Pensaste que habías encontrado a tu amor eterno. Era el único hombre al que habías amado.
Tu amor por él era puro y profundo como un océano. Tus sentimientos eran sinceros y fuertes.
Pensaste que tu amor era único y que no amarías a nadie tanto como a él.
Por desgracia, no pudiste ver el otro lado de esa historia de amor. Tu amor te cegó.
Hiciste la vista gorda a sus defectos fatales y al hecho de que no era el adecuado para ti.
En realidad, te enamoraste de la versión de él que creaste en tu cabeza. La realidad era tan diferente, desordenada y mala.
Después de algún tiempo, te diste cuenta de que tu amor sincero no te dejaba ver al verdadero él, al hombre que daba por sentado tu amor.
El hombre que no te merecía. El hombre que no derramaría una sola lágrima por ti. El hombre que sólo utilizó tu ingenuidad y tu amor sincero.
Siempre encontrabas excusas para su comportamiento. Justificabas todo lo que te hacía porque pensabas que simplemente tenía un mal día.
Tenías miedo de decir lo que te molestaba porque te hacía creer que tu opinión era errónea.
No querías enfrentarte a sus críticas ni pedirle cosas que necesitabas porque temías su rechazo o que te dejara.
Esperabas que cambiara. Rezabas todos los días para que llegara ese momento. Y nunca sucedió.
Deberías saber que no puedes cambiar a un hombre que nunca quiso cambiar.
Tu alma estaba agotada. El daño que su supuesto "amor" dejó en tu alma era casi irreparable.
Inmediatamente supo que curarse de todo aquello sería una de las tareas más difíciles que tendría que hacer.
Tu único error fue creer en un amor que no existía. Oh, lo siento, existía, pero sólo en tu lado.
Y eso lo hace aún peor. Un amor unilateral es el mayor dolor que una persona puede sentir.
Un día, te despertaste y por fin te diste cuenta de que él no valía la pena y eso te hizo sentir preparada para todo lo que se avecinaba.
Su traición fue la gota que colmó el vaso la espalda del camello. Decidiste que ya era suficiente, que no podías aguantarle más.
Arruinó tu autoestima. Cuando lo dejaste, comprendiste que ya no había nadie que te estorbara.
Querías trabajar en ti mismo. Demostrar tu valía a ti mismo y al resto del mundo.
Has llegado a la conclusión de que el amor no basta, sobre todo si es unilateral. Una relación sana necesita mucho más que amor.
Necesitas nutrirlo cada día para que perdure. Necesita todo lo que el hombre nunca fue capaz de darle.
Para encontrar la verdadera felicidad, tenías que tomar la decisión correcta: dejarlo ir. Dejarlo ir y seguir adelante.
No te voy a mentir. Siempre duele. Ahora tu corazón se romperá en pedazos.
Pensarás que nunca sanar completamente o ser capaz de encontrar un nuevo amor.
Dejarlo fue una de las decisiones más valientes que jamás tomarás. Créeme y no te rindas.
Recogerás todos los pedazos rotos de tu corazón y los pegarás de nuevo. Reunirás la fuerza para seguir adelante.
Sobrevivirás y todo será sólo un mal sueño para ti. Un sueño que dejaste donde pertenece, en el pasado.
Te marcarás nuevos objetivos y sueños. Y cada día trabajarás para hacerlos realidad y ser una mejor versión de ti mismo.
Date tiempo para sanar. Conocerás a la persona que te amará como te mereces. Ya sabes, de la forma en que lo amaste.
Intenta encontrar la fuerza en tu dolor. Intenta recomponerte y descubrirás que eres más fuerte de lo que eras antes.
Estaba destinado a formar parte de tu viaje pero, obviamente, no estaba destinado a quedarse hasta el final.
Es hora de que vuelvas a ser feliz y eso es por qué debe seguir adelante. Cierra ese capítulo. No dejes que una mala experiencia te haga tener miedo de vivir tu vida.
Dios nos manda algunas personas como bendición a nuestra vida pero también nos manda algunas personas para enseñarnos una lección. El fue tu leccion PERO tu encontraras tu bendicion un dia.