¿Qué es exactamente la pistantrofobia? Es el miedo a confiar en otras personas, y sí, es una fobia real.
La siguiente pregunta lógica es: ¿cómo se desarrolla este tipo de fobia? Pues bien, las principales causas para desarrollar pistantrofobia son las malas experiencias anteriores en las que otras personas te han hecho daño de un modo u otro.
Por ejemplo, si alguien te hizo daño en el pasado, tu mente va a recordarlo, y subconscientemente empezará a tener un miedo constante a que te vuelvan a hacer daño.
Tus malas experiencias funcionan como un detonante a la hora de conocer gente nueva, y por eso te ves incapaz de abrirte a alguien nuevo.
Cuando se trata de relaciones, esto es un gran problema porque te impide ser quien eres con alguien que acabas de conocer, mostrar tus verdaderos colores y ser vulnerable delante de ellos.
La confianza es el núcleo de toda relación, y si tienes problemas para relajarte y confiar en los demás, nunca podrás sentar las bases para que tu relación funcione correctamente.
Resumiendo, si quieres tener una relación feliz, tienes que derribar tus muros y enfrentarte a tus miedos porque no quieres arruinar todas las posibles citas y oportunidades de encontrar al elegido.
Pero, el primer paso es establecer la existencia de la pistantrofobia, y aquí hay 8 señales de que podrías ser uno de los que tienen miedo a confiar en los demás.
8 señales de que tu pistantrofobia (miedo a confiar en los demás) está arruinando tus relaciones
Eres escéptico con cada persona que conoces
Te cuesta etiquetar a alguien como digno de confianza aunque sea adorado y querido por todos los que te rodean.
Simplemente no puedes evitar ser escéptico con cada persona que conoces porque no puedes creer que esa persona exista.
Estás convencido de que todo el mundo te hará daño y de que es cuestión de tiempo, aunque no te hayan dado ni una sola razón para no confiar en ellos.
Pero, esta fuerza es más fuerte que tú, y sientes que no puedes luchar contra el impulso de ser escéptico con todo el mundo.
Una relación feliz te parece estar a kilómetros de distancia
Cuando piensas en tu vida amorosa, lo único que ves es su lado negativo.
Simplemente no puedes imaginar el tipo de relación o la persona con la que serías feliz. Lo sientes como un territorio desconocido con el que nunca estarás familiarizado.
No dejas de repetir a todos los que te rodean que estarás soltero para siempre, y lo crees con todo tu corazón.
Para ti, la mera mención de una relación feliz suena irritante e incomprensible porque no crees que tal cosa exista.
Y aunque así fuera, estás convencido de que a ti nunca te ocurrirá.
Eres un pensador constante
Siempre piensas que tiene que haber algo más en cada persona que conoces porque no crees que estén siendo sinceros contigo.
Así que no dejas de leer entre líneas e intentar averiguar sus segundas intenciones.
No puedes conformarte con que las cosas sean como son. Siempre buscas más porque estás convencido de que es sólo cuestión de tiempo que descubras que todo este tiempo no han sido más que mentirosos y manipuladores.
A veces te encuentras incapaz de escuchar sus palabras porque estás demasiado ocupado desarrollando todo el esquema relativo a su sospechosa personalidad.
Dudas de todo lo que oyes
Tratas a todos como mentirosos o mentirosos potenciales disfrazados. Te digan lo que te digan, nunca, nunca te fíes de ellos.
Dudas de cada palabra que oyes porque estás programado para ello.
Tu cerebro ya no es capaz de distinguir las verdades de las mentiras.
En su mente, todo lo que oye es mentira, y sólo es cuestión de tiempo que se confirme.
Crees que cuanto más amable es la persona, más mentirosa es, y esa es la única verdad cuando se trata de tu percepción de la gente que te rodea. Cuanto más agradables hablen, menos les creerás.
Cree firmemente en la ley de Murphy ("Todo lo que puede salir mal, saldrá mal").
Eres un firme pesimista con respecto a todo. Crees que todo lo que puede salir mal, saldrá mal, y nadie puede decirte lo contrario.
Siempre asumes que ciertas cosas saldrán mal porque están destinadas a ser así aunque no tengas pruebas de ello.
No recuerdas la última vez que pensaste positivamente en el resultado de una determinada situación; lo más probable es que no lo hicieras por estar ocupado con el lado negativo de la misma.
Pensar en positivo es un requisito indispensable para atraer la felicidad y las cosas buenas de la vida.
Por lo tanto, si estás constantemente orientado negativamente, también atraerás esas cosas.
Te pones celoso con demasiada facilidad
Usted es muy inseguro respecto a su lugar en una relacióny esta inseguridad desencadena celos constantes incluso ante las cosas más sencillas.
Te pones celoso con demasiada facilidad porque estás constantemente al límite, pensando qué va a pasar a continuación o que tu pareja o posible pareja está haciendo algo malo.
Te asustan las cosas nuevas que llegan a tu vida porque las ves como amenazas potenciales para tu relación.
Siempre supones lo peor y desconfías de los amigos de tu pareja, de sus compañeros de trabajo y de otras personas con las que no estás familiarizado.
Los celos son el mayor enemigo de toda relación, y si estás constantemente culpando a tu pareja de algo que no ha hecho, es la receta para un verdadero desastre.
Has tomado la decisión de no volver a confiar en nadie.
Has jurado solemnemente y de todo corazón que nunca volverás a confiar en nadie debido a algunas malas experiencias de tu pasado.
Tomaste esta decisión para protégete de cualquier posible daño en el futuro, y por eso simplemente eres incapaz de dejar de pensar demasiado e incapaz de romper el voto de no volver a confiar en nadie.
Esta determinación de mantenerte fiel a tu creencia de que las personas son tramposas, mentirosas y manipuladoras tóxicas es tu mayor obstáculo a la hora de alcanzar la verdadera felicidad.
Mientras te niegues a pensar de forma diferente o a ver el panorama general, serás incapaz de ver que no hay necesidad de tener prejuicios hacia todo el mundo sin una razón válida.
Necesitas reafirmar constantemente el afecto de tu pareja
Siempre necesitas que te reafirmen su afecto y lo mucho que te quieren.
Lo haces porque necesitas una validación constante de que no van a hacerte daño.
Sólo si lo dicen como realmente piensan, te librarás de tus sospechas. Pero ni siquiera esta tranquilidad dura mucho.
Pronto encuentras otra razón para desconfiar de ellos, y así, te encuentras a ti mismo y a tu pareja dando vueltas en círculos.
A veces, les exiges demasiado, y si no son capaces de cumplirlo, te sentirás decepcionado con ellos.
Verás, tu miedo a confiar en los demás te obliga constantemente a hacer cosas que normalmente no harías, y te está impidiendo disfrutar de la felicidad que te mereces.
Lo mejor que puedes hacer en esta situación es dar pasos de bebé, y poco a poco empezar a abrirte a los demás porque es la única manera de salir de este confuso laberinto.