Cada uno de nosotros tiene una perspectiva única de lo que es el éxito. Para algunos, es salir a correr por la mañana justo a tiempo para llegar a nuestro puesto en la empresa a tiempo completo, llegar a casa y preparar la cena en la olla de cocción lenta y recoger la mesa justo a tiempo para arropar a los niños y ver una comedia de una hora antes de irse a dormir.
Para otros, es levantarse de la cama antes de que suene la última alarma a mediodía, tomar la leche justa para un almuerzo tardío y mirar por la ventana al vecino que pasa corriendo mientras sacudimos la cabeza y nos sentamos en una esterilla de yoga. Poder relajarse de verdad -mente, cuerpo y espíritu-, es el éxito.
Y para el resto de nosotros, es encontrarnos en algún punto intermedio: tener una carrera que defina parte de lo que somos, pero no todo. Llegar a casa a tiempo para sentarnos a la mesa con nuestra familia y contar nuestro día. Luego, ponernos nuestra sudadera favorita con un té caliente y nuestra lectura motivadora favorita.
Sin embargo, hay algunas cosas que las mujeres de éxito hacen, independientemente del camino que hayan elegido. Y son estas cosas las que nos dan ese impulso extra para continuar nuestro viaje, sea cual sea.
Mantenemos la curiosidad. Ya sea sobre cómo vamos a presentar la nueva línea de productos, cómo es la otra punta del país, cómo vamos a jubilarnos algún día o por qué nos importa lo que hacemos, siempre tenemos curiosidad.
Y, porque siempre tenemos curiosidad, nosotros no miedo a hacer preguntas. Buscamos casi todo en Google y, cuando eso no basta, nos apuntamos a una conferencia sobre un tema importante para nosotros o asistimos a un seminario sobre algo que nos interesa. Leemos. Llevamos un diario. Consultamos a nuestros amigos y familiares sobre los temas que más nos interesan. Nunca dejamos de hacer preguntas.
Y, a menudo, una pregunta central que nos hacemos es: ¿cómo podemos ayudar? Queremos que las cosas cambien en el mundo, en la sociedad o en nuestro propio patio trasero y queremos formar parte de esta diferencia. Queremos formar parte de una transformación - queremos hacer del mundo un lugar mejor. Al ayudar a los demás, nos ayudamos a nosotros mismos. Aprendemos, crecemos y ampliamos nuestros horizontes.
Y, porque tenemos el deseo de ayudar pero nos damos cuenta de que estamos limitados, por nosotros mismos, en los recursos que podemos dar, ahorramos. Somos ahorradores. Somos prácticos. No gastamos de más ni derrochamos. No malgastamos, no queremos. No sólo somos limitados, sino que comprendemos que los recursos de este planeta son limitados, en general, y que hay otros que los desean más. Así que ahorramos, y contribuimos donde y cuando podemos para salvar a otros.
En nuestra conquista por salvar, sabemos que no podemos tener miedo a que nos obliguen a salir de nuestra zona de confort. Vamos si nos llaman; nos lanzamos si nos lo piden. Dejamos atrás con seguridad lo incierto: no nos asusta la pizarra en blanco.
Porque somos curiosos, queremos ayudar, y hemos colocado nuestros recursos de forma que nos faciliten hacerlo. Emprendemos nuevas empresasPorque sabemos que creceremos en medio de una nueva experiencia, independientemente de que el resultado final sea bueno o malo. Porque sabemos que creceremos en medio de una nueva experiencia, independientemente de que el resultado final sea bueno o malo.
Y, cuando nos vayamos, documentamos - con fotos y por escrito. Mostramos a los demás la belleza de estas nuevas empresas, para que puedan acudir si se les llama. Somos la prueba viviente de que todo es posible y otros necesitan ver esta prueba. Somos la prueba de que podemos forjar nuestros propios caminos y somos responsables de nuestros propios éxitos.
Porque somos curiosos, nos hacemos preguntas, tenemos ganas de ver la diferencia, ahorramos y emprendemos nuevas aventuras sólo para mostrar a los demás lo que descubrimos... transformamos. A nosotros mismos, a los demás, al mundo. Cada vez que superamos cualquier miedo que nos retiene, nos negamos a dar un paso atrás ante un reto y seguimos insistiendo en persistir, estamos dejando nuestras huellas. Somos las diferencias que queremos ver. Somos la razón de nuestra propia felicidad.
Sólo tenemos una vida. Así que vete y no vuelvas. Si cometes un error, aprende de él. En todas las cosas, mantente abierto, accesible y dispuesto a aprender.
Toma una nueva ruta en tu carrera matutina. Prueba un nuevo plato en la olla de cocción lenta. Encargate de un proyecto intimidante en el trabajo que todos los demás se niegan a tocar. Pregúntale a tu vecina si puedes unirte a su footing. Medita durante tu rutina de yoga. Lee un libro sobre un tema desconocido. Ver un documental en lugar de una comedia.
Cada uno de nosotros tiene una perspectiva única de lo que es el éxito. Pero todos entendemos el fracaso y toda la negatividad que lo rodea.
Tú puedes. Haz que hoy sea un día de éxito.