Que te hayas ido no significa que mi dolor también se haya ido. No significa que al alejarte hayas borrado todos mis sentimientos hacia ti o que hayas podido borrar todos los recuerdos que tengo.
Para ser sincera, no tengo ni idea de si me sentía más deprimida cuando salíamos juntos o ahora que te has ido. Lo peor es que no estoy segura de que te merezcas nada de eso porque nunca supe realmente lo que sentías por mí.
Y aunque dijiste que era amor, tus acciones hablaban diferente.
Durante mucho tiempo pensé que lo conseguiríamos si hacía algunas cosas de forma diferente. Pero luego, cuando pienso en cuáles podrían haber sido esas cosas, no encuentro respuesta porque lo di todo.
Hice todo lo que pude y aun así no fue suficiente. No es que eso sea algo nuevo, ya que tengo esta sensación nada de lo que hice fue suficiente para ti.
Y después de todo este tiempo me pregunto cómo es posible que no lo consiguiéramos, cuando yo te quería tanto. ¿Cómo es posible que no lo lográramos cuando tú también me decías que me querías?
Pero si me hubieras amado de verdad, ¿por qué me habrías hecho sentir que no era lo bastante buena?
No dejabas de compararme con los demás. Querías que fuera más así o más asá. Había tantas cosas que querías de mí y que querías que cambiara y yo sólo quería una cosa de ti: que me quisieras por lo que era.
Pero nunca me quisiste de verdad porque nunca me aceptaste de verdad por lo que era. Nunca quisiste que fuera quien realmente era, siempre había algo en mí que te molestaba.
Por muchas cosas buenas que tuviéramos, seguías viendo sólo las malas.
No dejabas de sacar a relucir mis imperfecciones. Lo sé, estoy lejos de ser perfecta, pero hay más en mí que mis imperfecciones. No soy del todo imperfecta, hay cosas que me encantan de mí misma.
Yo también tengo lados positivos y tengo más rasgos buenos que malos. Pero tú nunca fuiste capaz de ver los buenos porque sólo te centraste en los malos.
Al cabo de un tiempo, empecé a verme a través de tus ojos y tampoco me gustó lo que vi.
Te creabas expectativas que yo no podía alcanzar. Nunca me diste nada a cambio, pero querías que hiciera todo lo que me pedías.
Cuando no te gustaba algo de mí, me pedías que lo cambiara. Si lo cambiaba, pasabas a la siguiente cosa que te molestaba de mí y si no lo hacía, seguías quejándote de ello hasta que yo también empezaba a odiarlo.
Me costó mucho seguirte el ritmo y lo intenté con todas mis fuerzas porque te quería.
Por otro lado, nunca me hiciste un hueco en tu vida. Nunca supe a qué atenerme contigo. Y eso es algo que nadie debería experimentar en el amor.
Nadie debería preguntarse nunca qué lugar ocupa en la vida de la persona a la que ama. Y ahí estaba yo, llena de amor por ti, pero sin ninguna promesa de futuro ni siquiera de que mi amor fuera correspondido.
No podía quitarme la sensación de que era yo y de que no era lo bastante bueno para ti. No podía verme contigo cuando nunca me diste un atisbo de esperanza, ni un solo gesto amable que me dijera que me encontrabas digna de mi amor.
Sólo podía pensar en que no conseguía hacer nada bien. Y durante tanto tiempo me pregunté cómo había llegado hasta ahí y qué era lo que iba mal hasta que por fin me di cuenta de que no estabas preparado para llegar a un acuerdo.
Nunca estuviste realmente preparado para dejar la persecución y estar satisfecho con una sola chica. La posibilidad de que hubiera alguien mejor ahí fuera y de que te estuvieras conformando con menos seguía atormentándote.
También estabas lejos de ser perfecto, pero supongo que tenías un narcisista muy bien disimulado en tu interior. Y esta parte fuerte de ti nunca pudo realmente conformarse, nunca quiso realmente conformarse.
Me di cuenta de que no era yo y que había algo demasiado malo en mí. Ninguna chica podría ser lo suficientemente buena para ti porque tú eres así.
Pasar constantemente de una persona a otra, pero nunca poder estar satisfecho con uno mismo o con el lugar en el que uno se encuentra.
Dijiste que me querías, pero ahora sé que no era amor. Puede que amaras el potencial que viste en mí, pero no era amor verdadero. Si lo fuera, no habría sentido constantemente que no era lo bastante buena.
No era amor porque tienes demasiado miedo de amar. Y no es que yo no sea lo suficientemente bueno, es que ningún otro podría serlo jamás; después de todo, para empezar nunca quisiste quedarte.
Así que buena suerte con tu búsqueda del perfecto, pero ya me cansé de confundir lo que me diste con amor. Estoy harta de hundirme porque no pudiste aceptarme o amarme por lo que era.
Me quiero tal como soy, con todas mis imperfecciones y todos mis lados buenos, y sé que alguien también lo hará.