Cuando mi marido me sugirió que lo mejor sería que me quedara en casa criando a nuestros hijos hasta que empezaran el colegio, acepté inmediatamente. En ese momento Pensé que por qué no, quedarme en casa con los niños sería estupendo. Además, pasé un mal momento en el trabajo y una pausa en mi carrera me pareció la idea perfecta.
Casi todos mis amigos hicieron lo mismo cuando tuvieron hijos y lo único que oía era "Es lo mejor que puedes hacer cuando tus hijos son bebés o niños pequeños". o "Podrás verlos crecer y ser testigo de todos sus hitos".
El entusiasmo general no me preparó para la cruda realidad... ser ama de casa es una batalla cuesta arriba.
Según mi experiencia, estas son las 15 desventajas de ser ama de casa:
1. "Me di cuenta de que ser ama de casa es un trabajo a tiempo completo"
Ten cuidado. no es sólo jugar, abrazar y besar naricitas y deditos. Además de cuidar a los niños, también incluye tareas domésticas, cocinar, limpiar, hacer la compra, llevarlos al médico y gestionar las necesidades generales del hogar y la familia.
Al menos a mí me pasó, pero sé más lista y haz un plan para repartir todas las tareas domésticas entre tu marido y tú.
2. "Me sentía sola y aislada".
La falta de interacción social tiene peso e influye en tu estado de ánimo. Estar con los niños todo el tiempo, sin poder tener una conversación adulta adecuada excepto con tu marido, puede hacer que te sientas sola.
Los días girarán en torno a satisfacer las necesidades de los niños y no habrá lugar para ninguna otra actividad. Perderás el contacto con tus amigos y familiares, y cuando recuerdes las charlas ocasionales que disfrutabas en la oficina te parecerá una vida completamente distinta.
Así que, ve a ver a tu mejor amiga al menos dos veces al mes. No pongas excusas, el maridito puede sustituirte durante una hora.
3. "Al estar TAN cansada me irritaba con facilidad y a menudo perdía los nervios"
Los días ajetreados te hacen sentir agotado y abrumado, y puedes sobresaltarte con facilidad. Además, es posible que te enfades y grites a tus hijos.
Después de la tormenta emocional, te sientes mal e impotente, sin la idea de cómo manejar la carga y hacer que todo funcione. Sentirse atrapada también es muy común entre las madres que se quedan en casa. A veces pasamos días sin salir de casa.
Intente mantener la calma y recuerde respirar.
4. "Fui incapaz de pedir ayuda"
Suelo ponerme nervioso cuando estoy bajo la presión del tiempo y hay mucho que hacer. Me precipito, me pongo más nervioso y entonces se me caen las cosas, estropeo la puerta o rayo el coche.
No importa cuántas cosas haga, siempre hay más. Es un ciclo interminable, y nunca tienes un respiro.
Muchas mujeres no se dan cuenta de que todo es demasiado y necesitan pedir ayuda. Pídele a tu marido que te eche una mano con las tareas domésticas. Sé que tiene un trabajo a tiempo completo, pero tú también. Después de las 5 pm todos los deberes deben ser compartidos entre los dos.
5. "Estaba atrapado en el bucle de la rutina"
Te sientes como en un bucle de rutina interminable que se repite una y otra vez. Todos los días son iguales, a menudo no estás seguro de si es miércoles o jueves.
No paras de dar de comer a los niños, cambiar pañales, lavar la ropa, planchar, fregar los platos, recoger los juguetes, etc. Por supuesto que es agotador. Como si fueras una rata en una rueda.
Así que rompe con la rutina y llévate a los niños a comer fuera. O llévatelos de picnic.
6. "Mis días eran tediosos y aburridos"
La naturaleza repetitiva de tu agenda diaria hace que a veces te sientas aburrido. Eterno El trabajo duro te deja deprimido y tu vida parece no tener sentido. Pierdes la motivación y te olvidas de cuidarte.
Recuerda que a veces mamá necesita un descanso. Pídele a tu marido que cuide de los niños mientras tú sales. ¡Un simple paseo puede hacer maravillas!
7. "Me sentía inútil sin un trabajo 'de verdad'"
Mientras tu carrera está en suspenso, aunque estés muy ocupada con el cuidado de los niños, sigues viéndote como un desempleado. Esto puede darle una sensación de inutilidad, puede tener un grave impacto en su autoestima y puede evocar ansiedad.
