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10 señales de que no es tu cuerpo, sino tu alma la que está cansada

10 Señales de que no es tu cuerpo, sino tu alma la que está cansada

A menudo confundimos las señales de sentirnos agotados, somnolientos todo el tiempo y desorientados con la necesidad de descansar.

Pensamos que es nuestro cuerpo el que está cansado, e intentamos curarnos yendo al gimnasio o tomando algún suplemento que nos ayude a volver a la vida.

Pero olvidamos que estar cansados no tiene por qué significar que estemos agotados físicamente. Nuestra alma también puede cansarse. Aunque no seamos capaces de verlo, no significa que no exista.

Nuestras almas tienen la misma capacidad de sobrecargarse con emociones negativas y estrés.

Y cuando eso ocurre, el alma necesita tiempo para repararse, como cualquier parte rota del cuerpo.

Nunca debes ignorar las señales que te advierten de tu alma cansada, y aquí te explicamos cómo reconocerlas.

10 señales de que tu alma está cansada y necesita curación

Todo lo que quieres hacer es descansar

Te cuesta levantarte por la mañana aunque hayas dormido lo suficiente. Tu único deseo es quedarte en la cama y descansar todo el día porque te sientes agotado.

No lo confundas con el cansancio físico porque significa que a tu cuerpo le falta energía, y es tu alma la que está cansada.

Tampoco te interesan ya las actividades que antes te gustaban y por eso no estás dispuesto a hacer nada que no esté relacionado con el descanso.

La falta de energía que sientes te impide hacer nada.

Te sientes desorientado

Incluso cuando encuentras fuerzas para levantarte de la cama, enseguida empiezas a sentirte desorientado.

A veces te olvidas de hacer cosas que alguien te pide o vas a por algo sólo para darte cuenta de que has olvidado lo que querías en primer lugar.

La sensación de desorientación es abrumadora, y te cuesta concentrarte en cualquier cosa que estés haciendo.

Eres extremadamente emocional

Sientes que o estás supertriste o superfeliz, y aquí no existe ninguna zona gris. Te cuesta digerir tus emociones y sientes que no las controlas.

Las cosas más triviales pueden alterarte fácilmente y también levantarte.

Sientes que te ahogas en tu propio cuerpo, y nada puede salvarte de la sensación de impotencia.

Te sientes solo todo el tiempo

Incluso cuando estás entre otras personas, sigues sintiéndote solo. Simplemente no puedes dedicarte a conversar como solías hacer antes.

El sentimiento de soledad permanece omnipresente digas lo que digas o hagas lo que hagas.

Y por eso a veces evitas salir con la gente, porque estas reuniones sólo te hacen sentir peor. Piensas que la mejor opción es irte a dormir, y esperar a que todo pase.

Se siente agotado físicamente

Esta es la más confusa.

Cuando nuestras almas están cansadas, también sufrimos algunas afecciones físicas, pero esto no tiene por qué significar que tengamos que curar nuestros cuerpos en lugar de nuestras almas.

Cuando tu alma está cansada, te sentirás agotado físicamente porque estás falto de energía, y esto influye en el funcionamiento de tu organismo.

Sentirás que te has sobrecargado físicamente aunque no hayas hecho nada.

Siempre estás en alerta máxima

Te encuentras dándole demasiadas vueltas a todo y, mires donde mires, sólo ves consecuencias de posibles acciones.

Siempre estás en alerta máxima y temes lo que pueda pasar.

Te resulta imposible relajarte y disfrutar del cine o de algo que te guste hacer porque estás demasiado estresado por todo.

Quieres huir de todo

Sientes que quieres hacer las maletas e irte lo más lejos posible hacia lo desconocido.

No estás satisfecho con nada de lo que ocurre en tu vida, y no estás satisfecho contigo mismo.

Crees que la felicidad está muy lejos de ti y que, hagas lo que hagas, nada cambiará.

Te esfuerzas por encontrar razones para levantarte por la mañana y hacer todas las tareas o ir a tu trabajo.

No te interesa ayudar a los demás

Cuando ves que alguien necesita tu ayuda, no te molestas en ayudarle, no porque no quieras, sino porque sientes que tú también la necesitas.

A veces te sientes tan indiferente ante el sufrimiento ajeno que ya no te reconoces.

Te resulta muy difícil comprender sus deseos y anhelos porque estás demasiado ocupado en salvarte a ti mismo.

No puedes olvidar el pasado

Te encuentras viviendo en el pasado o soñando despierto con algunos acontecimientos de tu pasado. No puedes concentrarte en el presente y en las cosas que estás haciendo.

Tal vez hayas pasado por una ruptura u otro acontecimiento que te dejó emocionalmente marcado, y por eso te sientes incapaz de dejarlo atrás.

Sigues buscando respuestas y razones de por qué sucedió algo porque no puedes aceptar las cosas como son.

No puedes dejar ir los que te decepcionaron o te hicieron daño porque quieres que se disculpen o te expliquen por qué lo hicieron.

No te sientes querido

Nada ni nadie puede hacerte sentir querido porque no estás en contacto con tus emociones.

No entiendes lo que ocurre a tu alrededor e incluso si alguien te está mostrando afecto, no serás capaz de reconocerlo.

Y por eso te sientes sola y como si nadie fuera capaz de entender por lo que estás pasando.

Aunque el amor parezca estar a kilómetros de distancia de ti y del estado en el que te encuentras, no pierdas la esperanza en los días mejores que están por llegar porque llegarán.