos usados. Sabes que esos "zapatos" que tanto quería fueron una vez nuevos. Brillaban sobre un pedestal en un escaparate.
Todos los querían pero no podían permitírselos y nadie podía conseguirlos, excepto él.
Así que los llevaba todos los días que le apetecía. Los arañaba; caminaba por el barro; andaba con ellos cuando llovía, nevaba.
Cada vez que los necesitaba, estaban ahí para él. Nunca le fallaron.
Y cuando se cansó de ellos, los tiró a la basura sin remordimientos, sin sentimientos de ningún tipo.
Aunque mi espíritu estaba destrozado, encontré fuerzas para encontrar una razón para seguir viviendo. Decidí que nadie tiene derecho a decirme lo que tengo que hacer.
Decidí que soy el único creador de mi felicidad. Decidí que él no importa. Y entonces te conocí.
A partir de ese momento, mi vida cobró sentido. Suena cursi, lo sé, pero realmente fue así. Todo era como debía ser.
Buscaba defectos. Buscaba esos rasgos oscuros sobre los que siempre leo, pero... no, no encontré ninguno.
Seguía esperando el momento en que todo se desmoronara, el momento en que me mostraras tu verdadero rostro, pero ¿adivina qué?
Estaba viendo tu verdadero yo todo el tiempo, tu hermoso verdadero yo.
Sé que quiero decirte cuánto te quiero. Quiero decirte por qué quiero que seas mi primera, mi última, mi todo.
Quiero que seas mi último todo porque no quiero pasar más noches sin nadie más que tú. Quiero despertarme con tu adorable cara.
Quiero sentirte a mi lado cuando duermo.
Quiero que me abraces y me estreches entre tus brazos cuando tenga pesadillas, cuando sude de horror cuando mi pasado me persiga y no quiera seguir viviendo.
Quiero despertar a un palmo de tu boca, sintiendo tu cálido aliento en mi cara.
Quiero que seas mi último todo porque nadie más hace el tonto para hacerme reír cuando tengo un mal día.
Nadie más me tirará al suelo y me hará cosquillas hasta que le suplique que pare.
Nadie más pondrá caras tontas y hará voces estúpidas sólo para animarme. Nadie más me hará reír con chistes graciosamente estúpidos.
Quiero que seas mi último todo porque siempre soy el que más se ríe cuando cuentas chistes.
A veces ni siquiera son tan graciosas, pero para mí lo son, y siempre lo serán. Nadie tiene el poder de hacerme ríete como tú.
Quiero que seas mi último todo porque nadie me habla cuando duermo. Nadie lo ha hecho nunca; nadie se ha dado cuenta de que hablo mientras duermo.
Pero lo hiciste, porque cada noche que nos acostamos, te aseguras de que yo me duerma primero. Me cuidas, te aseguras de que esté a salvo.
Nunca nadie hizo eso. Nadie sabía que hablo dormido, pero tú sí. Nadie nunca me habló mientras duermo, pero tú lo hiciste.
Quiero que seas mi primera, mi última, mi todo. Quiero que seas mi primer amor verdadero.
Quiero que seas el último aliento que tome. Quiero que seas mi todo.