Fue fácil volver con él. Era como algo natural. Hacía de mi vida un infierno. Entonces, le perdonaba, y antes de que me diera cuenta, estábamos de vuelta al principio.
Me pareció natural volver a él, ya que no tenía a nadie más a quien esperar. Él era todo lo que conocía, y perdí la capacidad de ver que hay otros hombres ahí fuera que me tratarían como merezco.
Perdí la capacidad de verme a mí misma y lo infeliz que era en todo aquello. Cada vez que volvía a estar en sus brazos me hacía olvidar todo lo que nos pasaba.
No soy la víctima. No me estoy justificando. Me quedé en algo casi porque era demasiado miedo a estar solo-aunque eso casi me hizo sentir más solo de lo que nunca he estado.
Estaba forzando algo para que funcionara, aunque no era lo adecuado para mí. Fue todo un lío con muchas idas y venidas. Y antes de darme cuenta, mi subconsciente me decía que no había nada mejor para mí.
Es increíble como algo que no parece tan dañino como una casi relación puede hacer tanto daño. Te hace perder el orgullo porque continuamente perdonas lo imperdonable.
Te hace perder el sentido de ti mismo y tu confianza porque sigues volviendo a alguien que no te ve-no el verdadero tú.
Lo único que le interesa es tu cuerpo desnudo y todo lo bueno que puedes hacer por él. No le importa cómo te ha ido el día. No conoce tus sueños ni tus deseos ocultos. Desde luego, no tiene ni idea de tus problemas.
No tiene ni idea de que anoche no pudiste dormir porque no te contestó en todo el día. No quiere ver que le quieres tanto que antepones sus necesidades a las tuyas.
No le importa que te preocupes por sus problemas y que intentes hacérselo más fácil. Lo único que hace es dar por sentados tus esfuerzos y jugar con tu corazón como si no fuera con él.
Él no lo sabe y no le afecta en nada que te haya hecho creer que eres incapaz de volver a amar; que se ha llevado todo tu amor y energía con él ese día que eligió alejarse para siempre.
Ahora estás cansado porque la relación casi te agota. Te ha llevado a esta montaña rusa emocional para la que no estabas preparado.
Hacía que cada día o cada semana fuera diferente. Uno estaría lleno de lágrimas y el otro de risas, dependiendo de su voluntad de entrar y salir de tu vida.
Pero lo que no ves es que el fin de una casi relación es lo mejor que te podría haber pasado.
Por fin podrás descansar y recuperar toda la energía que te ha quitado. No tienes que esperar a que te llame o te envíe un mensaje. No tienes que pedirle tiempo. No tienes que esperar a que esté listo para comprometerse más.
No tendrás que cargar con sus problemas. Te concentrarás en ti, en reparar tu corazón y mejorar tu vida. Aprenderás a quererte de nuevo.
Ya no tienes que esperar a nadie ni a nada, y es la sensación más liberadora que existe.
Una relación casi no será algo que te aleje del amor. Será exactamente lo que te ayudará a reconocer el amor verdadero cuando se te presente.
Sabrás cómo no debe ser nunca el amor. Sabrás las cosas con las que no te conformas o pasar por alto. Sabrás que lo que necesitas y quieres en un hombre no se parece en nada a lo que ya tenías.
Volverás a amar a alguien con todo tu corazón y más de lo que jamás creíste posible. Sabrás que es real porque serás correspondido.
Esa casi relación en la que estuviste una vez no será más que un recuerdo lejano y la mejor lección que podrías haber tenido en la vida.