Me hiciste pasar por una cantidad inimaginable de dolor.
Me entregué completamente a ti y tú siempre me diste por sentado. Sí, siempre me decías que me querías, pero yo no veía ese amor y desde luego no lo sentía.
Sabías que me sentía insegura sobre tu amor y sobre nuestra relación, pero en lugar de hacer algo al respecto y en lugar de hacer algo para demostrar tu amor por mí, hiciste todo lo contrario. Jugaste conmigo e hiciste todo lo posible para volverme loca.
Al principio, Realmente pensé que me amabas.
En realidad, deseaba tanto que fuera verdad que me convencí a mí misma de que sí me querías, pero que no sabías demostrarlo adecuadamente. Me convencí de que eras una persona cerrada a la que le costaba mostrar sus emociones. Y te acepté así.
Nunca te pedí ningún gesto romántico, sólo quería sentirme querida y necesitada. Quería saber que podía contar contigo, quería que nos vieras a los dos como un equipo, como yo nos veía. Quería ser tan importante para ti como tú lo eras para mí.
Pero sólo jugabas conmigo. Me tomó mucho tiempo pero finalmente vi que en realidad nunca me quisiste y que sólo era bueno para tu ego.
Disfrutabas teniendo a alguien que siempre cogía el teléfono cuando llamabas y alguien que siempre dejaba todo para correr hacia ti cuando la necesitabas. Me costó años, pero al final me di cuenta de que siempre sería una segunda opción para ti.
Me di cuenta de que nunca te importé del todo y de que no significaba mucho para ti. Me di cuenta de que lo que habíamos tenido obviamente sólo era especial para mí.
Y por último, Me he armado de valor para dejarte. He decidido que ya es hora de poner fin a esta farsa y alejarse.
Ahora, después de todo lo que me has hecho pasar, tienes el descaro de culparme por marcharme.
Después de todos estos dolorosos años, tienes el descaro de intentar hacerme sentir culpable por dejarte. Ahora me dices que me necesitas y que no puedes imaginar tu vida sin mí.
Nunca te paraste a pensar qué fue lo que me hizo dejarte. Ahora intentas convencerme de que estoy siendo egoísta por dejarte, pero nunca pensaste en todo el dolor que me hiciste pasar.
Nunca me preguntaste cómo estaba todas las veces que me insultaste, todas las veces que tuve que luchar para conseguir las migajas de tu atención y tu amor, todas las veces que miraste a otras chicas...
Nunca pensaste en mis sentimientos todas esas noches que lloré hasta quedarme dormida, todas esas veces que me dejaste esperándote porque tenías cosas más importantes de las que ocuparte.
Nunca pensaste en mis sentimientos mientras yo pasé años sintiéndome no amada y no deseada. Y ahora quieres que piense en tus sentimientos y que me sienta culpable por haberme alejado finalmente de alguien que nunca me mereció, alguien, que nunca hizo nada por mantenerme a su lado?
Juraría que te advertí mil veces que acabarías con todo el amor que sentía por ti. Lo intentaste con todas tus fuerzas y, aunque te costó, al final lo conseguiste.
¿No era mi marcha algo que siempre habías querido?
Actuaste como si lo fuera.
No obstante, la cuestión es que no puedes culparme por marcharme si no hiciste nada para retenerme.
Me odias por alejarme pero en realidad, deberías te odias por dejarme irpor no haber hecho nunca nada para retenerme y por no haber hecho nunca nada para impedir que te dejara.
En lugar de odiarme y culparme, sé un hombre y asume alguna responsabilidad por una vez en tu vida. Sé que es más fácil proyectar en mí el odio que sientes por ti, pero en el fondo sabes que todo lo que ha pasado es culpa tuya.
En el fondo, sabes que has perdido a la única persona que te quería y que estaba dispuesta a mover una montaña por ti. Eres muy consciente de este hecho, por muy rápido que intentes huir de él.
Así que no te enfades conmigo porque me vaya. Enfádate contigo mismo porque no supiste retenerme.
Ya es demasiado tarde para cambiar las cosas cuando has conseguido arruinarme a mí y todo lo que teníamos.
Recuerda, yo no me alejé, tú me empujaste. Y tú eres el único que tiene que vivir con ello.