Discutir con tu pareja es perfectamente normal. Pero si experimentas problemas de pareja de forma habitual, es hora de plantearse que quizá estés atrapado en una relación tumultuosa.
Este tipo de relación se caracteriza por discusiones constantes, una grave falta de confianza y un agotamiento total en el que las cosas van de mal en peor.
Si has estado descuidando algunas cuestiones sin resolver e ignorando innumerables señales de alarma, esta es tu oportunidad de llegar al fondo de su relación inestable.
Experimentar agotamiento emocional por culpa de tu pareja es perjudicial para tu salud mental. También es una señal de alarma que requiere hacer los cambios necesarios.
Una relación no debería ser una montaña rusa. Se supone que es un refugio seguro. A pesar de vuestra profunda conexión y de una vida sexual estupenda, nunca ignores las señales de advertencia de que algo no va bien.
Estos son mis consejos sobre relaciones que pretenden ayudarte a descubrir las señales preocupantes y a resolver de una vez por todas tu desordenado romance.
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¿Tiene una relación tumultuosa?
1. Tus peleas nunca se cierran
¿Te encuentras peleando por la misma cosa por millonésima vez? ¿La idea del cierre no es más que un sueño?
Entonces, me temo, estás atrapado en un patrón poco saludable que sólo puede describirse como un romance desordenado.
Las parejas en relaciones tumultuosas siguen teniendo las mismas discusiones debido a su falta de capacidad para encontrar un cierre. Eso contribuye a una mentalidad que te convence de que es normal.
Pero no lo es.
Estás en una montaña rusa que requiere mucho más que simples consejos sobre citas. Tienes que averiguar cuánto tiempo puede durar este ciclo antes de que uno de los dos termine.
Está bien tener peleas, pero también hay que encontrar la manera de ponerles fin de forma sana. Cada asunto sin resolver deja una mella invisible en tu relación que poco a poco va causando estragos en tu mente.
Es sólo cuestión de tiempo que una discusión sin sentido se convierta en una pelea explosiva que acabe con la relación.
2. Utilizas la manipulación para salirte con la tuya
Ni que decir tiene que en una relación sentimental sana no hay lugar para la manipulación.
Pero en tu caso, se ha convertido en la norma. Recurres a las evasivas, a ponerte a la defensiva, a culpabilizar a tu pareja y a manipularla para que todo sea como tú quieres.
Este es un signo clásico de una relación inestable. Cuándo fue la última vez que hablaste con tu pareja y llegaste a un acuerdo?
¿Eres consciente siquiera de que estás recurriendo a medios engañosos para salirte con la tuya? Por desgracia, este tipo de comportamiento suele ser tan habitual que se confunde con la normalidad.
Pero no es así. Nunca deberías tener que jugar a juegos mentales con la persona con la que compartes tu vida.
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3. Eres demasiado pegajoso y dependiente de ellos
Las parejas en relaciones tumultuosas suelen desarrollar un vínculo de dependencia entre sí. Puede ser fácilmente por su parte o incluso viceversa.
Pero no es sano. Tu felicidad nunca debería depender de la de otra persona. Las decisiones de tu vida nunca deben basarse en las opiniones y acciones de otra persona.
Cuando eres demasiado pegajoso y dependes de tu pareja para todo, tus posibilidades de ser desgraciado aumentan exponencialmente.
No importa si tienes 26 o 40 años. Encontrar tu propio terreno es la única forma saludable de avanzar por la vida.
Sí, las opiniones y los sentimientos de tu pareja importan, pero cuando se trata de cómo te sientes tú y tus decisiones, la opinión de nadie debe prevalecer sobre la tuya.
4. Estás emocionalmente aislado de tu pareja
Cuando se está acostumbrado a este tipo de romance, resulta demasiado fácil aislarse de la pareja. La mayoría de las veces ocurre sin querer.
Te distancias emocionalmente para mantenerte alejado de posibles peleas. No compartes tu dolor porque temes que te malinterpreten.
Todo eso conduce gradualmente a un cierre emocional que planta la semilla de la incertidumbre y la duda en tu relación.
Lenta pero inexorablemente, se convierten en dos extraños que siguen encontrando obstáculos insalvables, pero nunca una salida.
¿Y sabes por qué? Porque con el tiempo, dejas de comunicarte sin darte cuenta.
Esto se convierte en una norma tóxica y conduce a un vacío emocional que sigue destrozándote.
¿Se ha preguntado alguna vez cuál es la causa?
5. Un momento feliz te hace olvidar todos los malos momentos
Este es el patrón más común en las relaciones tumultuosas. Como todo es tan incierto e inestable, un momento feliz y tranquilo te da una (falsa) sensación de alivio.
Estás dispuesto a olvidar todo lo malo que ha pasado gracias a un momento de tranquilidad. Es un ejemplo de libro de texto de un romance rocambolesco.
Has puesto el listón tan bajo, que no te cuesta mucho creer que éste es el estándar para un romance feliz. No lo es.
Sí, a veces hay malos momentos, ¡pero nunca deben prevalecer! Las relaciones no se construyen a base de malas rachas.
Se basan en la comunicación, la consideración y el respeto.
Experimentar un momento de felicidad no borra los innumerables caminos pedregosos que te han ido carcomiendo durante un periodo de tiempo significativo.
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6. Hay una sensación constante de miedo e incertidumbre
Nunca estás seguro de tu relación. Cada vez que hay una discusión, tienes miedo de que te dejen.
En este tipo de relaciones, o es un extremo o es el otro, pero no hay término medio.
