Siempre soñé con un amor que te trae chocolate cuando estás triste y rosas cuando sales.
Un amor que te hace ganar ositos de peluche y se pone pegajoso de algodón de azúcar. Un amor que te da mariposas y te hace bailar por las mañanas cuando te despiertas.
Pero ahora mismo, quiero algo real. Quiero que sea real cuando todo lo demás no lo es.
Quiero un amor que me abrace fuerte cuando la pena me desgarre. Un amor que tiene el poder de mantenerme de una pieza, un amor que perdura y permanece.
Quiero ese amor que me haga sentir querida incluso cuando yo misma no quiera estar cerca. Quiero ese amor que me de una razón para luchar y esperar que dure.
Quiero un amor que me mime con lealtad, no con regalos. Quiero sentirme la única mujer del mundo e irme a la cama sin preguntarme si soy lo bastante buena.
Ya está bien de juegos y mentiras. Basta de sentirme traicionada y humillada con regalos que supuestamente deberían hacerme sentir mejor.
No hay suficientes rosas en este mundo que puedan llenar el hueco que la traición dejó en mi corazón.
No hay diamante lo suficientemente grande que pueda ocultar el hecho de que la persona que se suponía que debía permanecer a mi lado me engañó.
Y no hay chocolate lo suficientemente dulce que pueda lavar el sabor amargo que el dolor deja en mi boca.
Así que quiero un amor que me mime con bondad y amor. Ese dulce tipo de amor que ahuyenta mis miedos y pesadillas.
Ese amor que amará mis cicatrices y me querrá por lo que soy. No quiero vestidos caros ni falsos cumplidos.
No quiero oír cómo me vería mejor si llevara esto y aquello. Porque me quiero así. Me encantan mis vaqueros ajustados y mis camisetas de superhéroes.
Me encantan mis pecas y mi alocado pelo electrocutado.
Me llevó demasiado tiempo amarlos tal como son como para dejar que nadie me los arrebatara, como para dejar que nadie cambiara ningún aspecto de lo que soy, sólo porque no encajo en su molde de perfección.
Quiero un amor que me vea. Mi verdadero yo. Quiero un amor que vea el fuego en mis ojos y el azul en mi alma. Quiero un amor que verá la pasión y el amor detrás de estas paredes.
Y quiero que ese amor los haga caer. No con palabras dulces y regalos, sino con amor y cuidado.
Con acciones. Con un abrazo cálido, una caricia amable y una voz suave. Con honestidad y lealtad.
Quiero un amor que se quede. No quiero otra aventura con fecha de caducidad. No quiero otra relación en la que dé partes de mí para que la otra persona esté completa.
No puedo seguir reconstruyéndome, recogiendo los pedazos una vez que se han ido e intentando superar otro desengaño mientras bailan lejos con todo lo que les di.
No quiero otra relación de toma y daca. No quiero otro juego de poder en el que tenga que demostrar mi valía y mi amor.
Quiero un amor que sepa. Un amor que sabe que cuando me río de los cumplidos, no es porque quiera insultarlos, es porque no estoy acostumbrada a ellos.
Un amor que sabe que cuando necesito tiempo a solas, les sigo queriendo. Un amor que sabe cuándo compartir el silencio conmigo y cuándo abrazarme fuerte.
Un amor que sabe que estamos hechos para esforzarnos juntos, para luchar y amar juntos y no agotarnos mutuamente las emociones y la fuerza.
El chocolate y las rosas están muy bien. Pero yo quiero amor de verdad. Quiero ese amor eterno.