Por eso lo repito una y otra vez: ser SAHM es un trabajo de verdad, más difícil que aquel por el que te pagan. Date crédito y asegúrate de prosperar en tu nuevo "puesto".
Al fin y al cabo, me alegro de haber pasado unos cuantos años siendo ama de casa, pero Ojalá estuviera preparada para todos los inconvenientes de este papel. Sería mucho más fácil para mí si mis amigos hubieran compartido estos útiles consejos. Así que, por favor, ¡tomen nota!
8. "Echaba de menos tener una identidad personal"
Cuando dedicas todo tu tiempo y energía a tu familia, es fácil perder de vista quién eres más allá de ser madre. Tus aficiones, intereses y ambiciones pueden pasar a un segundo plano, lo que te hace sentir que has perdido una parte de ti misma.
Encuentra formas de reconectar con tu identidad. Retoma una vieja afición, apúntate a una clase o reserva tiempo para tu crecimiento personal. Incluso los pequeños esfuerzos pueden ayudarte a redescubrir tu sentido de identidad y recordarte que eres algo más que una madre.
9. "Luché contra las expectativas sociales"
La sociedad suele tener opiniones contradictorias sobre las madres que se quedan en casa. Por un lado, te alaban por dedicarte a tu familia. Por otro, puedes sentirte juzgada por no contribuir económicamente. Estos mensajes contradictorios pueden ser difíciles de manejar.
Ignora el ruido y céntrate en lo que funciona mejor para tu familia. El camino de cada persona es diferente y no existe un enfoque único para la crianza de los hijos. Rodéate de personas que te apoyen, comprendan y respeten tus decisiones.
10. "Luché contra la culpa por el autocuidado"
A veces, dedicarse tiempo a una misma puede parecer egoísta cuando se es ama de casa. Pero el cuidado personal no es un lujo, sino una necesidad. Cuando estás descansada y feliz, estás mejor preparada para cuidar de tu familia.
Empieza poco a poco. Dedica 30 minutos al día a hacer algo que te guste. Ya sea leer, hacer ejercicio o simplemente relajarse, dé prioridad a sus necesidades. Recuerda que cuidar de ti forma parte de cuidar de tu familia.
11. "Me preocupaba reincorporarme al mercado laboral"
Hacer una pausa en tu carrera puede hacerte sentir ansioso por volver al trabajo. ¿Se habrán quedado anticuadas tus competencias? ¿Le pasarán por alto los empresarios? Estos temores son habituales, pero no deben frenarte.
Mantente en contacto con tu sector a través de redes de contactos o cursos en línea. Actualiza regularmente tu currículum y destaca las habilidades que has desarrollado como ama de casa, como la multitarea, la resolución de problemas y la gestión del tiempo. Estas habilidades son valiosas en cualquier lugar de trabajo.
12. "Me sentí invisible"
Las madres que se quedan en casa a menudo se sienten poco apreciadas y olvidadas. El trabajo que haces no siempre es visible, y es fácil sentir que tus esfuerzos pasan desapercibidos.
Comunica tus sentimientos a tu familia y recuérdales el valor que aportas a sus vidas. Celebra las pequeñas victorias y no temas buscar la validación de ti mismo y de los demás.
13. "Luché con mi salud mental"
Los retos de ser ama de casa pueden afectar a tu salud mental. Los sentimientos de soledad, frustración e inadecuación pueden acumularse con el tiempo.
No dudes en buscar apoyo. Habla con un terapeuta o únete a un grupo de apoyo para madres. Recuerda que no estás sola en tu lucha y que hay ayuda disponible.
14. "Echaba de menos compañía adulta"
Pasar todo el día con niños puede hacer que anhele la interacción con adultos. Aunque tus hijos son maravillosos, no pueden sustituir la conexión y la estimulación que obtienes hablando con otros adultos.
Haga un esfuerzo por socializar. Únase a un club de lectura, asista a actos comunitarios o simplemente póngase al día con sus amigos. La compañía de adultos puede suponer un refrescante cambio de ritmo.
15. "Aprendí a apreciar las pequeñas cosas"
A pesar de todos los retos, ser ama de casa me enseñó a encontrar la alegría en los pequeños momentos. Una risita, un abrazo o un simple "Gracias, mamá" pueden hacer que todo el trabajo duro merezca la pena.
Aprecia estos momentos. Son fugaces pero preciosos, y te recuerdan por qué elegiste este camino en primer lugar.