Incluso el cielo tiene ahora otro color para mí. Después de que te fueras, cambió y parece que ya no volverá a ser el mismo. Igual que yo.
Era como cualquier otra historia protagonizada por un hombre más enamorado de sí mismo que de una mujer.
Si te lo estabas preguntando, sí, estoy hablando de ti.
Sé que no estoy en el lugar adecuado para decir esto, pero siempre he pensado que los hombres son todos iguales. Tienes que tener mucha suerte para encontrar a ese hombre que te trate como te mereces. Creo que nunca he tenido esa suerte.
Pero te concedo que me hiciste sentir especial. Al principio, siempre estabas ahí para mí, siempre me comprabas regalos caros y, a cambio, recibías toda la atención que necesitabas. Parece una tontería, pero eso era lo único que realmente necesitabas, ¿no?
Estaba tan contenta de conocer por fin a alguien que pusiera algo de empeño en cuidarme, porque siempre era yo la que corría detrás de los demás. No quería que pensaras que estaba necesitada, pero sí que cuidaras de mí cuando no sabía cómo cuidarme.
No me resulta fácil recordar todas esas cosas por las que pasamos. Probablemente porque no quiero recordar. Cada vez se me rompe el corazón.
Debes saber que he estado haciendo todo lo posible para recuperarme de ti. No para olvidarte, ya que no quiero olvidarte. Pero no quiero sentir esta cantidad de dolor cada vez que pienso en ti.
Quiero pensar en mi antiguo yo y en cómo me he transformado en alguien más inteligente y más fuerte. Pero no. Siempre pienso en las cosas que me dijiste, en cómo me hiciste sentir insegura y en todas esas veces que intentaste convencerme de que no valía nada.
Esos recuerdos no me ayudan a superarte. Ni siquiera en lo más mínimo.
Supongo que no puedes recordar nada. No es como si yo significara algo para ti. ¿Puedes siquiera recordar mi voz? Puedo recordar tu voz, tu tacto, tu olor. Todo. Es como veneno en mis venas. Matándome suavemente.
De alguna manera, hasta puedo creer que te harías el tonto si te pidiera que me explicaras por qué hiciste todas esas cosas que hiciste.
¿Por qué te liaste con mi amiga sabiendo que te pillaría? ¿Por qué me abofeteabas cada vez que no quería hacer algo? ¿Por qué era tan inútil para ti?
Supongo que esas cosas ya no importan.
Los flashbacks siguen ahí, en el fondo de mi cabeza, por si te lo estabas preguntando. Son la verdadera razón por la que estoy tan asustada de volver a amar.
Me recuerdan, cada minuto de cada día, que la persona que yo creía que era mi único y verdadero amor, era en realidad un gran cabrón sin nada mejor que hacer que burlarse de la única mujer que siempre estuvo a su lado.
Esos flashbacks no dejan de preguntarme: ¿existe el amor?
Tal vez incluso lo hace, pero no estoy preparado enamorarse de nuevo. Me asustan las palabras, me asusta el contacto físico, me asustan las emociones.
Todas esas cosas me hicieron pasar por tanto dolor que no sé cómo volver a confiar en nadie.
Y todo gracias a ti.
¿Lo sientes? ¿Sólo un poquito?
No es que pueda cambiar nada, pero decirme que lo sientes significaría que tienes el valor suficiente para disculparte y significaría que no eres tan gilipollas.
ISignificaría que no cometí tanto error, sólo aprendí una lección.
Lo siento por todas las chicas que conocerás y seducirás con tu encanto. Lo siento por todas las chicas que han experimentado esto también.
Nunca hubiera creído que el amor pudiera doler tanto. Probablemente ni siquiera era amor. Si duele, no es amor.
Tal vez un día encuentre la fuerza para salir y encontrar a alguien digno de amar y alguien que piense en mí como alguien digno de amor.
Pero por ahora, estoy demasiado roto para eso. Me rompiste hasta el punto de no saber cómo recomponerme.