1. Tu autoestima ha vuelto. ¡Has vuelto, cariño! No te sientes solo y no te cuestionas cada cosa que haces.
Tus pensamientos están en el lugar correcto. Vuelves a sentirte tú mismo. No hay pánico ni ansiedad.
2. Sientes que eres libre. Puedes estar todavía un poco triste y tal vez perdido.
Pero el sentimiento general que te consume por debajo de todo lo demás es la sensación de libertad. Sabes que has recuperado tu antigua vida.
3. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que te dedicaste tiempo a ti mismo. Cuando rompes con alguien, te levantas y te reinventas.
Intentas encontrar ese algo dentro de ti que has perdido. Y entonces te das cuenta de que ha pasado una eternidad desde la última vez que hiciste algo bonito por ti.
4. Sientes paz cuando estás solo. Claro que no todo es tan agradable todo el tiempo. La soledad es una carga muy pesada, pero a veces sientes que has encontrado la paz.
Te sientes solo porque aún estás herido, y la herida aún está fresca. Pero esos momentos en los que te sientes feliz por estar solo son como te sientes en realidad cuando te quitas la tristeza.
5. Sabes exactamente lo que quieres y hacia dónde te diriges. Tienes posibilidades ilimitadas guardadas para el futuro.
Tienes un objetivo claro, y sabes que nadie puede meterse con él; nadie puede impedir que consigas lo que quieres.
6. No tienes que comprometerte si no quieres. Puedes ver los programas de televisión que te gusten. Puedes comer lo que quieras.
Hay muchas cosas que estaban fuera de tu alcance cuando tenías pareja y que ahora están disponibles. Pero lo más importante es que esas cosas te hagan feliz.
7. Te ríes como hacía tiempo que no te reías. La risa cura el alma, pero mientras estabas en una relación, no te reías tanto.
Las risas fueron sustituidas por discusiones y gritos. Ahora que vuelves a reír, te das cuenta de cuánto lo has echado de menos.
8. La idea de volver a estar juntos te da pánico. Cuando rompes, hay momentos de debilidad en los que empiezas a pensar ¿cómo sería si siguierais juntos?
A primera vista, eso parece mucho más fácil que pasar por el dolor que sientes. Pero cuando realmente empiezas a pensar en ello, te entra el pánico porque recuerdas todo lo malo que ha pasado.
Ya está. Ahora sabes que romper es lo mejor.
9. Disfrutas de tu propia compañía. No necesitas gente a tu alrededor para ser feliz y sentirte bien.
Antes necesitabas a alguien a tu alrededor para disfrutar. Ahora prefieres tomarte un café tú solo que soportar la presencia innecesaria de otra persona.
10. Estás aprendiendo a hacer cosas que sabes que no habrías aprendido si te hubieras quedado en esa relación.
Estás aprendiendo a consolarte porque no tienes a nadie a tu lado que te haga sentir mejor. Estás aprendiendo a ser feliz sin un hombre en tu vida. Estás aprendiendo a estar sola y a que te encante.
11. No tienes miedo al cambio. Eres consciente de que es mucho mejor tener miedo al futuro y sentir un poco de incomodidad porque sabes que estás creciendo que sentirte cómodo quedándote en el mismo sitio.
12. Has recuperado tu propia identidad. Cuando estabas en una relación, la gente te veía como parte de otra persona.
Eres tu propia persona, con sus propios intereses y su propia personalidad. Ahora tienes todo eso de vuelta, y nunca volverás a renunciar a ello.