No hay nada peor ni más doloroso que la persona que conocías mejor se convierta poco a poco en alguien que solías conocer. No hay nada peor que mirar a alguien con quien conectaste en tantos niveles y no reconocerlo más.
No hay nada peor que amar a alguien pero tener que déjalo ir. Y esto es lo que siento por ti y por nosotros ahora.
Sinceramente, no sé qué nos pasó. Éramos almas gemelas, nos entendíamos con una simple mirada, tú me cubrías las espaldas y yo las tuyas siempre.
Ni siquiera tuve que pensar dos veces lo que significaba para ti, sabía que yo era tu mundo, como yo sabía que tú eras el mío.
Antes me respetabas mucho más. Yo era tu prioridad y pasara lo que pasara, siempre te ponías de mi lado.
Nunca permitiste que nadie hablara mal a mis espaldas. Confiabas mucho más en mí, me querías mucho más y me apreciabas mucho más que ahora.
Éramos compañeros. Lo compartíamos todo y no hubo una sola lucha que no superáramos juntos.
Solía quedarme despierta por la noche y dar gracias a Dios por enviarte a mi camino. Eras el sueño de toda mujer.
Y esperaba que siguiéramos así hasta el final de nuestras vidas. Sólo tú podías hacerme sentir como si fuera la única mujer de este mundo y, sinceramente, nadie más me hacía sentir como tú, ni ahora ni nunca.
Pero, poco a poco, nuestro cuento de hadas empezó a desvanecerse. Nos parecíamos más a esas parejas desdichadas que ya llevaban toda la vida juntas y que simplemente estaban hartas la una de la otra.
Y eso es exactamente lo que pasó. Nos hartamos el uno del otro. Empezamos a darnos por sentados.
Ya no te importaba impresionarme. Ya no te importaba si yo era feliz o desgraciada. Prefieres pasar tu tiempo con otra persona, mientras que en el otro lado yo daría lo que fuera por tenerte a mi lado, tan feliz y tan comprometido conmigo como solías estar.
Ya no te ríes de mis bromas. Nada de lo que hago te basta. Las cosas que antes te divertían de mí ya no despiertan en ti ningún tipo de emoción. No importa lo que haga, no puedo hacer que vuelvas a ser la de antes.
Y hablando con franqueza, vivir con este nuevo tú es como vivir con un compañero de piso que no te gusta. Hacéis todas las tareas juntos, pero os evitáis y odiáis la presencia del otro.
Me pregunto, ¿dónde quedó ese deseo ardiente que sentíamos el uno por el otro?
No me malinterpretes, todavía te quiero. Cuando estás cerca de mí sólo quiero pasarte la mano por el pelo. Sólo quiero que me cojas en tus brazos y me abraces.
Todavía anhelo tus labios apretados contra los míos. Aún daría mi vida por ti.
El único futuro que veo es contigo. Y quiero estar a tu lado sin importar lo miserable que me sienta. Pero creo que ambos merecemos más que esto.
Mira, todavía te quiero pero ya no me gustas. No me gusta esta persona en la que te has convertido. No me gusta este hombre que no me ve.
No me gusta este hombre que me da por sentada. No me gusta este hombre que elige a todos los demás por encima de mí. No me gusta este hombre que me está haciendo sentir que ya no soy amado o querido.
Ambos somos miserables en esta relación y por eso necesito dejarte ir.
Necesito dejarte ir por el bien de nuestro pasado. Por el bien de todos esos bellos momentos, por el bien de nuestro amor. No quiero quedarme mucho tiempo esperando a que todos y cada uno de los momentos bonitos que tuvimos sean sustituidos por esos momentos feos.
No quiero olvidar lo que tuvimos. Pero no puedes pretender que te deje vivir de la gloria de días pasados. Sé lo capaz de amarte que eres y por eso no me conformo con esto, con lo que me estás dando ahora.
Aferrarnos no nos trae nada bueno. Alguien tiene que ser lo suficientemente valiente como para decir adiós y sacarnos de este vórtice de toxicidad en el que hemos caído. Bien podría ser yo.
Cuando vuelvas a encontrarte, te estaré esperando.
Esto no es una despedida así que por favor no lo veas así. Es sólo un pequeño "vamos a ponernos al día más tarde". Encuentra la manera de volver a mí cuando seas una mejor versión de ti mismo y yo estaré esperando a que vuelvas a mí cuando yo sea una mejor versión de mí mismo.
Cuando empiezas a dar por sentada a tu pareja y no hay nada más que no hayáis hecho ya, entonces hay una última cosa que intentar. Muéstrale cómo serían vuestras vidas el uno sin el otro. Y eso es exactamente lo que estoy haciendo ahora.
Me alejo y te dejo ir. Me estoy distanciando de ti ya que no me quedan otras opciones.
Si te importo, despertarás igual que yo. Si todavía me quieres, volverás a buscarme. Y te prometo que estaré ahí para cogerte la mano.
Encuéntrame de nuevo cuando eres el mismo hombre del que me enamoré. Porque quien eres ahora no es ni alguien a quien reconozca ni alguien con quien quiera pasar mi vida.