Si las cosas van bien durante un segundo, estás en la luna y si hay una pequeña pelea, tienes miedo de una ruptura.
Pero, ¿qué ha sido de la felicidad, la estabilidad y la solidez? Tu rocambolesco romance te ha hecho creer que no te lo mereces.
Crees que esto es todo lo que puedes conseguir, y por eso no vas a dejarlo ir pronto. Pero esto es exactamente lo contrario de una relación sana.
Cuando eres feliz, no hay lugar para la duda. Simplemente sabes que tu pareja te cubre las espaldas, y viceversa.
Pero en las historias de amor tumultuoso, uno siempre está al borde del asiento.
¿Por qué? Porque nunca sabes realmente a qué atenerte.
7. Te quejas con tus amigos sobre tu relación
Llegados a este punto, más vale que empiecen a cobrarte. Pero bromas aparte, si tu relación es la causa de tanto drama, buscar ayuda profesional quizá no sea la peor idea.
Los asuntos sin resolver seguirán acumulándose mientras sigas ignorándolos. Tus amigos no pueden ofrecerte una solución satisfactoria, ya que se trata de una decisión interna.
Recurrir a otras personas en lugar de a tu pareja significa que hay una importante falta de confianza y apoyo en tu relación.
Y esas dos cosas son la base de una relación sana.
Tu compañero de vida debería estar al final de esas conversaciones, no tus amigos. Te has preguntado alguna vez por qué no es así?
¿Merece la pena salvar tu romance rocoso?
Si ha marcado la mayoría de las casillas mencionadas, es hora de ver si hay algo que merezca la pena guardar. Estas preguntas te ayudarán a resolver tus dudas.
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1. ¿Qué es lo que realmente te gusta de ellos?
Esta parte te ayudará a evaluar si merece la pena salvar tu relación. ¿Te gusta esta persona?
Y no hablo de lo que pueden hacer por ti. Hablo de quiénes son en el fondo.
No tiene sentido comprometerse con alguien que ni siquiera te gusta. Te gusta quién es y cómo te hace sentir?
Esto es lo primero que debe comprobar antes de seguir adelante.
2. ¿Sigue siendo la persona de la que te enamoraste?
Ahora que ya sabes a qué debe parecerse una relación sana, ¿puedes decir con certeza que sigue siendo la persona que crees destinada a ti?
¿Sigue siendo la misma persona por la que tu corazón se aceleró cuando os conocisteis hace tantos años? ¿Sigue mereciendo tu amor?
Saber cuándo es el momento de seguir adelante y cuándo hay espacio para crecer.
3. ¿Estar con ellos es perjudicial para tu salud?
Es muy sencillo. Si puedes decir sinceramente que discutir con ellos afecta a tu cordura, es hora de volver a establecer prioridades. Las discusiones son para encontrar puntos en común, cerrarlas y seguir adelante.
Pero si cada vez que te enzarzas en una disputa sientes que tu salud mental se resiente, pregúntate qué queda por salvar. Priorízate a ti mismo por encima de una relación que ha seguido su curso. Si no te pones tú primero, ¿quién lo hará?
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4. ¿Con qué frecuencia te sientes miserable en secreto?
Sea sincero. ¿Cuántas veces al día te preguntas cuándo dejará de dolerte? ¿Cuántas veces al día tienes que evitar que las lágrimas caigan por tu cara?
No tienes que ser fuerte todo el tiempo. No pasa nada por admitir la derrota si ya no queda nada por lo que luchar. Sigue adelante si tus días tristes superan a tus días felices.
La vida es demasiado corta para conformarse con una vida amorosa insatisfactoria.
5. ¿Les sigues poniendo excusas?
¿Cuántas veces te has excusado por su comportamiento? ¿Cuántas veces has intentado convencerte de que estás contento con sus acciones?
Tienes que establecer nuevas reglas sobre lo que vale la pena tolerar.
No te obligues a permanecer en una relación que no fomenta el crecimiento personal. No te quedes si estás fingiendo felicidad porque es más fácil que empezar de nuevo.
No sabes de cuánta carga te librarás si te eliges a ti mismo antes que a un romance fallido.
6. 6. ¿Eres feliz?
Todo se reduce a esto. Ni por un segundo creas que no mereces la felicidad. Nunca creas que el amor mediocre es tu destino. ¿Por qué? Porque te mereces todo lo que te atrevas a soñar.
Te mereces ese romanticismo de película y pequeñas sorpresas. Te mereces reír hasta que te duela el estómago.
Mereces paz y tranquilidad. Y sobre todo, te mereces la felicidad. Si no eres feliz, ¿qué sentido tiene?
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El amor es bastante simple...
Son las personas las que lo complican. Estar en una relación tumultuosa puede haberse convertido en tu norma, pero eso no lo convierte en tu destino final.
No te obligues a permanecer en un lugar que frena tu crecimiento. Elige la felicidad frente a las muestras de afecto tóxicas que no dejan de alejarte de ella.
Si estar con tu pareja te produce más tristeza e incertidumbre que felicidad, ¿en qué puedes pensar?
El amor debe elevarte y animarte. Debería mejorarte como ser humano y enseñarte desinterés y perseverancia en tiempos de lucha. Estar en una relación tóxica no puede enseñarte nada de eso.
Estoy a favor de luchar con uñas y dientes cuando la relación merece la pena, pero cuando ya no hay nada que salvar, ¿no deberías contar tus pérdidas y empezar de nuevo?
En el fondo, probablemente ya sepas la respuesta. La única pregunta es: ¿estás preparado para afrontarla?
Véase también: ¿Qué significa PDA y cuál es su importancia en una relación?