La lealtad debería ser una de las expectativas más básicas en una relación.
Parece que para muchos no es así.
El problema es que no todo el mundo entiende lo que es la lealtad. La palabra se ha trivializado hasta el punto de que tiene poco o ningún significado.
No se trata sólo de compartir fotos de pareja con subtítulos profundos o no ver a otras personas. De hecho, es mucho más que mantenerse alejado de otras personas y no engañar.
La lealtad significa mantenerse firme. No dejar que nada ni nadie cambie las cosas en las que crees. Es no dejar que las perspectivas de los demás interfieran en las tuyas.
Es saber en qué crees: en el amor que compartes con tu pareja.
Es elegir a tu amante cada día, una y otra vez.
Cada relación se aburrido de vez en cuando, pero eso no es motivo para buscar un chispa en otro sitio.
La lealtad significa que estás decidido a construir una vida con tu pareja, en los buenos y en los malos momentos, en los momentos divertidos y en los aburridos.
Las relaciones no son ninguna broma. Si quieres tener una base sólida para tu vida y tu bienestar, tienes que esforzarte.
Eso significa que habrá días en los que tu pareja te irrite, en los que te haga daño, en los que no la entiendas en absoluto e incluso te preguntes: ¿Realmente merece la pena?
Todo el mundo pasa por esos periodos, pero no hay suficientes personas que hablen de ello en voz alta.
Es normal cuestionarnos de vez en cuando, ceder y dejar que la duda y los sentimientos nos abrumen. Lo que no es normal es rendirse siempre que las cosas no salen como uno esperaba.
La lealtad se basa en la honradez, la confianza y la lealtad. compromiso-en todas las situaciones, no sólo en las buenas. Cuando amas de verdad a alguien, esas cosas son fáciles.
La lealtad es bajar la guardia cuando te sientes a la defensiva, ser paciente cuando te sientas molesto, tratando siempre a tu pareja con respeto y protegiéndola cuando necesite tu protección.
Sobre todo, es verles tal y como son en todo momento y aceptarles plenamente. Ver más allá de sus delirios temporales o de sus arrebatos emocionales.
Eso es lo que todo el mundo merece en su vida y por eso nunca debes permitir nada menos que eso.
Es posible sentir que tu pareja es desleal sin que te engañe o coquetee con alguien. Es posible sentirse traicionado por las decisiones, los actos y las palabras de alguien.
Si el comportamiento de tu pareja siempre te hace sentir decepcionado o inseguro, es posible que no entienda el valor de la lealtad o que simplemente no le importe lo suficiente.
No tiene sentido construir y planificar una vida con alguien que no está dispuesto a poner el mismo empeño que tú porque eso al final se va a acabar o se va a convertir en tóxico.
La verdadera lealtad no puede interrumpirse con una oportunidad repentina. Si eres leal, no dejarás que la debilidad controle tu vida ni la de tu ser querido, y eso es lo más atractivo de ti.
No tener que pensar en la honestidad de alguien es una de las sensaciones más liberadoras del mundo.
Una vez que sientes la paz que nace de la confianza total, es cuando sabes que estás con la persona adecuada.
Te mereces un amor comprometido, fiel y fuerte. No lo esperes de quien ni siquiera está dispuesto a ser totalmente sincero contigo.
No te aferres a personas que te decepcionan constantemente o cruzan tus límites. No confundas lealtad con la forma en que alguien actúa cuando te necesita. En cuanto consiguen lo que quieren, se van.
Sé consciente de tu valor y de lo que aportas. Espera lo que das.
Las relaciones están hechas de compromiso, pero la lealtad es un requisito.
Así es como sabes que el amor es real.