La esperanza y el miedo son dos conceptos muy poderosos en toda relación. La esperanza se deriva del deseo de ver algo hecho realidad.
A menudo está impregnado en nuestra vida cotidiana, ya sea vinculado a algo muy emocionante que está a punto de suceder o simplemente como un componente de nuestro sistema de valores que nos impulsa a cumplir los objetivos que nos hemos fijado.
Por lo general, la esperanza tiene una connotación positiva y se asocia a la felicidad y la plenitud.
La esperanza va a ser una parte emocionante de cualquier conexión significativa. Es una promesa no escrita de que el futuro será brillante con la persona con la que estás y que los dos haréis muchas cosas increíbles juntos.
Luego viene el miedo. Tenemos miedo, miedo. Intentamos evitarlo a toda costa.
Sin embargo, también forma parte de la experiencia humana. Es inherente y primario, forma parte de la respuesta natural de lucha o huida.
El cuerpo siente miedo cuando está a punto de ocurrir algo que podría perjudicarnos. Es un mecanismo de autodefensa dentro de cada uno de nosotros y, por tanto, es sano sentirlo.
También es sano tener algo de miedo en tu relación. Aunque intentes evitarlo porque tiende a asomar su fea cabeza de formas no muy agradables, liberando como ansiedad, irritabilidad, ira, tristeza o depresión, debes sentirlo para liberarlo.
Esto significa que la ira no puede reprimirse y esperar que desaparezca sin más. Es antinatural y poco saludable intentar contenerla.
Tienes que enfrentarte a lo que lo provocó y resolverlo con tu pareja.
Una de las razones por las que es tan importante enfrentarse a la ira en lugar de intentar reprimirla es que la respuesta de miedo a veces puede ser muy desproporcionada con respecto a lo que la ha desencadenado, tanto si te das cuenta de ello cuando se produce la respuesta como si no.
Y, por lo general, no te darás cuenta cuando estés en plena expresión del miedo. La adrenalina actúa de forma natural y nubla el pensamiento.
La mente y el cuerpo intentan remediar el malestar por medios muy defensivos hasta que se consigue superarlo.
Es sano expresar tanto tus esperanzas como tus temores sobre la relación con tu pareja y, cuando ocurra algo que te enfade, hablar de ello. Al hacerlo, puede que descubras que lo que lo ha provocado no es para tanto y que no tienes nada que temer.
Por supuesto, también puedes descubrir que tu enfado está muy justificado y que hay que trabajar en ello si quieres salvar la relación. Mantener el miedo y la ira encerrados es una receta para el desastre.
Mantener la esperanza en el interior también lo es. Si no expresáis vuestras esperanzas el uno al otro, es posible que os desviéis del camino y os deis cuenta de que vais en dos direcciones completamente distintas.
Si esperas un resultado determinado, exprésaselo a tu pareja, así podréis identificar las similitudes y diferencias en vuestros planes de futuro y llegar a un compromiso siempre que sea necesario para que las cosas funcionen.
También es esencial entender cuándo tanto tus esperanzas como tus temores sobre la unión no son sanos. Las esperanzas pueden infundirse en las víctimas de malos tratos, de modo que la pareja puede mantener el control sin que la persona se dé cuenta.
Una vez que esto ocurre, la víctima mantiene la esperanza de que la relación cambiará y algún día será todo lo que podría haber pedido.
Esta persona adquiere la esperanza de que algún día podrá ser todo lo que el maltratador desea. Si la víctima hace x, la esperanza es que suceda y.
En otras palabras, si la esperanza es el resultado de una unión tóxica, y el miedo es el resultado de un abuso, es muy importante reconocerlo.
Comprender qué impulsa sus esperanzas y temores dentro de su pareja le ayudará a determinar si es o no una unión sana con un futuro prometedor. Cuando la comunicación abierta forma parte del vínculo, esto ayuda a que prospere.
Sin embargo, cuando uno de los dos siente que no puede expresar sus emociones íntimas al otro, es una receta para el desastre. Establecer un nivel de comunicación saludable desde el principio es una forma estupenda de crear un vínculo duradero con alguien con quien te apetece pasar tiempo.
No hay mejor sensación que poder expresar mutuamente tus esperanzas de futuro y tener a alguien a tu lado que calme tus miedos.